Por primera vez en Bariloche dos mamás decidieron compartir la lactancia. Esta historia da cuenta de cómo las nuevas leyes habilitan a pensar lo impensado, a convertir los deseos en derechos y a construir un mundo con sujetxs y familias más allá de la heteronorma.
Nos encontramos por zoom con la familia Segura Puentes. La pantalla muestra a Victoria amamantando a Nikko y Jacinta a Emma. Así nos cuentan que Jacinta gestó a lxs bebxs con los óvulos de Victoria. El método de reproducción asistida ROPA permite a las dos mamás ser protagonistas activas en la gestación de lxs hijxs. El tratamiento se realizó íntegramente en Bariloche en una clínica privada.
Gracias a la aprobación de la ley de reproducción asistida, las obras sociales, prepagas y hospitales públicos deben garantizar el acceso gratuito a estos tratamientos a todas las personas independientemente de la orientación sexual, estado civil e identidad de género. El hospital zonal de nuestra ciudad cuenta con un área de medicina reproductiva donde se realizan técnicas asistenciales de fertilidad de baja complejidad.
El primer intento fue con óvulos de Jacinta colocados en el cuerpo de Victoria. En el segundo intento Jacinta quedó embarazada y mientras la panza crecía, Victoria se preparaba para poder amamantar. Ambas querían poder establecer un vínculo de lactancia con sus hijxs. Asesorada por la ginecóloga Cinthia Zemborain y la puericultora María Nogués, Victoria se decidió por el tratamiento farmacológico para la inducción de la lactancia -el mismo protocolo que utilizan las madres adoptivas que no atravesaron un embarazo-. “Por momentos se hizo muy cuesta arriba”, nos dice Victoria. “Sobre todo cuando sonaba el despertador a las 3 de la mañana para hacerme las extracciones con el sacaleche. Jacinta me acompañó siempre, me prendía la luz del velador y me insistía para que no abandone.”
Victoria es docente en una escuela privada y obtuvo la licencia por maternidad como madre no gestante. Esto le permite poder llevar adelante la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses. “Presenté el pedido de licencia con pocas expectativas”, nos cuenta Victoria. “Pero por dentro sabía que la iba a pelear hasta las últimas consecuencias porque era mi derecho. La verdad es que no hizo falta.” Jacinta sonríe y agrega: “Al compartir la experiencia de dar la teta, nos entendemos al 100 por ciento.”
Cuando pensamos en lactancia materna la imagen esperable es la de una madre con su bebx. Hablar de lactancias nos permite incluir otras posibilidades. No siempre detrás de una lactancia hay una mujer, madre, gestante heterosexual y cisgénero. Los derechos conquistados por el colectivo lgtbq+ legitiman lactancias diversas: varones y mujeres trans tienen la posibilidad de amamantar o como en este caso: dos mamás que deciden colactar.
“Otras mujeres, que lucharon antes, posibilitaron que esto nos sucediera”, nos comenta Jacinta. La historia de la familia Segura Puentes está entretejida en una trama mayor. Una trama de leyes que la hizo posible: Ley de Matrimonio igualitario (2010), Ley de identidad de género (2012), Ley de reproducción asistida (2013). Este marco legal constituye un modo de pensar un mundo que escapa por completo a la norma heteropatriarcal. Por último nos cuentan, con mucho orgullo, que recibieron los documentos de lxs bebxs que acreditan que Nikko y Emma son hijxs de Jacinta Segura y Victoria Puentes.
La lactancia es un derecho, no una obligación. El caso de Victoria y Jacinta es el primero en Bariloche y sienta precedentes para las futuras colactancias deseadas.
Por Mayra Siegman y Verónica Battaglia
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen