Así como el acceso a la tierra es condición para pensar la soberanía alimentaria, un entorno propicio es requisito para favorecer una lactancia deseada. La falta de políticas públicas se traduce en despojos de los territorios/cuerpos que impiden la propia producción de alimentos generando clientes para las corporaciones de la agroindustria. ¿Cómo hacer para que la lactancia no sea un privilegio de pocxs sino un derecho para todxs? En la semana mundial de la lactancia conversamos con las especialistas Verónica Garea y Alejandra Mercado.
– “Apoye la lactancia por un planeta más saludable” es el lema para celebrar la semana de la lactancia. ¿En qué medidas la lactancia favorece al cuidado del medio ambiente?
-Verónica: La alimentación impacta sobre el planeta, esto está en discusión desde hace mucho tiempo, el tema es que la alimentación infantil suele quedar afuera y es un negocio enorme (fórmulas, papillas). Para que se den una idea esta industria mueve más volumen de dinero que Coca-Cola. Si miramos la fórmula en tanto alimento: está ultra procesado, es leche de vaca tratada térmicamente para desnaturalizar proteínas que él bebé no puede digerir -el ternero sí-, deshidratada, empaquetada y transportada. Y si pensamos estos alimentos en términos de impacto ambiental -teniendo en cuenta el uso del agua, el transporte, la huella de carbono, las consecuencias en ambos casos son muy negativas.
-Alejandra: La cría intensiva de ganado impacta en el calentamiento global no sólo por la eliminación del gas metano sino por la deforestación para alimentar a las vacas, que nunca pasan hambre. La deforestación produce el éxodo de especies de fauna autóctona que trae como consecuencia pestes como el dengue, el zika, chikungunya, o pandemias como el sars. Además un kilo de leche de fórmula de inicio produce cuatro kilos de dióxido de carbono, que equivale a una tonelada de basura. Para que se pueda secuestrar ese carbono se necesitan setenta y cinco millones de árboles de diez años de edad. Además se utilizan 4700 litros de agua para sacarle el agua a la leche y transformarla en un kilo de leche en polvo. La lactancia no ensucia, no genera gastos, no consume agua más que la que consume la mamá.
-Si consideramos que la lactancia impacta en el medio ambiente: ¿cómo hacemos para que esa responsabilidad no recaiga exclusivamente en las personas que amamantan?
-Verónica: La idea de un planeta saludable incluye a la gente. Hablamos de un planeta que sea habitable para todas las personas inclusive para aquellas que deciden amamantar. El problema es que hoy en día es muy difícil amamantar. Es por eso que a veces la promoción de la lactancia le pasa por encima con pincelada gruesa a algunos aspectos que hacen ruido desde el feminismo, desde una perspectiva de género y de derechos. La lactancia atraviesa los cuerpos de las mujeres, hay que discutirla desde ese lugar. Porque claramente es trabajo no remunerado, es producción de alimento que no se considera en los cálculos de la economía. es un montón de dedicación por parte de mujeres que terminan siendo los sostenes invisibles del sistema. Hablemos de sustentabilidad tanto desde el punto de vista ambiental como de la lactancia humana -en caso de que sea una elección, porque las mujeres tienen derecho a elegir qué es lo que hacen con su cuerpo-.
-Alejandra: La sociedad no acompaña la lactancia y amamantar es prácticamente un acto revolucionario. En Argentina no hay leyes que te apoyen. La OMS recomienda 6 meses de lactancia exclusiva y una persona que tiene une hije tiene que volver a trabajar a los 45 días. En 7 provincias de 24 hay licencia de 6 meses, en Neuquén son 4 meses. Por ejemplo, en Noruega se reconoce hasta 2 años de licencia, con el 75% del sueldo a partir de los 6 meses. En este país la lactancia tiene un valor que entra dentro del PBI.
-Una parte del feminismo considera que la lactancia refuerza los roles asignados a las mujeres por el patriarcado (la maternidad como un instrumento de control del cuerpo de las mujeres). ¿Otra versión del feminismo lucha por recuperar la maternidad como proyecto emancipador? ¿Cuál es su postura?
-Verónica: Yo reivindico la crianza como proyecto emancipador. La crianza es una actividad fundamental para la sociedad, si no criamos el sistema no se sostiene y claramente el trabajo de crianza es plusvalía pura. Creo en los sistemas colectivos de crianza con instituciones respetuosas de las niñeces y con un estado que sostenga a través de licencias pagas, de subsidios, de ingresos que tengan que ver con la lactancia y la crianza, para que puedan dar a las personas la libertad de elegir. Si para vos la maternidad es una propuesta emancipadora, y lo querés ejercer individualmente, tenés que tener la posibilidad de hacerlo. Si no es lo que querés, tenés que tener una opción para encontrar otros sistemas alternativos para tu familia.
-Alejandra: La antropóloga Ester Massó habla de revolución y lactivismo, de pensar la lactancia como un derecho para la madre y para el niñe y luchar por los 6 meses de lactancia exclusiva con licencia, por tu salud, la de tu hije y por la salud del planeta. Considero que la postura que piensa la crianza como una carga es una posición machista y patriarcal que equipara la lactancia con las tareas domésticas.
-La agroindustria de los alimentos condiciona el modelo alimentario de adultxs y de las infancias ¿Se puede pensar la lactancia en términos de soberanía alimentaria?
-Verónica: Se habla de soberanía alimentaria a nivel de comunidades, pueblos o estados. Está claro que si vos tenés acceso a un alimento, que no te hace depender del mercado y es de calidad y deseable, eso te da una soberanía alimentaria. La lactancia es absolutamente anticapitalista en tanto y en cuanto se la reconozca como una actividad que tiene valor. Sino termina siendo subsidiaria del capitalismo. Pero estas declaraciones en el vacío, descorporalizadas de las personas que amamantan son un poco peligrosas. Es importante no perder de vista que esto implica el compromiso, el trabajo, la inversión de un cuerpo que se va a poner a disposición para el cuidado de un otrx.
-Alejandra: La lactancia es un alimento soberano porque es producido por la propia madre, especialmente, para su hije. Se trata de producir tu propio alimento, de tus propias manos, de la propia semilla a la mesa, sin depender del mercado ni que esté predeterminado por la agroindustria. Esta industria no respeta el código de comercialización de sustitutos de la leche humana: en sus productos no se inscribe la leyenda que da cuenta de los beneficios de la lactancia materna y las posibles contraindicaciones de dar una leche de fórmula. Existen vínculos entre las grandes multinacionales y los agentes sanitarios y son estas mismas corporaciones las que financian muchos de los congresos médicos. En el último congreso de lactancia se insistió en que Nestlé no esté presente. Frente a la comida en lata o ultra procesada, la lactancia es lo más soberano que hay en alimentación infantil.
*Verónica Garea: Ingeniera Nuclear. Doctora en Física de la Ingeniería. (Bariloche)
*Alejandra Mercado: Especialista en Medicina Familiar, Medicina Social y Comunitaria y Lactancia Materna. (Neuquén)
Por Mayra Siegman y Verónica Battaglia
Equipo de Comunicación popular Colectivo al Margen