Tras la derrota electoral, el Gobierno busca salir del coma con un discurso terrorista en busca de votos que, prácticamente, son inalcanzables. ¿Qué está en juego?
“No hay derrota definitiva”, dice Pepe Mujica en un video que se ha vuelto viral en los últimos meses y que los resultados electorales del domingo parecerían confirmar. Así lo entiende el antimacrismo. ¿Y Macri también?
A partir de la conferencia de prensa que ayer brindó el presidente, el Gobierno busca mostrarse activo a la caza de nuevos votos de cara a octubre. Juntos Somos el Cambio confronta de esta manera con la intención de una parte minúscula del círculo rojo de bajar su candidatura para favorecer a Roberto Lavagna. No hay mejor defensa que un buen ataque, decía Sun Tzu.
Las declaraciones de terrorismo económico en boca de Macri confirmaron que está dispuesto a morir con las botas puestas. El senador Miguel Pichetto, a su lado, ratificó que no dan por perdida la elección.
En este sentido, desde Casa Rosada dejaron circular la versión de una rebaja en el impuesto a las ganancias y una mora impositiva a las PyMEs. Lo había sugerido Elisa Carrió, en twitter, seduciendo a los asalariados e industriales.
También dejaron correr que solicitarían un waiver (disculpas) al FMI, para reasignar parte del préstamo otorgado a fines que el contrato con el organismo lo impiden.
El Gobierno sabe que es muy poco probable revertir la victoria de Alberto Fernández en primera vuelta, porque eso implicaría que más de 646.350 personas no elijan el Frente de Todos y que Macri sume, al menos, 850.000 electores para ir al ballotage. Si los votos de Roberto Lavagna, José Gómez Centurión y Luis Espert se trasladaran mecánicamente al presidente, tampoco alcanzarían al peronismo en el ballotage.
Lo que está en juego para el oficialismo es cómo se termina por definir escenarios provinciales y municipales de envergadura y, sobre todo, cómo quedarán constituidas las cámaras en el Congreso. Si los resultados de las PASO se mantuvieran intactos, Fernández – Fernández podrían alcanzar mayoría propia en Senadores y quórum en Diputados.
Para el oficialismo amarillo, la suerte en Río Negro pareciera echada. Con una derrota estrepitosa y duplicado en votos por el Frente de Todos, el diputado Sergio Whisky no ingresaría a la cámara baja si los números se mantuvieran como están.
Es duro el golpe para Juntos Somos el Cambio en toda la Patagonia, la región donde menos votos cosechó. El caso paradigmático fue el de la mesa 266 de la Escuela 60 de Sierra Grande, donde el senador Pichetto obtuvo 38 votos contra 160.
Por Pablo Bassi
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen