Investigar las situaciones de violencias de género en instituciones educativas es fundamental para contar con datos objetivos que permitan realizar intervenciones que contengan y acompañen de manera adecuada a las personas involucradas. Para profundizar sobre este tema conversamos con la Dra. Vanesa Vázquez Laba, quien brindó un curso de verano sobre esta temática en la Universidad Nacional de Río Negro.
La Dra. Vanesa Vázquez Lada es Especialista en Estudios de Géneros, Sexualidades y Violencias, y responsable del Programa contra la Violencia de Género (PcVG) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Es interesante observar el recorrido que vienen realizando desde ese Programa, para repensar las formas de intervención que se realizan en las instituciones educativas a nivel local.
En este sentido, observamos que desde el Programa abordaron 2 ejes específicos. En primer lugar problematizaron sobre los marcos conceptuales que se utilizan para asistir e intervenir la violencias de géneros, y las respuestas institucionales que se gestionan e implementan frente a manifestaciones de la violencia de género en el ámbito universitario.
En segundo lugar, las acciones del Programa contemplan la investigación en torno a las violencias y las modalidades de intervención. Entre las acciones encontramos: estudios sobre discriminación y violencia de género en la población estudiantil, y una encuesta sobre representaciones de género para dar cuenta de las formas en las que se desarrolla la violencia por razones de género en poblaciones universitarias. Estas investigaciones permiten indagar sobre las percepciones de la violencia de género y la aceptación o no de las medidas que desde la institución se vienen desarrollando, como la Consejería Integral en Salud Sexual y Reproductiva y Atención en Violencias y el trabajo en conjunto con la Red Interuniversitaria por la Igualdad de Género y contra la violencias.
Para profundizar sobre el trabajo que realizan, conversamos con Vanesa Vázquez Laba, Dra. en Ciencia Sociales, Investigadora del Conicet y responsable del Programa contra la Violencia de Género en la UNSAM:
– A principios de la semana se desarrolló un curso de verano en la UNRN cuyo título fue “Investigación e intervención de situaciones de violencias de género en instituciones educativas” ¿Nos podrías contar qué se trabajó en ese curso?
-El curso tuvo una primera parte que fue más conceptual, donde trabajamos material vinculado a cómo relacionar la violencia contra las mujeres y de género a las formas de vincularse, esto es: a los vínculos sexo-afectivos y amorosos. Para ampliar y salir un poco de la literatura de la violencia de género que no nos está dando respuestas concretas sobre cuáles son las causas de esa violencia. Entonces, dentro de las ciencias sociales, nosotras estamos haciendo análisis vinculados a lo que denominamos el amor moderno, el mercado matrimonial, el mercado sexual. En la segunda parte planteamos la experiencia de la UNSAM, como generamos estadísticas de los casos que atendemos y conté los procedimientos, el protocolo, y luego como de ser un Programa contra la Violencia de Género llegamos a una Dirección de Género y Diversidad Sexual que tiene otras acciones, además de la intervención de casos de violencia de género. Por ejemplo la transversalización de género en la formación, en la investigación y en las políticas institucionales universitarias.
– ¿Cuáles son los pasos que establece el Protocolo que comentás?
-El Protocolo es un procedimiento que atiende situaciones de discriminación y violencia de género amparados en la Ley 26485 de Protección Integral a las mujeres, la Ley de Identidad de Género y toda la normativa universitaria: la ley de educación superior y la normativa universitaria para docentes, no docentes y estudiantes. Los pasos tienen que ver, primero, con hacer una entrevista, que lo hace una psicóloga y una socióloga. En esa entrevista se le da información a la persona que consulta y se le toma el testimonio. La persona luego decide si quiere hacer una denuncia. Si quiere hacer la denuncia se arma un informe de situación, y en este informe se pone el contenido más importante del testimonio. No se coloca completo el testimonio. Y se citan las leyes que den cuenta que esa situación es una situación de violencia de género. Luego se eleva a las autoridades, a los decanos de las instituciones académicas involucradas en la situación y las autoridades abren inmediatamente una investigación sumaria si son estudiantes y no docentes, o se lo eleva a Consejo Superior para que abra un Tribunal Académico en el caso de que la denuncia sea sobre un docente. Ahí es el proceso tradicional universitario: se hacen las investigaciones, como en un proceso muy similar al judicial, se toman los testimonios de víctima y victimario, se presentan testigos y se genera desde el Área de Legal y Técnica o desde el Tribunal Académico un dictamen. Luego son los decanos, las autoridades o el Consejo Superior quienes dictan las sanciones. Las sanciones están vinculadas a la normativa de la ley de educación superior y al convenio colectivo de trabajo. El Protocolo no sanciona, sino que utiliza las sanciones que establece la normativa vigente.
– ¿Sentís que hay una conexión entre los que pasa en la calle y lo que se vive adentro de las universidades? ¿En qué sentido?
-Sí, por supuesto. El feminismo en las universidades está muy presente. En la juventud creció mucho. Está en las agrupaciones estudiantiles, las pibas que hacen política universitaria tienen un discurso feminista muy fuerte, llevan esas discusiones. Toda la política universitaria está atravesada por el feminismo. La agenda nacional, que es el derecho al aborto y los ámbitos libres de violencia, la precarización de la situación laboral de las mujeres, está presente en las universidades. Y esto hizo que las universidades no puedan pensarse por fuera de políticas feministas. ¿Qué significa esto? Si van a construir un campus, en una universidad, tienen que evaluar si la población estudiantil tiene una alta tasa de estudiantes con hijos a cargo y deberían tener una política protectiva y positiva para poder asegurar su presencia. O las licencias por maternidad o por situaciones de violencias de género. Se está repensando toda la política institucional. El claustro estudiantil, el docente y desde la gestión, se está pensando una universidad con igualdad de género y esto tiene que ver con todas las movidas de la calle.
-Ustedes forman parte de “Red Universitaria de Género” ¿Cómo interpelan desde esa Red a las instituciones universitarias?
La Red, conocida como RUGE, se lanzó en el 2015 en la UNSAM y ya incluye a todas las universidades. Hoy formamos parte del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Estamos en ese ámbito institucional para discutir políticas del sistema universitario. ¿Esto qué significa? Que si bien está el principio de autonomía de las universidades, en el CIN se juntan las y los rectores para pensar políticas universitarias. Entonces es muy importante que la política de género este ahí, para que no quede supeditada a una gestión en una universidad que “tiene onda” con la política de género. Ahí en el CIN equiparás, discutiendo y consensuando políticas de género, para todo el sistema universitario. Después cada rector verá cómo las garantiza en su universidad.
– ¿Cómo podríamos trasladar estos aprendizajes a otros niveles del sistema educativo? Pregunto específicamente sobre el nivel medio, porque se detectan violencias naturalizadas en esa etapa de crecimiento y la ESI todavía no es moneda corriente dentro de las escuelas.
-Involucrando al Ministerio de Educación Provincial y Nacional. Eso desde lo institucional, que a veces es muy difícil. Pero después con las agrupaciones estudiantiles, con los centros de estudiantes. Están muy organizados, no sé acá en Bariloche, pero en la Ciudad de Buenos Aires hay muchas conducciones de los centros de estudiantes que son con pibas. Pibas muy politizadas con una agenda feminista a quienes no hay que enseñarles nada. Solo hay que formarlas en una política más fina, de cómo se interviene, como se arma un protocolo, cuestiones más técnicas, pero no en política feminista.
-Después del #miracomonosponemos muchas jóvenes buscaron en las redes sociales exponer situaciones de abusos que viven y desde nuestro punto de vista es riesgoso ¿cuáles son los peligros de usar las redes sociales y porqué tienen que estar las instituciones, ya sean educativas y/o judiciales, presentes?
-Sí, porque lo que más queremos frente a una situación de violencia de género es que se corte la violencia. Es decir: el hostigamiento, el acoso, el maltrato, el insulto. El tipo de violencia que sea. Y la única manera de que se corte es que una institución intervenga y ponga un límite. Por eso nosotros tomamos medidas protectivas ¿Qué es una medida protectiva? Bueno, una perimetral. En una situación riesgosa para la estudiante, el decano o la autoridad toma una medida protectiva y durante la investigación el estudiante, que está siendo investigado por acciones violentas, no puede entrar al campus. Sí le garantizamos el derecho al estudio y se arma todo un sistema online para que pueda estudiar, porque es un derecho, pero no puede entrar al campus ni cruzarse con esta chica. Es muy importante, un alivio. Y después, si la situación lo amerita, una sanción. Cada vez hay un movimiento menos punitivista. Porque al principio, los datos nuestros daban que la única manera de resolver una situación de violencia de género era expulsar a la persona que perpetró violencia. Pero porque se entendía muy mal la violencia de género. Se entendía de una manera natural: uno nace violento. El varón nace violento. Ahora como han estudiado más, han leído más, y se interiorizan más sobre las cuestiones de violencia se entiende que la violencia es una práctica construida, que es muy difícil desandar, no digo que de la noche a la mañana uno deja de tener esas prácticas, pero lo sacás de un lugar de ontologización: el varón es violento por naturaleza. Al sacarlo de ahí, vos podés proponer políticas pedagógicas, preventivas y no punitivistas, como es la expulsión.
A veces nos preguntamos cómo intervenir, cómo acompañar y contener. El Programa contra la Violencia de Género de la UNSAM es un ejemplo a estudiar y tener en cuenta para profundizar el trabajo en las instituciones educativas. Investigar los marcos conceptuales institucionales sobre la violencia de género, sistematizar las intervenciones y acciones realizadas, repensarlas, y construir desde el trabajo concreto reflexiones y conocimientos objetivos para mejorar las intervenciones. Un mapa de ruta a mano.
Por Florencia Taylor
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen