Hace una semana el municipio de jactaba de incautarle comida y mercadería a unos manteros en calle Mitre. Caminamos por esa arteria céntrica y trajimos estos testimonios.
La Municipalidad de Bariloche realizó un operativo el domingo 7 donde decomisaron comida casera a vendedores ambulantes, y a manteros y artesanas les quitaron los productos que vendían en la calle. Esto causó revuelo, y cuando salimos a preguntarle a las personas que día a día se ganan el mango tanto en locales como en la calle, las opiniones fueron diversas, pero coincidieron en muchas cosas.
De todos los locales consultados, solo un propietario brindó su opinión: “no conozco las medidas del municipio, y no voy a opinar sobre ello. Lo que sí me tiene cansado es la obra de la calle”. También reconoció que no sabe qué medidas habría que tomar, que la temporada arrancó floja y cuando le preguntamos sobre la venta ambulante reconoció “yo no veo venta informal en la calle”. Por otra parte, una empleada de local dijo “A mí no me molesta la venta en la calle, no nos vemos afectados por la venta informal. No estaba al tanto de las medidas que tomó el Municipio, pero si afecta a los comercios me parece bien. Creo que la mayoría tienen permisos, pero si no los tienen hay que ayudarlos”. Sobre la temporada dijo que “viene tranqui” y en sintonía con el propietario dijo que “lo de la Mitre me parece vergonzoso”.
Media cuadra más adelante nos encontramos con un cafetero, categórico en su respuesta: “Me considero propietario de mi emprendimiento. No cuento con permiso municipal. La venta informal no me afecta, porque mi actividad económica se desarrolla en la calle. Me parece que está mal lo que hace el municipio. La gente trata de ganarse la vida como puede. No sé qué medidas habría que tomar, pero no se le puede quitar el derecho de trabajar a la gente. Yo hace treinta años que laburo en la calle, y hace treinta años que no me alcanza la guita”. Sobre la reciente apertura de la calle Mitre dijo “es una desidia, un monumento a la corrupción”.
Una vendedora ambulante nos comentó que ella trabaja con su familia, está recién venida de El Bolsón y dijo “me parece bien que pidan apto bromatológico, pero también con la situación que está viviendo el país ¿qué se puede hacer? Todos necesitamos laburar” y agregó “obviamente hay algún entongue para favorecer a los locales, vienen por ese lado, quieren sacar una tajada más grande arreglando con el municipio”. El malestar de las vendedoras ambulantes es general, y la mayoría coincide en que no están en contra de la regularización, que de hecho les parece necesario. Un vendedor dijo “es una falta total de empatía, nosotros alimentamos al turismo ambulante. Estaría bueno poder conseguir los permisos, pero no con los requisitos rigurosos que le piden a una pyme, sino tener una reglamentación especial para ambulantes” y otro joven agregó “tienen que poner un horario, cuando si y cuando no, creo que es lo mejor”.
Sobre la medida de secuestrar la mercadería a las manteros y artesanas, la opinión es unánime: “Esto es una persecución a los laburantes” dice un ambulante, y agrega con tristeza “No estoy de acuerdo con la medida, me llevaron casi diez mil pesos en mercadería, hay veces que te dicen que levantes el puesto y yo lo levanto, pero que se lleven tu trabajo es robar, eso está mal, flaco”. Por último, preguntamos a algunas trabajadoras de la Feria de los Derechos de la Mujer en la calle Urquiza, más conocida como La Globa de Los Artesanos, y una artesana dio una opinión que deja pensando: “Por el momento trabajo acá, la globa tiene una reglamentación, y es un privilegio. A mí no me afecta en lo absoluto que haya manteros y artesanos afuera, me parece bien que se trabaje en la calle porque es tan genuino como una globa o un comercio. Con otras políticas no habría conflictos, es como si buscaran que peleemos entre comerciantes, artesanos y manteros, es una tensión constante que viene de afuera. Me parece una aberración, una lógica perversa que este gobierno nacional viene bajando hace cuatro años. Es digno ganarse el mango haciendo lo que sea. Mi compañero vendía mates artesanales, no vendía falopa, vendía algo que nos pertenece a todos, eran mates. El municipio necesita recaudar dinero y salen a buscarlo con los manteros. Acá lo que prevalece es la moneda por sobre las personas, y la gente que tiene poder como los comerciantes grandes de la calle Mitre sólo necesitan un poco de humildad y empatía: así se resuelve todo”
Por Michal Hynst
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen