La socióloga y militante ambiental presentará este jueves en el Soyem su último libro: una experiencia personal a partir de la instalación en campos que habían sido de su padre de una plataforma de explotación de hidrocarburos
“Chacra 51” es una novela y también un documento político, narrado en primera persona por Maristella Svampa, socióloga e investigadora del Conicet, estudiosa de las consecuencias de la megaminería a cielo abierto y las resistencias ciudadanas, quien descubre un día que la chacra propiedad de su familia fue convertida en el centro de explotación hidrocarburífera más grande de Allen.
El libro será presentado en Bariloche este jueves a las 18 en las instalaciones del Soyem (Gallardo 1262), junto a Laura Maffei y Alejandro Yanniello, dos profesionales ambientalistas que analizarán el avance del fracking sobre la matriz productiva histórica de Río Negro: la fruticultura.
En “Chacra 51” Svampa recuerda que nunca escuchó hablar de hidrocarburos no convencionales hasta la noche de 2011 en que Miguel Pichetto los definió en televisión: “Ya se explotan en Estados Unidos, país que sabemos que en muchas cosas están más adelantados que nosotros”.
Cuando se entera que su primo Marcelo firmó un contrato con la norteamericana Apache Corporation tras la muerte del tío Carlos, Svampa regresa a su pueblo del alto valle de Río Negro buscando distender una bullida crisis familiar. Luego, en 2013, viaja con Pino Solanas y el abogado ambientalista Enrique Viale a registrar la avanzada de la fractura hidráulica entre peras y manzanas.
Toda esa atormentada historia es narrada en Chacra 51. Un libro que mezcla recuerdos de infancia a la vera del Río Negro y, a la vez, revela la ofensiva del capital sobre el suelo argentino, al que el Departamento de Energía de los Estados Unidos ubica tercero en el ranking mundial de reservas de gas y petróleo.
Svampa recuerda que ya en 2015 más medio centenar de chacareros tenía alquilada porciones de tierra a empresas extractivas cuyo aporte multiplica por diez la renta frutícola. Y lamenta que Alberto Fernández y Axel Kicillof expresen una visión hiperproductivista de Vaca Muerta, donde impera la flexibilización laboral y ocho trabajadores murieron en el último año.
Días atrás, la socióloga y más de quince académicos de cinco universidades nacionales presentaron una propuesta económica alternativa al extractivismo no convencional, que se ha convertido ya en una política de Estado sin grieta que la surque. “El fracking no es un destino, sino una imposición gubernamental y corporativa que hace más insustentable el modelo de desarrollo hoy existente en Río Negro”, sostiene en el documento
Por Pablo Bassi
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen