La pandemia dejó al descubierto la necesidad de fortalecer las economías locales y brindarles el impulso necesario para que ocupen el lugar que merecen, y que necesita la comunidad toda. Las experiencias que venían trabajando previamente a la cuarentena y que por estos días se multiplican así lo demuestran.
Algunos, con el sistema un poco más aceitado, pudieron adaptarse con más rapidez a los nuevos tiempos y comenzar a cubrir la demanda generando rápidamente el vínculo clave entre productores y consumidores. Otros, fueron aprendiendo en el camino de estos largos días. Lo cierto es que el compre local, el abastecimiento recurriendo a la pequeña escala y a la organización de una red que genere el vinculo se trasforma en una clave que parece no remitirse solo a la situación actual, sino alumbrar nuevos tiempos.
Así lo registra la Asociación Civil Norte Sur, que viene trabajando con emprendimientos productivos con distintos programas, uno de ellos es justamente el de comercialización con emprendedores locales que funciona hace 8 años con el objetivo concreto de que las empresas e instituciones de Bariloche compren a productores de esta ciudad y de Dina Huapi generando oportunidades de trabajo para emprendedores de la Economía Social.
“En estos tres años ha crecido mucho: en el 2019 hicimos que $1.800.000 pesos queden en estas localidades”, cuenta Valeria Didko, integrante de la Asociación Norte Sur. “Cuando surgió toda la situación que desencadenó el COVID 19 decidimos adaptar este programa de comercialización con el rubro de alimentos, que es el habilitado al momento, con la modalidad de entrega a domicilio. Eso generó un triple impacto: apoyando la producción y el consumo local, movilizando la economía social y reduciendo la movilización de la población”.
Al mismo tiempo, la distribuidora con la que trabajan sumó productos para completar la canasta básica, con lo cual la lista quedó muy completa, con más de 140 productos. “La aceptación fue muy grande. Tanto que a los ocho días tuvimos que frenar la página de pedidos y detenernos a reorganizar la logística. Ahora empezamos atrabajar con stock y zonas de entrega”, continúa Valeria.
Hacia adelante, desde Norte Sur se imaginan la posibilidad de continuar y profundizar este trabajo que pone el acento en el compre local con una diversidad amplia de productos de la zona. “Es importante que cada ciudad del país pueda motorizar la economía local, que además tienen precios competitivos”, continua. De alguna forma, para completar el circuito, se suma la conciencia de dónde o a quién elegimos comprar como consumidores.
“Norte Sur trabaja dos grandes ejes: con los emprendimientos y con el mejoramiento habitacional, y no lo hace de modo asistencialista, sino ofreciendo herramientas para que la gente pueda trabajar. Entonces, esto que ofrecemos con los emprendedores forma parte de esa premisa, no es pedir una ayuda, sino desde un lugar de sustentabilidad”, completa y finaliza: “Creo que de acá hay que salir todos juntos. La situación económica es muy apremiante y sería muy bueno comenzar a diseñar de qué manera empezar a salir con todos los recaudos y protocolos que sean necesarios”.
“Hecho en los barrio”: Experiencias para fortalecer los territorios
“Este proyecto barrial nació con el espíritu de favorecer otro tipo de economía, entendiendo que la que conocemos, y en particular en la estructura de comercialización que tienen las ciudades, quedan afuera muchas personas con capacidad de producción”, explica por su parte Luis de Hecho en el barrio sobre una de las experiencias que se dan barrialmente en Bariloche donde comenzaron a organizarse para poder acceder a lo que se produce allí mismo, con una lógica fuertemente comunitaria.
“Antes del coronavirus veníamos haciendo varias cosas, con experiencias y antecedentes que fueron marcando el camino. En octubre participamos de un encuentro de territorios patagónicos de economía social y decidimos avanzar en algo que queríamos hacer, armando un grupo promotor con organizaciones vinculadas a la economía y productores. Así surgió la idea de una feria y un canal de comercialización virtual que pudiera competirle a las grandes cadenas ahí donde ellos son fuertes: que no es en la calidad, ni siquiera en el precio, sino en que le ahorran tiempo a la gente”, describe.
Actualmente en el barrio se ofrece mediante un formulario una lista de productos que se entregan cada 15 días. “La mayoría de las productoras son mujeres y lo que se ofrece es muy variado, principalmente alimentos que muchas de estas familias realizan a escala barrial. El proyecto viene creciendo en cantidad de productores, de productos, de participantes, y de volumen de lo que se comercializa”.
De esta manera, la premisa es favorecer a todos los que producen localmente, pero en particular a los que por estar a la sombra de la pauta oficial no pueden crecer. Hoy se ofrecen 250 productos por operatoria, todo producido en el barrio. El proyecto duplicó la cantidad de productores y triplicó la cantidad de familias que se incorporaron para abastecerse de esta forma.
“Esas familias están a la sombra de la economía formal, y esa sombra justamente les dificulta crecer. Esta iniciativa nació pensando especialmente en ellos. No es un proyecto exitoso basado en personas exitosas, la idea justamente no era hacer una especie de mercado libre en el barrio, de manera individual, sino al contrario, generar esa red comunitaria”.
La organización vence al tiempo
Con el camino que ya se venía transitando, el inicio de la pandemia los encontró organizados. Lo que se hizo fue incorporar el reparto domiciliario con todos los recaudos sanitarios correspondientes, generando además capacitación con materiales que ayudaban a conocer cómo tratar los productos que entran a cada casa.
Antes de la pandemia se habían realizado capacitaciones en manipulación de productos, manejo sanitario, presentación, con la idea también de ir ajustando la operatoria, viendo de qué forma sumar los productos que faltan.
“Ahora que se habla de la importancia de la soberanía alimentaria, de endogenizar los procesos, esta experiencia lo demuestra”, completa Luis y también cuenta que participan alumnos de la universidad de Río Negro que están haciendo el trabajo especifico de economía y que están armando, por ejemplo, una aplicación para hacer las compras que hoy se hacen por un formulario de Google. “Están en varias tareas específicas de economía y administración”.
Toda esta tarea de motorizar es realizada sin fines de lucro, aunque la ganancia en organización y sustentabilidad es imposible de medir. “No sabemos si vamos a volver a la normalidad que conocíamos, pero hemos aprendido. Si bien hoy puede convenir comprar porque te lo llevan a tu casa, etc, la gran mayoría se enganchó con lo ideológico y filosófico del proyecto. Como decimos, podes comprar hecho por máquinas a 2 mil kilómetros o a tus vecinos para construir economía”.
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Para comprar en Norte Sur: Face: Asociacioncivilnortesur o Pidiendo el formulario al 15 495 2655 o al mail info@nortesur.org.ar
Por Violeta Moraga
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen