Conversamos con Andrea Pichilef, integrante de la Comunidad Mapuche Ñanco Nehuen de Los Menucos sobre el Encuentro de Mujeres Mapuche que se realizó los días 18 y 19 de abril en Maquinchao. El mismo confluyó en la creación de un espacio de discusión al que llamaron “Feminismo territorial mapuche”.
– ¿Por qué decidieron realizar el encuentro en Maquinchao?
Maquinchao queda a 70 kilómetros de Los Menucos, ese es el territorio donde ha vivido y vive hasta el día de hoy toda mi familia. Vinimos a este encuentro lamien de Viedma, Fiske Menuco, Furilofche, Los Menucos y Maquinchao. Elegimos este lugar porque creemos que tiene una connotación histórica muy importante. No es casual que haya sido un punto neurálgico durante el Aukan. Aukan para nosotros es la Conquista del desierto.
Acá tenemos muy cerquita lo que fue un campo de concentración en Valcheta. Es un lugar donde hasta el día de hoy la evangelización y el cristianismo todavía generan mucho silencio en nuestra gente. Se sostiene esa imagen del indio o la india sumisa, evangelizada. En un punto también nos cuesta que otros lamien reconozcan su identidad por esta cuestión… El mapudungun ha sido prohibido por varias generaciones.
También hace unos años tuvimos el proyecto Calcatreu, muy cerquita de Jacobacci que era un proyecto minero, donde el pueblo se organizó para decirle no a la megaminería. Elegimos Maquinchao por todas estas razones.
– ¿Cómo fue que surgió el encuentro?
-Entre nosotras nos conocemos y ya veníamos trabajando estos temas de la cuestión de género, del feminismo. Estamos tratando de generar un diálogo entre el mundo mapuche y el feminismo, haciendo algunas críticas. Personalmente milito en el feminismo hace varios años, entonces el interés surge desde ahí y de saber que otras lamien estaban planteándose las mismas inquietudes en torno al tema.
Charlando llegamos a la decisión de concretar este encuentro. Al principio lo que hicimos fue una línea de tiempo, un recorrido histórico por los distintos feminismos, investigando desde dónde y cómo surgen. Creemos que es desde los feminismos antirracistas, anticapitalistas, comunitarios e interseccionales que podemos identificarnos. Podemos tomar algunas herramientas de esos feminismos para pensar nuestra realidad como mujeres mapuche.
Nosotras hemos llegado a la conclusión de que con el discurso de la ancestralidad, de que hay cuestiones o roles que son ancestrales, se nos impone una especie de patriarcado encubierto. Entonces ese discurso siempre nos termina poniendo a las mujeres en un lugar de opresión y de sumisión.
En este sentido, entendemos al feminismo como una herramienta que cuestiona este tipo de opresión y todas las opresiones en general. Por eso apelamos a los feminismos que no se centran únicamente en la cuestión de género sino que tienen en cuenta la condición racial, la edad, la clase social.
– ¿Por qué es un feminismo territorial?
-Entendemos que en primer lugar nuestros cuerpos son territorios. Nuestro cuerpo es el primer territorio que estamos recuperando, estamos recuperando nuestra lengua y nuestra identidad. Nosotras también hablamos de nietos y nietas recuperadas porque vivimos un genocidio donde una de las estrategias principales que se usaron fue el desmembramiento familiar y el robo de las tierras. Ese mecanismo rompió con el tejido social de nuestro pueblo.
Nosotras estamos recuperando nuestros cuerpos-territorios y ese es uno de los puntos que encontramos de diferencia con otros feminismos. Sabemos que el Estado Argentino fue fundado sobre un genocidio que hasta el día de hoy no está reconocido. Somos un pueblo pre-existente a los estados argentino y chileno de ambos lados de la cordillera. Creemos que va por ahí la cuestión.
– ¿Tienen pensado próximos encuentros?
-Tenemos pensado hacer un encuentro antes de fin de año en lo posible porque tenemos que seguir profundizando sobre estas cuestiones, seguir llenando de contenido estas categorías de feminismo territorial mapuche y seguir pensando a ver cómo nos vemos y entendemos como mujeres mapuche. En este momento nuestra prioridad es esa.
Por Mariela Martínez y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo Al Margen