Hace cincuenta años se ponía en marcha el Movimiento de Sacerdotes Para el Tercer Mundo (MSTM). Su espíritu y presencia han recorrido variados y largos caminos para llegar hasta hoy, incluso a tierras barilochenses.
Florecer en la primavera del siglo
Allá, por fines del 68, en la primavera de tantas esperanzas y revuelos de tantos cambios, entre el mayo francés y la muerte del Che, entre una iglesia que abrió sus ventas al aire del mundo y una guerra fría que estaba ardiendo a fuego fuerte, aparece el MSTM. Surge por primera vez en Argentina y América Latina un grupo de sacerdotes, que sin consultar con la jerarquía se “auto convocan”, se “auto organizan” y establecen su propia agenda de reflexión y acción. Su trayecto histórico fue entre 1968 y 1973 dejando fuertes huellas para el devenir histórico en la iglesia, la política, los jóvenes y organizaciones sociales.
El eje principal que guiaba al MSTM fue la decisión de insertarse en la problemática epocal del pueblo con sus hombres y mujeres concretas desde la fe cristiana. Ante el silencio, forzado por la dictadura de Onganía, de las voces de los sectores políticos, gremiales, universitarios y culturales, el MSTM surge como una nueva voz, sobre todo de los acallados y las víctimas. Si se trataba de estar cerca de los trabajadores y sus luchas, cerca de los jóvenes y sus búsquedas, cerca de los pobres y sus esperanzas, el peronismo fue tierra fértil para que creciera la identidad de este movimiento.
Tras las huellas de la liberación
Para quien lea el mensaje de aquel Jesús histórico, el curador de enfermos, el multiplicador de panes, el denunciador de injusticias, el perseguido y ejecutado por el poder político y religioso, verá que todo gira en torno a la vida y la dignidad de su pueblo. Verá, entonces, que no se puede entender al cristianismo como una religión alienante (aunque muchos del club practiquen el culto del distanciamiento de la realidad y las causas de la pobreza) sino más bien como la búsqueda de la transformación del mundo para que sea un lugar bueno para la vida de todos. Denunciar las estructuras de injusticia y buscar caminos de liberación, cuidar a los pobres, acompañar a los últimos del sistema social dominante son las acciones que hacen vibrar las páginas del evangelio. Ese fue el modelo que entiende este grupo de curas del MSTM. Acción, gestos, presencia.
En su larga lista de integrantes aparecen nombres conmovedores: Carlos Mugica, Domingo Bresci, Jerónimo Podestá, Vernazza, Ricciardelli, Farinello, entre tantos.
Pasen y vean
El método de reflexión sobre el cuál van a leer la realidad para pensar qué hacer y cómo, se va a transformar en tres sencillos pasos interesantes para aplicar en cualquier ámbito: ver, juzgar, actuar. Con los pies en el barro, mirar desde ahí, mirar entre líneas y mirar más allá de lo que se ve. Qué ves cuando ves.
¿Qué veríamos si nos animáramos a ver la realidad de Bariloche desde los huecos de desigualdad más allá de los drones de las vistas turísticas? Pasen y vean, entre lagos y cerros implacables, ahí, justito ahí, el Monte Calvario. Monte al revés, que mide en altura lo que es de profundo el pozo de las vidas más pobres. Sírvanse pasar y den un paseíto por este cerro que sostiene en sus laderas a los barrios del alto, otro eufemismo de la lógica canalla del sistema para decir “los de abajo”. Las cruces pintorescas para el paisaje del lugar, las mismas que se usan de leña durante los inviernos. Crucificados por la voluntad obediente del dinero que siempre va a para a los bolsillos más ricos. Fotos de la ciudad más desigual de nuestro tiempo.
El Documento N°8 de MSTM, diciembre de 1968, seguramente nos diga algo a todo esto con sus ecos que resuenan en las conciencias sensibles: “Denunciamos el hambre, efecto del egoísmo de una minoría que se empeña en justificar, sostener y defender la estructura social capitalista basada en el lucro, la competencia y la propiedad privada. Denunciamos el imperialismo del dinero, la injusta distribución de tierras, la desocupación. Denunciamos el enorme problema habitacional que sume en la promiscuidad, la desesperación y la insalubridad a millares de familias. Denunciamos el armamentismo que se alimenta con sangre de pueblo inocente que cuando es consciente merece el nombre de “criminal”. Denunciamos la discriminación por causa de prejuicios sociales, intereses económicos o mentalidades clasistas”.
Los altares del capitalismo
Después de VER la realidad, saber juzgarla a la luz del camino de la liberación y la salvación cristiana es el segundo paso del proceso. Saber hacer las preguntas pertinentes frente a la coyuntura para encontrar las respuestas más sabias es el desafío de la vocación del MSTM y de todos los que en esa línea van a caminar el mismo sendero de hacer realidad la fe en la praxis histórica de los pueblos latinoamericanos.
“¿Debemos pagarle el impuesto al César?” le preguntan a Jesús un grupo de fariseos, tan fanáticos de la ley como de su egolatría, con la mala intención de que pise el palito y arrestarlo por su respuesta. Como verás las operaciones judiciales enlazadas con sus primas hermanas, las operaciones de prensa, no son novedad en los ámbitos del poder impopular que necesita artilugios engañosos para sostenerse. Volviendo a la pregunta de los hipócritas en celo nos deja una muestra demasiado evidente de hasta dónde la presencia de Jesús generaba revuelos en la estructuración de los vínculos de su pueblo con Dios aunque, también, con el poder y la vida política. ¿Qué pasa hoy cuando un grupo de pensadores que acompañan al pie del cañón a su pueblo y desde un lugar religioso como CURASOPP (Curas en la Opción Preferencial por los Pobres) hablan directamente de los impuestos, la recesión económica, la lucha por salarios dignos, la libertad de los presos políticos? ¿Qué genera escuchar hoy a un padre Paco Oliveira decir “votar a Macri es pecado” y sostener su dicho desde una teología del pueblo que sufre y necesita los alcances de la salvación cristiana? La falsa dicotomía religión-política queda desecha desde el Jesús que, torturado y condenado por la alianza de la casta sacerdotal de su pueblo con el imperio, tiene una última conversación con el delegado de todos acerca del “poder” y la “verdad”.
El pecho a las balas
La acusación y el falso mito de que el MSTM fue un grupo de curas violentos y entusiastas de la guerrilla cobró mucha fuerza en el armado propagandístico de la historia oficial. Cuando salen de la comodidad de sus templos y arriesgan al lado del sufrimiento de la gente en el escenario mismo donde el pueblo se juega la vida: las fábricas, las universidades, la participación política, terminan sufriendo los embates de la lucha y el castigo de esos ámbitos y aquellos tiempos (aunque hoy los vemos igual de renovados y recargados). El viejo dicho del obispo brasileño Dom Hélder Câmara lo sintetiza con maestría: “Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista”. La derecha que no pierde sus mañas sigue acusando entre nosotros a hombres y mujeres de su formación y pensamientos comunistas como si, además de falso, eso fuera un conjuro diabólico y peligroso. Eso es lo que se instaló con fuerza durante la guerra fría en las Américas, creando el enemigo al que había que combatir en todos los ámbitos de la vida: el comunismo. Esa justificación bastará para que la violencia del exterminio sistemático de la última dictadura cívico-militar desapareciera y acabara con la vida de muchos curas. En la madrugada del 4 de julio de 1976 un grupo de tareas de la ex-Esma perpetra la Masacre de San Patricio en la que mueren acribillados tres sacerdotes y dos seminaristas, los Mártires Palotinos. En la puerta de la habitación donde se encontraron sus cuerpos se leía escrito en tiza: “Estos zurdos murieron por ser adoctrinadores de mentes vírgenes y son MSTM”.
Muy lejos de estas calumnias el movimiento tuvo una participación activa en oposición al brazo armado de Montoneros. Le intervención de Mugica y el apoyo de todo el MSTM en el armado de la “JP Lealtad” logran que cerca de 50000 jóvenes abandonen el terreno de la lucha armada y sigan los pasos de la “lucha-no-violenta” en el campo de la política. En una entrevista radial, Mugica decía: “Muchos de los guerrilleros tampoco son pueblo (…) Son pequeñoburgueses que aprenden la revolución en un libro y juegan con el pueblo. ¡Le quitaron la alegría tremenda al pueblo de experimentar a Perón presidente (…) un error tremendo de la nueva burocracia”.
Aquí y ahora, presencia y memoria
En medio de discusiones internas y en el escenario de la política nacional de principios de los 70, tema para otros renglones, el MSTM se diluye orgánicamente pero no en sus motivaciones y compromisos. El tiempo va a ir moldeando distintas figuras de grupos organizados en esas huellas. Hoy se hacen oír con fuerza y claridad los CURASOPP con sus mensajes y reflexiones de este último eslabón del neoliberalismo y sus daños. El grupo de Curas Villeros, insertos en los barrios más pobres del país, siempre al amparo de la protección de su mártir popular: Carlos Mugica.
Ente nosotros, y en la historia de esta región, desde el emérito obispo Miguel Hesayne, el negro Currulef en Virgen Misionera, Juan Ángel Dieuzeide con su pasión por una vida vivida en comunidades de base e integrante de una triste lista de detenidos durante la dictadura cívico-militar el mismo 24 de marzo. Los Salesianos, que hace años dejaron la administración escolar para hacer una profunda inserción en El Frutillar acompañando la historia de los barrios del alto. El MSTM sigue buscando caminos para llevar su espíritu en nuevos modos de mirar y afrontar nuestra realidad con nuevos hombres, con nuevas mujeres.
*Estas páginas se escriben mientras nos llega la noticia de la muerte de Antonio Puigjané, que debe andar buscando causas de lucha para acompañar desde allá a los que siguen buscando en la tierra de “Hasta la Victoria, Siempre”
Por Sergio Lucero
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen