¿Cuál será el efecto del anuncio presidencial en los comercios donde compran los más humildes?
Este miércoles el Gobierno nacional anunciará un paquete de medidas que incluiría la ampliación de los productos del programa Precios Cuidados, como respuesta a una inflación que se volvió incontrolable y registra en los focus group oficiales un enorme descontento social.
Para el economista dirigente nacional de Patria Grande Itai Hagman, “es una medida pensada exclusivamente para llegar a las elecciones. En el mejor de los casos, lo único que se puede lograr es una tendencia decreciente de la inflación, que no permite recuperar el salario perdido. Eso depende de otros factores, como que el dólar se mantenga estable y las paritarias se ubiquen por arriba de la evolución de precios”.
En diálogo con Al Margen, Hagman sostiene que el programa, bien implementado, logra marcar valores testigo. “Aunque vos no compres Precios Cuidados, se establece un precio que marca un límite, una referencia sobre el resto de los productos por encima de la cual nadie compraría”.
Sin embargo, el economista observa que su impacto en los supermercados no tiene la misma intensidad que en los almacenes y mercados de los barrios populares, donde el programa no llega.
En un mismo sentido se expresó a Al Margen Isaac Rudnik, director del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI): “Precios Cuidados tuvo una primera etapa con cierta incidencia y otra con una incidencia cada vez menor, porque se fueron relajando los controles. Es un tipo de programa exitoso si se obliga a los supermercados a que repongan de manera constante los productos que son parte de él”.
El ISEPCI publica el Índice Barrial de Precios (IBP) sobre el relevo de 57 productos realizado en 320 comercios ubicados en 126 barrios céntricos y periféricos de 20 distritos del Gran Buenos Aires. El testeo presencial es similar a la metodología empleada por el INDEC, aunque el organismo estatal releva zonas donde residen sectores sociales más amplios que los humildes abarcados por la ONG.
“En los barrios, en los almacenes y supermercados chinos, Precios Cuidados fue siempre inexistente, excepto en una primera etapa en la que hubo una desaceleración de la inflación en esos productos”, comenta Rudnik.
Entre las medidas que Itai Hagman considera imprescindible aplicar está la ley de góndolas, un proyecto presentado por su espacio político la semana pasada en el Congreso.
El texto prohíbe la utilización de una góndola en más de un 30% de su capacidad para una sola marca o proveedor y garantiza como mínimo un 5% para ser utilizado con productos originados por la agricultura familiar, campesina o indígena, con plazos de pago no superiores a 60 días corridos, y costos logísticos y de reposición subvencionados en al menos un 30% respecto del resto de los proveedores.
Hagman dice que el proyecto tuvo buena recepción en todos los bloques parlamentarios, incluido el del PRO, entre otras cosas porque hay varias iniciativas similares dando vueltas. No obstante, sólo el suyo incluye a los trabajadores de la economía popular.
Por Pablo Bassi
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen