Compartimos las palabras de Maxi Goldschmidt, periodista de Revista Cítrica que nos cuenta desde su experiencia en Santiago de Chile lo que está viviendo el pueblo del país vecino en estas últimas semanas.
“Ya van dos semanas de este levantamiento inédito e histórico del pueblo chilena. La gota que rebalsó el vaso fue el aumento del subte y a partir de eso jóvenes estudiantes decidieron saltar los molinetes que acá se le llaman torniquetes. En algún punto hicieron mucho más que eso, hicieron un salto en la historia imaginado y sorpresivo en este momento.
Hay que pensar en las causas; No son 30 pesos sino que son 30 años, esta es otra de las consignas. 30 años de un sistema neoliberal que, desde afuera y con el maquillaje parece que es exitoso, que se intentó reproducir y se promociona en distintos países pero que adentro está lleno de fisuras e injusticias.
Detrás de este reclamo de los cabros, como llaman acá a los jóvenes, hay reclamos por una salud gratuita y de calidad a la que no tienen acceso la mayoría de las personas, a la educación que es arancelada y que para acceder hay que endeudarse. Muchas personas viven años endeudadas para tratar de tener un título. Muchas personas terminan muriendo en los hospitales por las listas de espera, por la falta de remedios.
Trabajadores de la salud nos contaban en una marcha de hace unos días que es normal, lamentablemente, que después de cuatro o cinco días algunos pacientes no consigan turno y se mueran antes. Había carteles que decían “Violencia es que te llamen para darte un turno para la quimioterapia dos meses después de que te hayas muerto.”
Estamos hablando de falta de salud, educación, de falta de oportunidades, de endeudarse para todo, de que todo se paga. El sistema de salud está armado para subsidiar a las empresas y no tanto a los pacientes. La violencia en estos días la estamos viendo de manera descarnada pero viene desde hace muchos años. En el último tiempo el enemigo interno eran los jóvenes que estaban pidiendo por sus derechos y los golpearon y entraron en los colegios.
En estos últimos días vimos toda esa violencia desplegada, hay cientos de videos en los que se ven las muertes, que ya suman 20 desde que surgió este levantamiento. Los heridos son miles, solamente en hospitales hubo 1300 personas de las cuales 150 tienen heridos los ojos o perdieron la visión. Otro de los fenómenos en estos días fueron las postas sanitarias donde las enfermeras, médicas y estudiantes se organizan para atender a los heridos. En estas postas nos contaron que los primeros días disparaban a las piernas, pero que en estos últimos días los carabineros están apuntando a la cabeza, a la cara, a los ojos.
Son más de 4200 las personas detenidas, entre ellas 470 niñas, niños y adolescentes. Hay personas desaparecidas, hay denuncias por abuso, por violencia sexual, por torturas. Los organismos de derechos humanos no dan abasto. El presidente Piñera ante el levantamiento popular que empezaron a contagiar estos jóvenes decidió decir que el pueblo estaba en guerra, le declaró la guerra al pueblo.
Después de varios días de toque de queda y de estado de emergencia, Piñera decidió que los militares vuelvan a los cuarteles, pero lo que hicieron en pocos días los carabineros que siguen reprimiendo constantemente son delitos contra los derechos humanos.
Así como cuento todo esto, lo más difícil de entender es que este pueblo está de fiesta. Este pueblo tiene memoria, se ve en las paredes, en las remeras, en las marchas… Todo el tiempo están presentes las injusticias pero el pueblo se levantó, toma la voz y se expresa en las calles con alegría, con música, en bicicleta, en patineta, con globos, pelotas. Las hinchadas de fútbol como nunca antes conviven pacíficamente en las marchas que son multitudinarias y coloridas.
Hay olor a gas lacrimógeno todo el tiempo en Santiago de Chile. Los gases son cada vez más fuertes, los mezclan con gas pimienta, pero cada vez que una persona no puede ver enseguida llegan otras que le ofrecen un limón, agua con bicarbonato. Si alguien se cae, enseguida lo levantan. Todo el mundo se organiza para auxiliar a los heridos. Estas muestras de solidaridad tan grandes, son las expresiones menos contadas por los medios de comunicación que también están ocultando la unión del pueblo chileno.
Los medios insisten con los saqueos, hay incendios, el pueblo se defiende y tiene mucha furia. Los medios de comunicación se centran en eso y ocultan la violencia sistemática a los derechos humanos del Estado y las fuerzas de seguridad. También se oculta la alegría de este pueblo que después de tantos años se levantó. Estos son días históricos que está viviendo nuestro continente, hay muchos hermanos y hermanas que están poniendo el cuerpo para que tengamos una vida más digna.”
Por Fabián Agosta y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo Al Margen