Desde la última nota de esta saga, en los dias posteriores a las PASO, la realidad no dejó de confirmar las impresiones inmediatas a la paliza del Frente de todxs. Los distintos sectores de poder nacional e internacional y de organización social y popular se fueron acomodando y acostumbrando a la idea de que el gobierno de la derecha está terminado. El macrismo pasó al modo campaña para preservar algo de poder. El frente de todxs se focalizó en el armado de alianzas y planes de futuro gobierno. En tanto que las elecciones municipales y provinciales en este interregno siguieron el rumbo previo. A pocos días de la elección definitiva, algunas reflexiones de lo pasado y lo que viene.
El macrismo-radicalismo confirmó su declive y siguió perdiendo intendencias importantes y capitales de provincia como Viedma y Neuquén. En tanto que las elecciones provinciales siguieron confirmando a los oficialismos locales sin sorpresas y los que lo hicieron por Cambiemos fue en base despegarse lo más posible del gobierno nacional. El radicalismo retuvo Mendoza y el peronismo-kichnerismo retuvo Chaco. En las PASO de Salta, Sainz un exmassista, con conexiones tanto con Cambiemos como con Consenso Federal, se impuso por 10% y podría ser una de las excepciones en las elecciones provinciales. Recordemos que hasta ahora las únicas provincias que cambiaron de color político han sido Tierra del Fuego y el gran batacazo en Santa Fé, ambas en favor del Frente de Todxs. Es probable que la pésima gestión nacional halla diluido las diferencias entre buenas y malas gestiones provinciales. El despegue de cualquier referencia de cercanía al gobierno nacional y el poder territorial provincial de cada mandatario hizo el resto.
El gobierno a poco de castigar al electorado por no elegirlo, devaluación brutal mediante, empezó a querer volver al centro del ring. Primero diciendo que había escuchado el mensaje de las urnas y dando migajas a cambio de todo lo que nos robó. Intentó retomar la iniciativa también con algunas iniciativas legislativas y fracasó rotundamente. Y la muestra más cabal de su poder diluido fue tener que restituir el control de capitales, mal llamado “cepo”, y el no poder frenar y hasta tener que acompañar la sanción de la ley de emergencia alimentaria, el reconocimiento más patente del fracaso de sus políticas económicas. Más recientemente el macrismo volvió a las fuentes, a trasparentar su discurso y accionar represivo, reaccionario, neoliberal y bien de derecha para conservar su núcleo duro. Desde la reivindicación de genocidas a planes de mano dura, desde tratar de narcos a los opositores a resolver la pobreza dinamitando villas. Si vamos a perder, por lo menos conservemos algo de poder, razonan, y juegan a concentrar el voto de derecha. Conclusión el Macrismo, Juntos por el Cambio, Cambiemos, los neoliberales, en fin, la derecha antipueblo sabe que pierde, y se prepara para después de dejar el poder.
Los grandes grupos empresarios en seguida viraron rumbo a tirar puentes con el ganador de las PASO. Primero, para escuchar sus propuestas y luego para tratar de imponer su pliego de condiciones. En este tiempo pasaron en las primeras semanas de defenestrar a Macri y mirar con respeto y recelo a Alberto, a mostrarse abiertamente en favor del pacto social y del plan contra el hambre de Alberto. Más allá de su pertenencia de clase y de tener en muchos casos a gente propia en el actual gobierno, la mayoría del empresariado ve el fracaso del gobierno en los balances en rojo de sus empresas. Eso sí, el discurso de fondo de los grandes empresarios no cambia, piden menos impuestos y flexibilización laboral, pero están dando señales de que un presidente con 50% de los votos tiene espalda para merecer una tregua, aunque sea un tiempo. Es muy previsible que pasado cierto tiempo, cuando empiecen las políticas que toquen sus intereses y privilegios tiendan rápidamente a alinearse como opositores. Dependerá mucho de la muñeca política de Fernández y el acompañamiento popular el poder conservar el rumbo.
Los ganadores del actual modelo, exportadores de granos y mineria, empresarios de medios y servicios públicos y el mundo financiero, sumado a muchos de los que ahora son condescendientes con Alberto, solo aguantaron 1 semana posterior a la paliza para empezar a ponerle límites. Desde los medios hegemónicos no se hace más que machacar sobre lo inevitable que es un modelo económico similar al actual, que siga profundizado la desigualdad, la primarización de la economía y la fuga de capitales, y que garantice la sumisión a los dictados desde Washington y el FMI. El poder financiero local y global apuesta todo a imponer esos límites. Sin embargo, hasta el propio FMI se topó con la firme posición del candidato del Frente de Todos de no pagar a costa del hambre del pueblo. El no desembolso del último tramo del préstamo que le otorgaron a Macri y las declaraciones en favor de renegociar (a regañadientes) luego de confirmado el resultado de octubre son claras señales en ese sentido. Eso sí, todos sus voceros siguen apostando a poder seguir imponiendo su modelo de ajuste y sumisión. Saben que de ratificarse el apoyo popular masivo al Frente de Todxs, como en las PASO o superior, no les será fácil.
La organización social y política detrás del Frente de Todxs no solo se fue consolidando y ampliando, sino también concretando en planes de Gobierno. La propuesta tan básica, pero tan original y poderosa de un país sin hambre logró el apoyo de diversos sectores que superan con creces el Frente de Todxs. Otras señales claras como el acercamiento al pacto social con los diálogos con la cúpula de la Iglesia, de la UIA y las patronales agropecuarias confirman que ya se está trabajando como virtual gobierno. Con estos sectores va haber pujas evidentes cuando se quiera redistribuir la riqueza de nuestro país, pero que ya se los comprometa en un pacto social ya les limita el rango de pataleo. En el mismo sentido se cuenta las por ahora extraoficiales reuniones con bonistas con propuestas de renegociacion de la deuda, que promete ser una de las batallas más duras.
La histórica decisión de la CTA de los Trabajadores de iniciar las negociaciones para su retorno a la CGT, sumada a la intención previa de la CTEP en el mismo sentido y con el apoyo de la corriente Federal de los Trabajadores, encaminan al Movimiento Obrero a una herramienta unificada para apoyar y porque no también empujar al próximo gobierno para la recuperación de los derechos laborales básicos y avanzar hacia reivindicaciones más profundas. La presencia en las calles de forma conjunta de estos sectores y distintos emergentes sociales y políticos novedosos no solo evitó un saqueó mayor por parte del gobierno neoliberal actual, sino que sembró las semillas para la construcción de la alternativa política y social para un nuevo gobierno nacional y popular. Distintos colectivos que consolidaron la resistencia al gobierno neoliberal son también de los que aportaron en estos meses con las conclusiones de sus encuentros la agendas de los debates y políticas públicas para el gobierno que viene. Desde el Encuentro Plurinacional de Mujeres y disidencias y sus planteos potentes sobre la legalización del aborto y políticas reales para el respeto y equidad de la diversidad de géneros, hasta el Foro Agrario y sus aportes sobre un nuevo modelo agrario, agroecológico, con políticas de arraigo y con foco en la agricultura familiar, los pequeños y medianos productores. Desde el grupo de Ciencia y Técnica Argentina (CyTA) y el Encuentro nacional de Ciencia Y Universidad del Frente Federal de Ciencia y Universidad, y otros encuentros similares, con propuestas concretas para la soberanía científica y tecnológica y un desarrollo federal real del conocimiento y su aporte al desarrollo de políticas públicas en general y al agregado de valor local de las materias primas con un desarrollo inclusivo y en armonía con el ambiente. O el encuentro Federal de derechos humanos con sus propuestas para la recuperación de las políticas de DDHH y la elaboración de políticas públicas para la agenda de nuevos derechos. U otros encuentros similares sobre seguridad democratica y democratizacion de la justicia, y de los medios de comunicación popular y alternativos, entre otros.
Por último, una confirmación más, el show de un debate presidencial solo como show de TV. Alberto Fernández lo hizo patente al comenzar, hace 4 años hubo también un debate, uno que dijo la verdad y está sentado allí en primera fila (señalando a Scioli) y otro que mintió y fue elegido presidente. Quizás sea esta la única utilidad de este show televisivo, el contraste entre lo propuesto y lo concretado por quien resulta ganador de las elecciones. Pero es muy poco lo que se puede desarrollar de un debate real de ideas en intervenciones de entre treinta segundos y un minuto y medio. Estudios en distintas partes del mundo demuestran que la incidencia en el voto es mínima y suele confirmar las preferencias previas al debate de cada votante. Cada uno mira el debate de acuerdo a su preferencia previa, y exceptuando algún error garrafal, uno piensa que su favorito el que mejor se expresó en el debate. Yo me pregunto por ejemplo si es necesario escuchar nuevamente el país de fantasía que cuenta el actual presidente o la reivindicación brutal del genocidio y terrorismo de Estado y de la privatización de la educación y salud que hicieron Gómez Centurion y Espert ¿De qué le sirve a la democracia eso? ¿No es delito reivindicar públicamente delitos de lesa humanidad ya juzgados y condenados por la justicia? Quizás a alguno le halla servido el debate para terminar de convencerse de lo irreal del discurso oficial, o de la pobrísima calidad de oratoria y argumentativa de la mayoría de los candidatos, o para enterarse de los muertos en Ecuador o la crisis en Chubut. Pero con el poco tiempo y tanta preocupación de los candidatos de pegarle tanto al gobierno como al favorito a ganar las elecciones, las exposiciones llegaron por momentos a la autohumillación. Quizás los momentos más ricos hallan sido los señalamientos a las contradicciones del discurso oficial con sus acciones reales y sus resultados en la vida de todos y todas, con especial agudeza en Alberto Fernández, pero también con algunos aciertos de Lavagna y Del Caño. Y en esos aciertos también quizás están las palabras claves que está eligiendo la mayoría de los argentinos: educación y salud pública de calidad, cuidar a nuestra infancia y nuestros viejos y viejas, un mercado interno potente y diversificado, equidad de generos, redistribución de la riqueza, incluir para crecer, soberanía de nuestros bienes naturales, científica y tecnología y la búsqueda y consolidación de la unidad latinoamericana, entre otras.
Falta poco para confirmar el fin de este gobierno neocolonial nefasto. Y falta poco para que empiece la reconstrucción del país de la mano de un frente político y social muy amplio y con muchas contradicciones. Seguro van a aparecer muchas resistencias y el camino de salida del abismo va a ser muy largo. Pero con la idea de que cada día se pueda estar un poco mejor. Seguro van a aparecer tensiones internas y disputas de agenda entre los que quieren avanzar con transformar las estructuras productivas, desmonopolizando y diversificándolas, y quienes se conforman con cambiar un poco el statu quo. O entre quienes piensan que todo desarrollo es positivo y quienes pensamos que el desarrollo inclusivo solo es posible tendiendo al cuidado de los bienes naturales y de la gente. O entre quienes apuesten a más o menos soberanía científica y tecnológica en tal o cual área. O entre quieren mejorar las condiciones laborales y quienes quieran proteger a toda costa su cuota de ganancias. O entre quieran equidad de género y diversidad cultural y entre quienes quieran seguir imponiendo sus creencias culturales, morales y religiosas al resto. Son todas discusiones que se van a poder dar en el marco de un gobierno nacional y popular que se proponga que todos, todas y todes vivamos cada día mejor dándole lugar a esos debates necesarios e inevitables para cambiar la triste realidad actual. Eso sí, antes que todo, el 27 de octubre hay que confirmar con el voto más masivo posible el mandato popular por un Gobierno nacional, popular, inclusivo y soberano.
Por Manu de Paz
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen