Dos mil niñas y niños en Bariloche son asistidos por comedores, merenderos solidarios y organizaciones sociales. Una realidad difícil de aceptar para una ciudad con imaginario de nieve y chocolate.
Unos 2.000 niños, niñas, adolescentes y abuelos tienen que almorzar, merendar o pasar a buscar una bolsa o plato de comida por alguno de los 40 comedores y merenderos que funcionan en la ciudad. La mayoría funcionan en base a la solidaridad, y solo un puñado recibe ayuda del estado municipal.
Los datos se desprenden de un relevamiento que realizó la Fundación SI. Durante varios meses relevaron 25 espacios donde se atiende la problemática del hambre en la ciudad. Otros 15 lugares fueron detectados, pero aún no fueron relevados con lo cual el número de asistidos podría ser mucho mayor.
En el relevamiento se consultaron cantidades de porciones entregadas, si se recibe ayuda de alguna institución y con que estrategias consiguen los insumos para llevar adelante los comedores. Como la punta de un iceberg emergió una verdadera red solidaria de la que participan, iglesias, juntas vecinales, pastores evangélicos, grupos de Boys Scouts, miembros de Cáritas, y Movimientos Sociales; pero sobre todo personas de a pie que dedican su tiempo (y su vida) a ejercer la solidaridad en estos tiempos de profunda crisis económica.
Por la inversa, quienes tienen la tarea de conducir los designios de la ciudad, niegan la problemática del hambre en Bariloche.
“Genusso no quiere transparentar una situación que hoy vemos que está sucediendo en los barrios más pobres de la ciudad y es que hay hambre. Implementar la Emergencia Alimentaria implicaría contar con mayores cantidades de recursos para paliar una situación de emergencia pero él ya ha dicho que cree que daña la mirada turística hacia fuera de la ciudad el aceptar que hay hambre en Bariloche” dice Julieta Wallace, abogada de la CTEP y candidata a concejal por el Frente de Todos.
La modalidad que adoptan los merenderos es diversa según los barrios y las demandas. En el merendero Shadai dan almuerzos y meriendas los sábados en el Barrio San Francisco III. En el 2 De Abril el merendero Pequeños Fuertes adopta la misma modalidad. Mientras que en el comedor del Arrayanes reparten cenas y meriendas 4 días a la semana de martes a viernes. La “Chivi” del merendero Alihuen, comenzó repartiendo meriendas en la Barda Este y hoy son 60 los pibitos y pibitas que todos los lunes y jueves llegan desde los barrios o asentamientos Alun Ruka, 270 Viviendas, 120 Viviendas, San Cayetanito y San Francisco I a buscar la merienda. “Ahora con el invierno solo se viene a retirar porque no tenemos el espacio y hay muchos nenes chiquitos que vienen a buscar la merienda y no da para hacerlo afuera” dice Chivi; y continúa contando porque empezó con el merendero “hace 6 años que llegué al barrio y no he visto que nadie venga a tirar un centro… ni políticos, ni vecinos del barrio. Y vi que podía hacerlo, que tengo por suerte, un montón de gente que me ayuda y vi mucha necesidad. Hay muchos niños super abandonados, familias abandonadas, mamás solas que a veces no tienen ni para comer, que a veces solo cuentan con la merienda que vienen a retirar acá, o me piden la bolsa que viene de MTE, básicamente hay mucha necesidad en el barrio. Desde que arranqué, cada semana se suma mas gente.”
La mayoría de los merenderos y comedores como el que sostiene Chivi funcionan en las propias casas de quienes los llevan adelante. Algunos no llegan al año de funcionamiento y nacieron con la hiperinflación macrista, otros tienen mas de 30 años, y vienen dando respuesta a las sucesivas crisis económicas que atraviesa la población barilochense, como el comedor de Grupo Encuentro, donde unas 150 personas almuerzan de lunes a viernes o pasan con un táper por un plato de comida caliente.
El relevamiento todavía no está terminado y pasadas las elecciones la Fundación Si está planificando un encuentro de los 40 espacios que funcionan en la ciudad.
La emergencia alimentaria… te la debo
El 4 de junio pasado se aprobó en la ciudad de Roca por unanimidad la ordenanza de emergencia alimentaria. En Viedma también por unanimidad un mes mas tarde, el 5 de julio, se aprobó la emergencia por un año.
Bariloche, la ciudad más poblada y con mayor índice de desigualdad de la provincia sigue dilatando su tratamiento a instancias del gobierno municipal que no quiere que el destino turístico se opaque con la noticia de que parte de la población debe recurrir a comedores comunitarios para garantizar su seguridad alimentaria. Van 10 meses sin que el ejecutivo admita al menos tratar el tema en la comisión de sociales del Concejo.
Una tensa espera para esos 2000 pibes y pibas que se juegan el futuro en la solidaridad del abrazo comunitario, y que a diferencia de otros sectores económicos de la ciudad no pueden hacer valer sus intereses corporativos en las próximas elecciones municipales.
Por Alejandro Palmas
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen