El 18 de octubre el fiscal Inti Isla envió una orden por escrito al jefe de la unidad policial 42 confirmando el desalojo forzoso de la comunidad Buenuleo -resolución dictada por el juez de garantías Pichetto- y autorizando el uso de las fuerzas del grupo C.O.E.R. para robustecer la seguridad del predio.
Los abogados de la comunidad Buenuleo habían presentado una reserva extraordinaria que exigía la suspensión del desalojo de la comunidad, explicando las consecuencias irreparables que implicaría la efectivización de esta medida ratificada por el juez Burgos el 2 de octubre. Burgos la rechazó en tiempo récord si consideramos los usuales plazos judiciales.
Inmediatamente, los abogados presentaron un recurso de queja ante el tribunal de impugnación de Viedma. En este documento se requirió que la causa esté a cargo de jueces con conocimiento del derecho indígena, puesto que los magistrados que hasta ahora trataron este caso dirimieron el conflicto como si la comunidad fuera un actor civil común y corriente, en lugar de concebirla como sujeto colectivo. La posesión y propiedad comunitarias de los pueblos indígenas es un derecho constitucional, la tierra es un bien común e inajenable.
En el 34 encuentro plurinacional de mujeres y disidencias, el taller sobre los pueblos originarios realizado en el gimnasio de la Escuela Anexa desbordó de gente que quería escuchar las historias de vida de las mujeres originarias. Muchos de sus conflictos se entrelazan con la precariedad de su lazo con el territorio marcada por la colonialidad. Esta inmensa convocatoria demuestra que la sociedad no es indiferente a esta problemática, sin embargo, la justicia parece no querer enterarse de que los pueblos originarios tienen derechos o no le conviene aplicarlos.
La comunidad Buenuleo se organiza para resistir el inminente accionar de las fuerzas represivas y convoca a las comunidades mapuche, organizaciones sociales y organismos de los derechos humanos a apoyar la determinación de la comunidad de sostener la recuperación. Se dispone de un lugar seguro al lado de la tranquera de ingreso al territorio para que aquellos que quieran acercarse puedan alojarse y acampar.
Por Verónica Battaglia
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen