El nombramiento de Eliana Navarro al frente del Fondo Editorial Rionegrino (FER) llegó como una bocanada de aire en medio del complejo contexto de estos días. La noticia augura un renovado impulso en pos de asir las herramientas necesarias para la difusión, promoción y producción de la literatura rionegrina.
Con una larga trayectoria en el ambiente literario, donde se destaca, entre otros, su rol central en el impulso y la coordinación de la Editora Municipal Bariloche (EMB), además de su desempeño en la gestión y promoción cultural, la escritora y poeta Eliana Navarro fue puesta en funciones para los próximos cuatro años tras haber cumplido con el concurso público y abierto de antecedentes y oposición, previsto para ocupar el puesto.
“Que se abra este espacio en este momento tan difícil y que la provincia haya arbitrado la posibilidad de consumar este concurso es algo para celebrar”, dice Eliana. Había presentado el proyecto de gestión en los primeros meses del 2020 y viajado a Viedma en marzo para defenderlo ante el jurado. Días más tarde el mundo se dio vuelta y hacia adelante el futuro se volvió incierto. “Justo después de defender el proyecto empezó la cuarentena y las cosas cambiaron completamente, por eso llegar a esta instancia, que me hayan llamado y que la gobernadora haya firmado mi nombramiento es importante: está la urgencia pero también hay otra necesidad cultural que es parte de nuestro desarrollo y que es necesaria. A mí me toca la literatura, pero vale para cualquier otro tipo de desarrollo cultural”.
– ¿Cómo afectaron los sucesos que se desataron en tu proyecto original?
-En estos cuatro meses de cuarentena nos tuvimos que replantear prácticamente todas nuestras pautas de vida, los hábitos, las formas de relacionarnos, los vínculos con los espacios, con la gente, con la comunicación, los tiempos. Muchas dimensiones de la misma cosa. Entonces, tengo mucho deseo de llevar a cabo mi proyecto, pero estamos atravesados por una realidad que me hizo repensar varios aspectos.
– ¿Cuáles son algunos de ellos?
-Me interesa que el libro siga circulando, pero también es cierto que los formatos de lectura cambiaron, que es necesario que circule la palabra escrita de los escritores rionegrinos de otras maneras posibles. En ese sentido, si bien había una pata muy grande que tenía que ver con la digitalización de los contenidos y demás, me parece fundamental reforzarla en este contexto. Para mí hay tres grandes aspectos que están vinculados, que se interrelacionan, dependen uno del otro y se retroalimentan: la difusión, la producción de contenido y la promoción. En esa promoción yo veo proyectos de formación, de estimulo, de desarrollo de la actividad, del oficio del escritor y, muy vinculado con eso, la promoción de la lectura.
Con voz entusiasta Eliana Navarro señala el rol central del FER como promotor de la literatura y el desarrollo de la edición de diversos escritores rionegrinos, pero también de la importancia de “anclar esos contenidos y vincularlos con la comunidad”. Se suma también, entre las aristas que tiene en mente, la necesidad de promover la formación en términos de literatura creativa. “Es muy importante vincular a los escritores que recién están empezando con los que tienen un recorrido y que encuentren sus propios caminos, promover ese desarrollo a través de becas y otras herramientas.
-Tenés un largo andar: qué observas de lo que ocurre regionalmente en cuanto a la producción literaria, algunas características.
-La Patagonia es muy rica en termino de escritores y escritoras, poetas, y está muy interconectada. Tengo la suerte de pertenecer a una generación con la cual nos conocimos hace ya unos cuantos años, y nos fuimos formando juntos, creciendo y entramándonos cada vez más. Hay una intensa actividad artística literaria en la región. La gente que escribe, que está en actividad y que publica está. Siempre lo digo: la cultura nos precede al Estado, a las instituciones, y si el Estado no está, los escritores, los libros, van a seguir estando.
-Pero es importante como herramienta…
-Yo lo asumo así, como una responsabilidad del Estado respecto a producir políticas que estimulen, desarrollen y promuevan toda la actividad. Es un deber. A lo escritores les toca eso: el dejar huella, testimonio de nuestro paso por el mundo. Dentro de 20 años alguien va a recurrir a lo que se haya escrito en este tiempo para saber qué nos pasó. Y el Estado lo que hace es justamente materializar esas obras para que queden y sean parte del patrimonio, para que se difundan. Un nexo entre quienes producen y quienes están ahí, ávidos de contenido.
– Se suma la pata de articulación para llegar al lector, para que ese material circule.
-El trabajo del FER que yo me imagino es articulando con las instituciones que están, como educación, para que esos contenidos lleguen a las escuelas, por ejemplo, que los chicos accedan a esos materiales, porque son lectores y a su vez potenciales escritores y conocedores de su propia realidad. Está buenísimo trabajar con materiales universales y nacionales, pero el plus de trabajar con materiales que se producen en tu propia provincia también da cuenta de esa apropiación. Por ese lado viene la difusión y también por el lado de la promoción de la lectura: ir a cada rincón posible a trasmitir la pasión por los libros: las ganas de leer, la curiosidad, los chicos la tienen, es cuestión de encontrar esos conectores, que a veces es un bibliotecario, otras un maestro. Desde el FER me imagino eso: encontrar esos promotores claves en cada espacio donde esté la comunidad, sobre todo con los jóvenes y los niños, que es donde hay que centrarse más.
-Hay muchas veces esta idea de que cada vez se lee menos… sin embargo, también muy buenas experiencias, como la Fiesta de la Palabra que muestra otra cosa.
-Las semillas uno las siembra, y no sabes qué va a pasar. He recibido devoluciones de alumnos de talleres, después de mucho tiempo, relacionando cosas que vimos, un cuento, una historia. Cada uno tiene su experiencia de lectura. En la Fiesta de la Palabra siempre tenemos un lema, un disparador, que funciona como excusa para generar las actividades en la ciudad. Uno fue la pregunta “¿quién soy?” Y largamos con ese un concurso de cuentos para chicos del secundario. La respuesta fue increíble, con unos cuentos maravillosos, y nos pasó lo mismo con otro lema: “Sin señal reconectando”. Entonces ves que los chicos están ahí y tiene ganas de escribir, solamente hay que posar la mirada en ellos y ver qué les está pasando. La Fiesta de la Palabra genera un gran encuentro con la comunidad, ir a cada barrio, proponer participar, que se enganchen, después ir a verlos. Y se ve un gran entusiasmo con esto de ser leídos, escuchados. Me parece que la gente está ahí, la palabra y las herramientas también, entonces es cuestión de unir unas cosas con otras.
-Si bien seguimos en un contexto complejo, ¿cómo imaginás el trabajo hacia adelante?
-Algo de lo que hacía en la editorial pero mucho más grande y con los escritores de toda la provincia, pero también los potenciales escritores y los lectores. Es un compromiso enorme, pero tengo muchas ganas de empezar. Es un próximo viaje a Viedma me voy encontrar con la gente que trabaja en FER y hay una serie de cosas que quedan pendientes y que voy a tratar de resolver como primer paso. Después, adaptar rápidamente el proyecto original y salir a trabajar. Me imagino recorriendo la provincia, encontrándome con los escritores, haciendo un relevamiento… no veo la hora de arrancar. Es un gran desafío y estoy muy contenta y entusiasmada.
Por Violeta Moraga
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen