En el marco de las actividades locales de la Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil, Alfredo Grande, médico psiquiatra, escritor y cooperativista estará presentando en nuestra ciudad su libro “La cultura represora y la revolución”.
– ¿Qué representa la Marcha Nacional por el Gatillo Fácil?
-La Marcha Nacional por el Gatillo Fácil es un hecho revolucionario en tanto interpela a la cultura represora en algo que es el asesinato. Últimamente me refiero más a las masacres que al asesinato. La masacre tiene que ver con la planificación, con el matar por matar. Cuando se habla de que no hay crimen perfecto es porque el crimen tenía una motivación, se mataba por algo. Acá se asesina por asesinar, el mismo asesinato ya es un acto político. Entonces esta reiteración de asesinato en distintos lugares, situaciones que ningún escritor de ciencia ficción las habría escrito… Una persona asesinada en un supermercado Coto por ejemplo. Que los patovicas maten chicos en los recitales, sucede hace décadas, pero que una persona por no pagar un frasco de aceite, queso y un chocolate sea asesinada es un aporte novedoso.
Esta marcha es muy importante. Esta marcha es nada más ni nada menos una marcha contra el Estado represor. El detalle es que es un Estado dentro de un orden democrático, generalmente el Estado represor era en dictadura y se lo llamaba terrorismo de Estado. Hace mucho tiempo, aún en el kirchnerismo yo empecé a hablar del Estado represor para oponerlo a esa ficción del Estado de bienestar. El asesinato de pibes y pibas, el destrozar familias así, asesinando por la espalda lleva un nivel de cobardía importante.
Todos estos asesinos, incluyendo los de Santiago Maldonado son profundamente cobardes, porque no es un combate frente a frente. No es un policía contra un combatiente, están asesinando a población civil. Hay una cobardía profundamente arraigada cuando aparecen esas tortugas ninja pertrechadas y en frente ves a una señora que tiene un bastón. La población civil está con un alto grado de indefensión, se aprovechan de eso y la población más vulnerable que ya es vulnerable de por sí es asesinada por el simple hecho de demostrar que tienen capacidad de asesinar, no hay otra motivación. Por supuesto cuentan con el indulto a perpetuidad de la Ministra de Seguridad lo cual torna todo mucho más insoportable.
-Hagamos una hipótesis de que se va este gobierno y se van las y los representantes de la justificación de los asesinatos y la represión ¿Cómo se hace para volver a cambiar la cabeza de los que en este momento están habilitados para hacer cualquier cosa?
-Algunos cree que se puede, de hecho se da Derechos Humanos en las academias de policía. En respuesta a la pregunta, yo creo que se necesitarían décadas. Está la famosa poesía que dice “No sé por qué piensas tu soldado que te odio yo” y no son la misma cosa tu y yo. La policía de la provincia de Buenos Aires es un ejército de ocupación, es un Estado dentro del Estado. Yo no creo que se pueda volver al famoso vigilante barriga picante de cuando yo era un niño. El poder político va a seguir usándolo, de hecho lo usó el kirchnerismo cuando hubo desaparecidos y asesinatos. Yo creo que es un tema que no lo van a resolver en cuatro años.
La policía es lo único que siempre continua, por ahí algunos mascarones caen y otros se suben. Están en el negocio del narcotráfico, la prostitución y las armas. Es una empresa muy redituable que no se va a poder desarmar, a menos que hubiera un policía leal al gobierno que no creo que suceda. Está muy empresarizado todo, es muy redituable, con el tema de las barras brava se manejan intereses económicos muy fuertes.
Por ejemplo, en el asesinato del Supermercado Coto el anciano no había cometido un hecho ni siquiera punible, de algo que no es punible se pasa a asesinar. Esto para mi es una catástrofe, la catástrofe no tiene retorno a lo normal. Hay que crear algo nuevo, un nuevo orden político e institucional y eso es tarea de muchas generaciones. La Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil es una forma de interpelar al Estado represor.
– ¿Qué reflexión te merece el nuevo Servicio Cívico Voluntario en Valores?
-Es una muestra más del Estado terrorista. En 1982 yo trabajé con Eduardo Pimentel en la abolición del servicio militar obligatorio. Durante casi 100 años el servicio militar fue legal, los chicos sufrían mucho y algunos morían asesinados. Recién Menem suspendió los efectos de la ley, no la derogó, con el asesinato del Soldado Carrasco. Carrasco fue el último de una larga serie. La Guerra de Malvinas también fue masacre, también es gatillo fácil.
– En la convocatoria a la charla se cita tu frase “La declaración de guerra contra todas las formas de cultura represora en necesaria” ¿Cómo hacemos para plantear una declaración de guerra cuando las balas vienen siempre para el mismo lado?
-Tengo un libro publicado que se llama “Las armas del pueblo” donde se habla de guerra. Yo hablo de guerra para no hablar de batalla cultural, porque la batalla cultural queda claro que la hemos perdido. Hay una guerra cultural que no necesita de balas ni de rifles. La Marcha es declarar la guerra contra la cultura represora, es un acto de combate. Para la derecha y para el fascismo el combate siempre es con armas, para nosotros no. Hay que pensar las armas distinto a como las piensa la derecha.
Por Fabián Agosta y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo Al Margen