En la misma semana, las marchas contra el Gobierno acapararon todas las miradas y no así la manifestación de los trabajadores de la salud. Ya son 65 los médicos, enfermeros y técnicos muertos por Covid.
Las concentraciones del último lunes a favor de consignas etéreas como la libertad y la república, en defensa de la propiedad privada y en rechazo a la reforma judicial, allanaron el eje del debate público de la semana. Los grandes medios de comunicación eligieron dar al tema amplia cobertura y no así a las manifestaciones que el jueves protagonizaron trabajadores de la salud en 16 provincias y la ciudad de Buenos Aires. “La ubicación de la cámara, más que un problema político, es un problema moral”, parafraseó Alejandro Dolina al cineasta Ingman Bergman, reflexionando al respecto en una entrevista con Luis Novaresio.
Desde Zúrich, Suiza, Mauricio Macri buscó capitalizar el descontento con el gobierno de Alberto Fernández. En un tuit, felicitó las protestas del lunes y volvió a tensar, de esta manera, su alianza partidaria. Porque el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, ambos pertenecientes a Juntos por el Cambio, habían desalentado las aglomeraciones que facilitan una mayor circulación del virus. Rodríguez Larreta y Morales transitan por estas horas la delgada cornisa que puede empujar a sus distritos al colapso sanitario.
La Argentina acumula más de 6500 muertos y 320.000 infectados por Covid. El 1% de los fallecidos (65) y el 6.25% (20.000) de los contagiados son trabajadores de hospitales. Con estos números, la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (FeSProSa) buscó alertar a la sociedad sobre el agotamiento del personal que trabaja sin licencias y, en muchos distritos, con salarios congelados desde el inicio de la pandemia.
“El contagio de cada uno de nosotros, desafecta del servicio a otros cuatro compañeros, en promedio”, relata a Al Margen Rodolfo Arrechea, referente nacional de los trabajadores de la salud de ATE. “Una cama que se ocupa demora 20 días en desocuparse. Esto genera mucha tensión, porque es latente el temor a un colapso”, dice.
La velocidad de circulación del coronavirus no da tregua. El gobierno de Jujuy pasó de ofrecer los estadios de la provincia para el regreso del fútbol argentino, a sufrir la ocupación de camas de terapia intensiva en un 93%. En los hospitales de agudos como el Durand y el Pena, de Buenos Aires, prácticamente todas las camas están ocupadas.
“Hay dos Argentina: la que entrega todo en los hospitales y la negacionista, la que naturaliza el virus, la que sentimos que nos cachetea”, dice Arrechea. “Nos indigna cuando se convoca a marchas como las del 17 de agosto, en nombre de no sabemos qué, contra una cuarentena que ya no existe”.
Una de las medidas solicitadas por ATE al Gobierno nacional, es la rotación de la mitad del personal de salud. Una resolución de cumplimiento obligatorio que garantizará, según el gremio, menor nivel de contagio y el descanso de los trabajadores. Varios establecimientos ya comenzaron a implementarla.
La jornada impulsada el jueves por FeSProSa tuvo su réplica en la mayoría de las provincias patagónicas. En Neuquén, los profesionales de la salud ofrecieron una conferencia de prensa. La secretaria gremial del sindicato SiProSaPuNe, Noemí Alemani, denunció que su convenio colectivo facilita extensas jornadas laborales, y fue muy crítica de las convocatorias masivas.
“El derecho a opinar está abierto. Pero en algunos momentos, su ejercicio constituye un acto de irresponsabilidad. Este tipo de concentraciones no ayudan, como tampoco que la gente vaya a fiestas”, dijo.
En Chubut, los trabajadores del Estado cargan con un conflicto laboral sin precedentes. A los profesionales de la salud pública se les adeudan dos meses de salario, aguinaldo, retroactivos, cláusula gatillo y recategorizaciones. Las condiciones extremas los empujaron a realizar un paro de 72 horas durante esta semana, con movilizaciones en Trelew, Puerto Madryn y Rawson.
“Resulta paradójico criticar las marchas del 17 de agosto, cuando uno también se moviliza. En todo caso, habría que analizar si son movilizaciones necesarias”, dice Carlos Sepúlveda, secretario general del sindicato SiSaP. “Con todo el respeto de los que reclamaron, me hacen ruido ciertas caras y personajes del gobierno anterior que ahora aparecen haciendo facha”.
Por Pablo Bassi
Foto portada: Euge Neme
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen