Las últimas elecciones en la provincia de Santa Fe mostraron claramente el avance del movimiento anti derechos comandado por evangelistas y católicos.
Mientras que en los movimientos feministas siguen reclamando la separación de la Iglesia del Estado, los evangelistas hacen su incursión en la política llegando a ser la tercera fuerza en Santa Fe, obteniendo 6 bancas en la Legislatura provincial. ¿Quiénes dirigen este movimiento? ¿cuál son sus estrategias y oratoria? ¿es solo coyuntural o lograrán instalarse en la política argentina?
Anti Derechos unidos
Desde el avance de la ola verde donde se logró media sanción en la cámara de diputados, posterior rechazo en el senado de la legalización del aborto; los grupos provida que parecían estar aislados, sin organización militante comenzaron a organizarse y tomar fuerza. Esto se cristalizó en las últimas elecciones en Santa Fe donde la mediática Amalia Granata, a través del partido Unite por la Familia y por la Vida, obtuvo más de 280 mil votos que la ubica en una de las bancas de diputada provincial. Teniendo además proyección al 2021 donde buscaría una banca en el senado de la Nación.
La lista Unite por la Vida y Familia se aseguró seis bancas de diputados provinciales, además de Granata, ocuparía banca entre otros, el pastor evangélico Walter Ghione y el abogado católico Nicolás Mayoraz.
Nicolás Mayoraz es abogado constitucionalista y ha intentado en varias ocasiones frenar en la Justicia ordenanzas y leyes destinadas a garantizar derechos sexuales y reproductivos, entre ellos la anticoncepción de emergencia o píldora del día después. Ghione viene de familia evangélica, el abuelo, padre y hermanos son pastores al igual que él. Está al frente de uno de los 27 templos que hay en la ciudad de la Iglesia Ministerio Jesucristo Pan de Vida.
Los dos coinciden en organizar la marcha anual por los Derechos del Niño por Nacer; cuestionan la Educación Sexual Integral, los programas de salud reproductiva y lo que denominan ideología de género. Ya hace años decidieron llevar sus ideas religiosas al ámbito político. De diferentes maneras, comenzaron a formar políticamente a diferentes personas que concurrían a sus iglesias.
Juntos conformaron el partido Unite por la familia y por la vida y vieron en la mediática Amalia Granata la oportunidad ideal para penetrar en los medios masivos de comunicación. Granata a través de varios programas de TV, se enarboló fervientemente en la defensa de las “dos vidas”, manifestando incluso estar en contra de la interrupción del embarazo en casos de violación.
El avance evangélico en la política no es reciente, ni un hecho aislado y casual. Hace ya más de una década que comenzó en Estado Unidos, ubicándose en lugares de poder através del voto popular y logrando así dar marcha atrás con la legalización del aborto en 8 estados, derecho conquistado por este país en 1973.
Este fenómeno también se circunscribe en el avance de la derecha y sus ideales políticos en America Latina. Brasil es un claro ejemplo con la irrupción de Bolsonaro como presidente donde el apoyo de los evangélicos fue clave para llegar al poder del estado.
Pro Clandestinidad
El discurso de los mal llamados “Pro-vida” se rige en valores que según ellos tienen que ver con la defensa de la familia y la vida. Amalia Granata luego de ser elegida diputada manifestó: (…)”Desde hoy vamos ser muchos los que vamos a cuidar la vida, la familia y defender los valores que la vieja política tiene olvidados”.
Su oratoria se basa en la moral conservadora y en la anti-política. La estrategia es radicalizar el discurso mediante la mentira reiterada apelando al sentido común y la ignorancia. Ante el planteo de que las mujeres pobres sin la ley seguirán perdiendo la vida en la clandestinidad contestó: “Sí, y lo van a tener que seguir haciendo en la clandestinidad porque ir a matar un hijo, ir a descuartizar un hijo adentro del vientre materno, no se puede hacer ni permitir” (…) “Adentro del cuerpo de la mujer hay un bebé, ir a abortar es un flagelo humano, es atentar contra una persona vulnerable. (..)
Además de mostrar la falta de empatía y la preocupación por la vida de la mujer gestante, queda evidenciada la hipocresía del lema “salvemos las dos vidas” y la campaña sucia que están dispuestos y dispuestas a hacer mintiendo e ignorando abiertamente datos científicos y estadísticos.
En este caso Granata se pasea por los programas masivos de TV, apelando a que en el imaginario colectivo quede la imagen de un bebé descuartizado. Y lo mas perverso dejar a la mujer, que en estos casos el Estado a través de políticas públicas debe proteger, como una victimaria asesina. Vale aclarar que la ley plantea la interrupción del embarazo hasta la semana 14 de gestación donde científicamente no existe un bebé aun, sino un embrión en desarrollo (los mismos que son congelados y desechados en las clínicas de fertilización asistida lo cual esta perfectamente avalado por las leyes argentinas)
El escenario que se daría de cara a que se trate la ley nuevamente en el senado no es el mismo que en el 2017. Estos grupos conservadores, moralistas, intolerantes y anti-derechos encontraron una voz que los representen, lograron a través de evangélicos y católicos extremistas penetrar en la política con miras a seguir creciendo en el futuro. No es una gran masa todavía, pero los movimientos feministas tendremos que dar cuenta de esto, no subestimar su poder y generar estrategias para frenar su avance en Argentina.
Por Irene Rassetto
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen