El exjefe de diputados del Frente para la Victoria e histórico asesor legal de la CGT visitó Bariloche y dejó muchas definiciones en una entrevista con Al Margen.
Antes de las elecciones legislativas de 2017, el presidente Mauricio Macri aseguró que existía una “mafia de los juicios laborales” y acusó a Héctor Recalde de conducir al “grupo de jueces laboralistas” que la llevaba adelante.
Recalde era, por entonces, jefe de los diputados del Frente para la Victoria; referencia ineludible entre los abogados laboralistas e histórico asesor de la CGT. El ataque de Macri contra la organización sindical y sus dirigentes era, en verdad, el manto encubridor del intento de avanzar sobre los derechos del trabajo.
Este miércoles, la APDH (Asamblea Permanente de Derechos Humanos) invitó al abogado a dar una charla en la sede del sindicato Unter de Bariloche. Asistieron dirigentes de todas las centrales obreras que escucharon con atención el bosquejo de reforma laboral del macrismo si gana en octubre.
En este marco Recalde hizo algunas autocríticas, como la imposibilidad de sancionar con fuerza de ley durante el gobierno kirchnerista su proyecto para que los trabajadores participen de las ganancias y producción de las empresas. Hoy sólo petroleros, neumáticos y bancarios tienen en sus convenios colectivos algún provecho.
“Es una época especial, de participación, de movilización. La situación social, económica y política requiere prudencia. Hay muchos a quienes no les interesa que el pueblo se pronuncie”, dice el exdiputado en una entrevista a revista Al Margen, justo el día en que los movimientos sociales inundaron las calles en varias ciudades argentinas.
– Hay una visión mayoritaria entre los trabajadores de la economía popular, de que no volverán a reinsertarse al mercado formal de empleo. ¿Qué opinión tenés?
-Está bien que se auto organicen y es muy bueno que se vinculen al movimiento obrero. Que sean una rama dentro de la Confederación General del Trabajo, por ejemplo. Pero quiero hacer una distinción: una cosa es que se agrupen como rama del movimiento obrero y, otra, es incidir para que salgan de esa precarización.
-Los movimientos populares han solicitado formalmente el ingreso a la CGT, pero hay cierta resistencia de algunos sindicatos a que esto suceda. ¿Por qué?
-Puede ser que haya una visión defensiva en una parte. Esas resistencias son el temor a que le discutan el poder. No sé a qué responde, pero yo estoy en contra. Hay que abrir los brazos.
– ¿Cuál debiera ser la política de un eventual gobierno de Alberto Fernández hacia este sector?
-La tarea fundamental de un gobierno nacional, popular, feminista, democrático, republicano, es la creación de trabajo, porque el trabajo dignifica al hombre.
– ¿El trabajo impulsado desde el Estado o el sector privado?
-En todos los frentes. No hay mucho secreto. En la medida en que los asalariados y jubilados consuman, comienza el círculo virtuoso. A mayor consumo hay más venta, a más venta hay más producción y a más producción hay más empleo.
-Semanas atrás llegaron a Neuquén plataformas como Uber, Rappi, Glovo, muy presentes en Buenos Aires. ¿Cómo funciona la regulación del Estado sobre este mercado de trabajo en otros países?
-En algunos países hay regulación, pero en el nuestro no. Y tendría que tenderse a que los trabajadores estén protegidos.
– ¿Creés que en un eventual gobierno de Alberto Fernández pueda debatirse la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas?
-Ese es un derecho constitucional consagrado en el artículo 14 bis. Yo tuve proyectos de ley presentados sobre el tema y no logré que prosperen, creo que es un fracaso. Pero la mayor resistencia del sector empresario no fue por la participación obrera en las utilidades, sino por la información de las empresas a las que tendrían acceso los trabajadores.
-Insisto: ¿creés que hay posibilidades en un gobierno del Frente de Todos de reimpulsar un proyecto de estas características?
-Por supuesto, aunque uno no haya conseguido lo que se planteó, es una búsqueda de por vida.
-Semanas antes de las PASO el Gobierno anunció que, de ser reelegido, decretaría una reforma laboral, regresiva por cierto. ¿Es necesaria?
-Eso obedece a una exigencia del Fondo Monetario Internacional. Ellos lograron a fines de 2017 la reforma previsional, y fue tan intensa la reacción popular que logró frenar, entiendo, los planes de reforma laboral. Ahora con los resultados de las elecciones no hay posibilidad de reforma que, aclaremos, se trata de quita de derechos y conquistas.
– ¿Qué pasa en otros países el mundo? ¿Hay una tendencia hacia la flexibilización de las leyes de empleo?
-Hay una derechización en el mundo, con realidades muy distintas. Una cosa es Grecia, otra Portugal. No hay denominadores comunes. Pero uno tiene que pelear donde habita.
-Al principio del gobierno de Macri hubo una ofensiva para desplazar jueces laboralistas por el contenido de sus fallos, como la fallecida jueza de primera instancia de La Plata Dora Temis, los camaristas Enrique Arias Gibert, Graciela Marino, Ana Cañal y Luis Rafaghelli. ¿Se mantuvo ese ataque contra la Justicia?
-No, amenguó. Hugo un fuerte rechazo popular hacia esa conducta y una pérdida de legitimidad del presidente que debilitaron los embates.
Por Pablo Bassi
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen