Durante el fin de semana trabajadores de la economía popular fueron reprimidos en el Obelisco y corridos de la calle en Bariloche. Larreta y Genusso en busca del voto mano dura.
Horacio Rodríguez Larreta y Gustavo Genusso entendieron bien eso de que en estos tiempos una parte de la sociedad busca prácticas firmes en el ejercicio represivo del Estado. Desde el Palacio de Planalto, en Brasilia, llegan vientos que alientan a quienes prefieren restringir las libertades democráticas a no eclipsar la realidad emergente expresada en la calle.
El lunes, por ejemplo, la Policía de la Ciudad impidió en el Obelisco que militantes de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) instalaran una carpa donde alojar a personas en situación de calle. Luego les arrojó gas lacrimógeno, cuando intentaban bajar de un camión colchones para repartir. El argumento oficial: la falta de autorización.
“Es mentira lo de la autorización, porque con no dejarnos instalar la carpa ya estaba. El tema es que tampoco quisieron que bajemos los colchones. Lo que intentan invisibilizar es la pobreza”, dice a revista Al Margen Constanza Guillén, integrante del MTE (CTEP).
Una parte de Cambiemos concibe que este tipo de reclamos es parte de la campaña electoral. Días atrás, cuando River Plate abrió su estadio para albergar durante la noche a indigentes sin techo, el diputado nacional Fernando Iglesias la caracterizó como “política del pobrismo”.
Suponiendo que así sea, el proselitismo opositor no dejaría de estar asentado en tristes e intolerables datos: 870 niños y niñas duermen en la calle y la mitad lo hace por primera vez en la capital federal y alrededores. O que durante los últimos doce días murieron en la Argentina seis personas por el frío.
“Queremos la simplificación para tramitar subsidio habitacional, cuya entrega es hoy bastante discrecional. Que se reduzcan los plazos de entrega de alimentos y que haya nuevos centros de integración de 24 horas, donde las mujeres y hombres que no tienen casa puedan alojarse al menos por el invierno”, precisó Guillén.
Créate fama
El domingo circuló por redes sociales un comunicado oficial en que la municipalidad de Bariloche informaba el decomiso de mercadería propiedad de vendedores ambulantes de la calle Mitre. Fue tan repudiado el posteo en los comentarios, que alguien decidió borrarlo.
Allí la administración de Gustavo Genusso se amparaba en que la presencia de manteros está prohibida en la ciudad. Y que Bariloche #DefiendeAlComerciante. De esta manera, el municipio buscó empatizar con el oligopolio de locales de la principal calle de la ciudad. Abreva el turismo y aumentan las ventas. ¿Cualquier competencia debe ser desplazada?
Sin duda, la fama cosechará la adhesión en una porción del electorado sobre un tema hoy demasiado sensible para otra porción de la sociedad: la falta de trabajo.
Además, los vendedores ambulantes y manteros han ganado en parte importante de la sociedad un reconocimiento a partir de su organización sindical. “Al principio nadie nos quería”, suele decir Estaban Castro, secretario general de la CTEP. “No tenemos ni patrón que quiera explotarnos”, remata la paradoja el dirigente.
Los trabajadores de la economía popular son el resultado de esa informalidad laboral que avanza en el mundo y alcanza al 35% de las mujeres y hombres en la Argentina. Son la expresión del recrudecimiento de la crisis económica que no logrará ser erradicada intentando ocultarla del turismo.
Tal vez el municipio deba encontrar mecanismos de negociación y la ubicación de nuevos lugares para que el turismo pueda también conocer esa producción. Algo así como hizo Rodríguez Larreta, cansado ya de soportar el regreso a las calles de los trabajadores a los que había echado.
Por Pablo Bassi
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen