Un 17 de octubre como hoy, pero de 2014, encontraron el cuerpo de Luciano Arruga enterrado como NN en el Cementerio de La Chacarita. Luciano era un pibe de 16 años que vivía el Lomas del Mirador en el partido de La Matanza. Su familia lo vio por última vez en 2009 y durante 5 años y 8 meses estuvo desaparecido.
Luciano se negó a robar para la policía y hoy su asesinato sigue impune. Conversamos con Ana Fraile codirectora de la película ¿Quién mató a mi hermano? sobre cómo fue la filmación de parte del proceso por memoria, verdad y justicia de su familia.
– ¿Por qué se pasa desde la gráfica del “¿Dónde está?” tachado al “¿Quién mató?”?
Elegimos usar esa gráfica porque queremos hacer referencia a lo que significan las desapariciones forzadas. No es solamente saber dónde está la persona, sino quien es el responsable de esa desaparición que suele terminar en muerte.
– ¿Siguieron un proceso lineal en el contenido de la película?
-No, el juicio de la desaparición forzada todavía no se llevó adelante. Lo que hicimos fue seguir un juicio por torturas y mientras tanto poder seguir de cerca la lucha por verdad y justicia de la familia.
Hay dos temporalidades; una que es del 2015 del juicio por torturas y otra que es un proceso que arranca en el 2009 y actualmente sigue, pero nosotros en un momento terminamos de filmar.
– ¿Por qué hicieron estos dos cortes?
-Queríamos contar un proceso de un grupo que busca verdad y justicia. Y esa verdad y justicia, tal como está planteada en la película se puede tardar una vida en encontrarla. Una vez que terminamos de filmar lo que teníamos planeado para contar como fue ese proceso, ya era suficiente.
Uno podría estar filmando continuamente y no alcanzarían las cámaras… La narración que armamos tuvo un inicio y un final para poder contar una parte de lo que es un proceso de un grupo de familiares.
– ¿Cuál es el peso que tiene Vanesa Orieta como referente de la búsqueda de justicia?
-Hay algunas palabras de Vanesa que siempre resuenan en mi cabeza y tienen que ver con que a ella no le gusta que la traten como una heroína. Ella siente que es una persona más dentro de un grupo muy grande de familiares que buscan justicia.
Para mi Vanesa es una referente. Sus palabras son muy importantes y creo que marcan un camino para seguir y sin lugar a dudas representa a un montón de familias. Se está haciendo un trabajo enorme, están dando una lucha que les está costando la vida muchas veces.
– ¿Cómo construyeron el discurso narrativo de la película?
-El grupo de familiares tiene un archivo audiovisual muy grande, y es uno de los materiales que utilizamos. Después hicimos algunas conversaciones, pudimos registrar el juicio e hicimos viajes. Es una serie de materiales diversos y archivos donde la voz que guía la narración es la del grupo de familiares, ese es el punto de vista que elegimos. Creamos la narración a partir de ellos.
Leí que lo tratan como si fuera un policial, es un poco eso. Es una búsqueda de saber cómo fue ese recorrido, qué pasó con Luciano. En la película tratamos de plasmar la posición que toma la familia y con la cual nosotros acordamos. Mostramos lo que ellos plantean como posicionamiento, que es que las desapariciones forzadas son concretadas por diferentes estamentos del Estado y es la policía la responsable material del hecho.
– ¿Por qué te planteaste en lo personal el desafío de este tipo de documentales?
-Hay algunas conexiones que como realizadora tengo, que es el uso de archivo y la importancia de la memoria y la búsqueda. Conectan con cuestiones de la memoria colectiva, de lo que significa recordar a alguien, las decisiones que uno tiene que tomar en la vida.
Mi familia está atravesada por los crímenes cometidos en la última dictadura y en otros momentos históricos del siglo pasado. El tema de los derechos humanos, una vez que atraviesa a la familia se van trasladando de generación en generación. Creo que cuando arrancás a pensar unas cuestiones se te meten en la cabeza.
– ¿Van a presentar la película en Bariloche?
-En Bariloche no tuvimos la oportunidad de participar del FAB, no fuimos seleccionados. A mí me parece que Bariloche es una ciudad muy importante para poder pasar esta película. Los últimos años han sido cercanos y locales en unos crímenes cometidos que son muy graves, hay mucho para hablar de lo que ocurrió con Rafael Nahuel y con Santiago Maldonado.
Esta película creo que pone sobre relieve cuestiones que en Bariloche están muy vivas y es muy importante poder conversarlas. Ojalá podamos estar en alguna sala y poder charlar cómo se lleva adelante la vulneración de los derechos humanos de todo un sector de la población.
Por Fabián Agosta y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo Al Margen