Semillero, Vientos de Libertad, Encuentro, Antu Ruka, Mundo Nuevo. Nuestras formas de nombrarnos se relacionan con la vida, la naturaleza o la esperanza. Soñamos con ser libres, con que un viento nos empuje fuerte, con encontrarnos, con construir un mundo nuevo lleno de sol y que las semillas que sembramos germinen. Esos somos nosotros y nosotras.
En cambio, ellos son muerte, gatillo fácil, tumba, marrocas, tranzas, soldaditos, engome y fierro.
Entre ellos (y quienes los bancan) y nosotros hay una grieta. Porque para nosotros primero es la vida. Y todo lo lindo y bueno que de ella quiera nacer.
Ellos no. Piden mano dura, castigo, bala. Que “no entren por una puerta y salgan por otra” cuando hablan de pibitos.
Nos separa la concepción de la vida, el estar convencidos que los seres humanos en esencia somos iguales. Que las pibas y los pibes no nacen chorros. Que tenemos derecho a un buen vivir, porque esta tierra y este sol nos pertenecen. Para todos (y todas) todo, decimos. De este lado de la vida nos hamacamos y crecemos.
Del otro lado de la grieta están los que marcharon con un patrullero delante festejando la muerte de Diego, justificando la de Nino, embarrando la de Sergio.
Están los empresarios como los de Prosegur que dotó de balas y cartuchos a la gorra cuando ya no pudieron contener la pueblada con gases y palos.
Están los políticos que huyeron de la ciudad cuando todo se incendiaba y los jueces y abogados que estos 10 años buscaron que los crímenes del 17 de Junio queden impunes.
Están los milicos cebados y desatados quebrando brazos y regalando golpizas y calabozos.
Con ellos no hay reconciliación posible porque glorifican y justifican la muerte.
Pero de este lado seguimos habitando pueblo que construye pueblo. Que abraza a pibes y pibas. No importan sus caras, no importan sus apellidos, no importa que historias traigan, ni las que carguen sus padres. No importa donde nacieron, de donde vienen ni que sueños los habiten. Nosotros los abrazamos a todos y a todas.
Somos los que siempre quedamos al margen del poder de turno, los excluidos que nos organizamos en movimientos, en asambleas, en gremios y organizaciones de base para que esto alguna vez cambie, y a fondo. Los que gastamos suela de tanto marchar pidiendo justicia.
Somos los Diegos, los Rafas, Los Ninos, las Micaelas. Somos Sergio, Lucas, Santiago, Maxi, Ulises y tantos otros y otras que nos pertenecen y están bien adentro nuestro, porque afuera los asesinaron. Nos quedan sus recuerdos, sus risas. Nos acompañan hace 10 años en fotos donde jamás envejecen porque se fueron gurises…
Por los chiquitos que faltan, por los chiquitos que vienen… Bariloche ¡Nunca Mas!
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Por Alejandro Palmas
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen