Con un video difundido por las redes sociales Cristina Fernández de Kirchner, CFK, sacudió el escenario político hace ya 10 días. La sorpresa es una herramienta poderosa en la política. Pero no fue solo eso lo que hizo CFK. Fue inusual e histórico, que quien encabezaba las encuestas a nivel nacional desista de ir por la presidencia.
Es cierto, CFK no está, pero está. Cedió su lugar a un crítico de su segunda gestión, Alberto Fernández (AF), pero también a un amigo y parte del equipo con ella y Nestor Kirchner de los inicios del kirchnerismo. Al mismo tiempo, al estar en la formula como vice fideliza el voto que era para ella. Fue por un lado una demostración de su centralidad política y a la vez un gesto de estadista. Planteó una formula no solo para ganar elecciones, sino también para poder gobernar el país que se viene. Es de ignorancia política o mal intencionado afirmar que AF será un títere. No solo porque se trata de un cuadro político de gran envergadura, sino también porque en un país presidencialista como el nuestro, el presidente es quien tiene la última palabra. De ganar, ella conservara una cuota grande de poder institucional, al presidir el Senado. Sin embargo, su rol en la fórmula más que de control de AF, parece ser un escudo anti-desestabilizadores y el aporte de votos y la experiencia. En el primer acto público de ambos como precandidatos han reafirmado esta hipótesis. CFK serena, moderada y aportando desde la experiencia. Alberto un poco más efusivo, reconociendo el respaldo de CFK y que claramente serán un equipo de trabajo. Eso sí, él en rol principal. Elegido por su capacidad de tender puentes hacia otros sectores reacios a CFK. Una apuesta a nestorizar, a volver al espíritu del 2007, a ampliar la base electoral e ideológica que sostenga a un Gobierno que tendrá la difícil misión de un país destruido por el neoliberalismo de Cambiemos. Las primeras encuestas después del anuncio muestran una buena reacción del pan-peronismo. La fórmula retiene los votos a CFK e incluso captaría un porcentaje de votos de Alternativa Federal. Ante este panorama, es interesante reevaluar los resultados de las últimas elecciones provinciales.
Las elecciones de La Pampa y Córdoba demuestran en conjunto que el peronismo unido, de forma forzada o acordada gana por paliza. En Córdoba, la unidad peronista puede decirse que fue forzada. El kirchnerismo bajó su candidato, quedando soló Schiaretti como representando al peronismo. En el caso de La Pampa hubo un proceso de unificación del peronismo acordada y consolidada a través de las PASO. Un ejemplo de lo que se buscaba concretar a nivel nacional. El Frente Justicialista Pampeano y el PJ Cordobés obtuvieron contundentes victorias por más de 20 puntos, muy por encima de las previsiones más optimistas. En ambos casos, el peronismo reconquistó las capitales y varias ciudades que estaban en manos de Cambiemos y sus aliados. Estas dos elecciones a su vez demuestran que hay en el peronismo dos intenciones claramente distintas. Un peronismo que busca la unidad y ampliar las fronteras del frente electoral y otro que pone barreras y “peros”. Todo el análisis igualmente cobra más sentido a partir del anuncio del sábado de CFK. La jugada de CFK no deja de ser coherente con lo que venia pregonando ella y otros dirigentes cercanos a su espacio, ampliar las fronteras del espacio político. Y de esta manera desactiva el espacio que quería ocupar Alternativa federal, de ser la opción de “centro”. Este espacio que se había visto envalentonado con el triunfo en Cordoba, ahora se desinfla. La jugada de AF-CFK, los obliga a plegarse a una formula con una amplitud suficiente para atraer a los posibles votantes de Alternativa Federal o quedar marcados como aquellos opoficialistas que le siguen haciendo el juego a Cambiemos. Las últimas novedades de este espacio dan a entender que han elegido la segunda opción y que disputan ese espacio con Lavagna. Hasta incluso varios de sus referentes, Schiaretti y Urtubey, han aparecido en los últimos días públicamente a los abrazos con el presidente Macri. Ambos espacios “centralistas”, los Alternativos y Lavagna, proponen la continuidad del actual modelo neoliberal con algún maquillaje y “nuevas caras”. Estos espacios están siendo muy promovidos por la parte del empresariado local descontentos con Cambiemos. Todo está por verse, aún falta para el cierre de listas.
En el caso de Cambiemos, dos derrotas contundentes lo golpean mucho. En el caso de Cordoba incluso con fracturas en la coalición, con dos candidatos a gobernador del espacio Cambiemos peleando por quien salía segundo. Más doloroso aún debido a la presencia de varios actores relevantes a nivel nacional de la alianza presentes apoyando al candidato que quedó segundo lejos de Schiaretti. Otro punto importante es que en ambos casos Cambiemos perdió los bastiones en los cuales basó su victoria de 2015, las grandes capitales y urbes. Sumando a esto el impacto del anuncio de CFK, los obliga a algún movimiento para retomar la iniciativa política. La faz de gestión y de la economía paupérrima y desastrosa no les dá logros que mostrar para captar votos en campaña. A esto hay que sumarle que las próximas elecciones en San Juan y Entre Ríos son una victoria casi segura del peronismo, dado el resultado de las PASO. Un agravante sería la cierta posibilidad que en Santa Fé también pueda ganar el peronismo unido y Cambiemos tenga un lejano tercer puesto. Algo similar ocurriría en Tucumán y Chubut, pero allí el peronismo va dividido y Cambiemos tiene en una de las opciones más preferencias, por lo cual el resultado podría no ser tan negativo para ellos. Macri tiene a pesar de todo, cartas por jugar.
Para finalizar unas reflexiones sobre la decisión de CFK. Son aportes tanto para aquellos seguidores de CFK desencantados con la elección de Alberto Fernández, como para aquellos que no acuerdan con el actual Gobierno y están buscando alguna opción opositora:
-Primero, poco se tiene en cuenta la cuestión personal. Al parecer, CFK no tendría derecho a no querer comandar para preservarse a ella o su familia. No es lo mismo el grado de exposición del presidente que del o la vice.
-Segundo, el grado de experiencia e información que maneja la expresidenta es superior lejos a cualquier cuadro político del país. Es extraño que se dude de su decisión política por Alberto Fernández, considerando este aspecto y todo lo que ambos se conocen.
-Tercero, la construcción política no es mágica y se hace en base a las condiciones que ponen los poderes facticos. A mayor poder popular, mayores posibilidades de superar las barreras que imponen dichos poderes. En el caso de Latinoamérica, estos poderes llevan décadas construyendo sentido común en la base social sobre la cual uno quiere hacer política. Sumado a eso están los casi 4 años de gobierno neoliberal de Macri. Así conceptos como la mano dura, el dólar como moneda fuerte, la estigmatización de la asistencia social, el individualismo, la anti sindicalización y antipolítica, o el machismo son conceptos muy arraigados en parte de la población. Teniendo en cuenta esos condicionantes, igualmente se pueden ganar elecciones, pero siempre dependiendo de la correlación de fuerzas existente. En el caso actual, CFK contaba probablemente con votos que le alcanzaban para ganar, pero no para Gobernar. El acercamiento de dirigentes no siempre se traduce en votos, pero no es para nada menor el casi inmediato apoyo de la mayoría de los gobernadores peronistas, de organizaciones sociales artísticas, científicas, religiosas, sindicales y de DDHH a la formula. El pragmatismo es vital en el éxito político, donde un aparente retroceso puede ser en realidad la toma de impulso para hacer mayores transformaciones. Al parecer, AF y CFK rearmaron el equipo que conformaban con Néstor. Entonces lo importante es que tienen posibilidades de acumular mayor poder con AF a la cabeza y recuperar y mejorar los lineamientos generales del modelo de país de crecimiento con inclusión social de 2003-2015. Un dato más a favor es la confirmación de la candidatura a gobernador, en el mayor distrito electoral, del país del ex ministro de economía y actual diputado Axel Kiciloff. Un cristinista puro que terminó de confirmarse como candidato tanto con sus números en las encuestas, como con un claro y público reconocimiento de AF del fenómeno político y la popularidad que ha sumado el diputado.
-En cuarto lugar, hay que considerar la experiencia de los gobiernos populares que nos muestra Latinoamérica en los últimos años. Lula preso y proscripto no pudo instalar a su sucesor. Correa en Ecuador fue traicionado por su candidato a sucederlo, no solo en el modelo económico, sino que también es quien encabeza la persecución judicial en su contra. Venezuela, sin entrar en el debate sobre los problemas del gobierno de Maduro, se encuentra asediada por un bloqueo económico similar al que someten desde hace décadas a Cuba. En el resto de los países la hegemonía de la derecha casi ni se discute. La única excepción es la Bolivia de Evo y Linera, que sostienen el rumbo de un gobierno popular con ayuda comunicacional de los medios comunitarios y una gestión que ha conseguido un crecimiento con inclusión social inéditos en su historia.
-En quinto lugar, está la propia experiencia argentina de las elecciones 2015. Muchos de los que votaron por Scioli en el Ballotage de 2015, no lo habían hecho ni en las PASO, ni en la primera vuelta. Muchas agrupaciones, organizaciones sociales, sindicatos militaron por Scioli solo a partir de la amenaza cierta de que Macri ganara las elecciones. No fueron pocos los que hasta el último minuto hablaban, firmaban comunicados y hacían campaña anti-Macri por un voto desgarrado, por descarte, tapándose la nariz, que el candidato era el proyecto, o el voto en blanco, etc, etc, etc. Siendo claros, no era un voto ni campaña convencidas de que lo que estaba en juego eran dos modelos de país. O mejor dicho un modelo de país y otro de colonia. Un ejemplo a observar, similar, aunque nunca idéntico, es el del Frente Amplio uruguayo. Donde se han ido alternando opciones de más de izquierda y más moderada, pero se han mantenido el rumbo dentro del mismo proyecto de país de la mano de gobiernos nacionales y populares. Donde las principales conquistas del pueblo, la política exterior hacia la patria grande y los ejes centrales del modelo económico con inclusión no se ponen en juego. Pero si se dan disputas lógicas hacia dentro del diverso campo popular sobre los intereses a afectar o no. Pero lo principal es que todos los sectores populares apuestan a la herramienta electoral popular unificada del Frente amplio.
-Por último, el gobierno cuenta aún con mucho poder de fuego con el manejo de los recursos del Estado, los medios dominantes a su favor, gran parte del poder judicial y los organismos de inteligencia. Asimismo, ha involucrado a las fuerzas de seguridad y armadas en la represión y ha estimulado los comportamientos nefastos violatorios de los derechos más básicos. Ha vuelto a poner a estas fuerzas en el rol de represoras y enemigas de lo popular, enchastrando aún a los muchos y muchas miembros de las fuerzas que cumplen su trabajo como corresponde. Y lo más importante, cuenta con una parte importante aún del poder económico, el FMI y Donald Trump y Bolsonaro como aportantes de campaña para seguir con su gobierno de miseria planificada. Todo ese poder no se entrega fácilmente. Hoy existe un solo frente electoral que tiene chances reales de poder derrotarlos en las urnas. Un frente que propone en su agenda retomar las mejores políticas del gobierno anterior y mejorarlas e inventar nuevas. Para construir o reconstruir un modelo de país inclusivo, pluricultural y soberano.
Por Manu de Paz
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen