En una presentación que combinó buena música y transfeminismo, Miss Bolivia hizo vibrar el km 13 de Bariloche. En una entrevista exclusiva para Al Margen pudimos conversar sobre militancias, feminismos y música.
En el marco del Culturica Festival, que se desarrolló el sábado 19 de enero en el predio del Hipódromo, se presentaron diversas bandas, entre ellas, la que tiene por protagonista a Paz Ferreyra, conocida como Miss Bolivia. Cerca de las doce de la noche, con una luna casi llena de fondo, Miss Bolivia ingresó al escenario Culturica. Después de un “¿estamos listes?” la banda comenzó a sonar. Hubo temas dedicados a las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, a quienes les agradeció por haberle enseñado a luchar. Pero principalmente hubo buena música y dichos y gestos transfeministas que pueden resumirse en una frase que Miss Bolivia dijo más de una vez desde el escenario: “se va a caer” y “lo que no es necesario, es el fucking patriarcado”.
El momento cumbre fue cuando recitó a capela la letra de “Paren de matarnos”, que escribió cuando asesinaron a las dos jóvenes mendocinas en Ecuador. Pero esta vez dijo: “es para Lucía, para Agustina y para todes. Paren de matarnos”.
En una entrevista exclusiva, pudimos conversar con Miss Bolivia:
En tu música incluís contenido sobre derechos humanos y especialmente sobre feminismos, ¿te fue difícil instalar esos mensajes en el ambiente de la cumbia y el rap?
La verdad es que al principio fue hablar de cosas diferentes, apropiarme de los terrenos de la cumbia o transitar el camino del hip hop donde se hablaban ciertas cosas, y fue, no sé si difícil, más bien algo novedoso, diferente. Quizás hubo que laburar un poco para instalar ciertas preguntas y contenidos. Pero creo que la cumbia siempre tuvo una cuota muy alta de crítica social y de relato social cultural, eso ya estaba instalado. Quizás hablar de cuestiones de feminismo en estos circuitos fue distinto. Pero no siento que me cueste instalar ciertas preguntas o ciertas creencias y relatos que transmito en la música. Creo que la gente que escucha o viene a ver a Miss Bolivia lo hace porque le interesan estos temas. Por eso ya hoy en día hay muches artistes que hacen circular con sus canciones este tipo de contenido, empieza a ser super habitual.
En tiempos del “#MIRACOMONOSPONEMOS” en el que las actrices argentinas lograron construir una red para combatir el machismo ¿Cómo se relacionan las mujeres dentro del ambiente de la música? ¿Logran construir redes?
Desde el primer día siempre hubo un laburo en red, con distintas cuestiones por lo que demanda la escena de la música. Quizás no hay una organización social como es Actrices Argentinas, pero hay organizaciones de músicas a nivel federal, regional y provincial. Y se trabaja un montón. Hay grupos de wassap, de Facebook, hay asambleas. Creo que la música es un canal privilegiado para transmitir ciertas luchas y militancias y estamos todes de acuerdo y reflexionamos sobre cuestiones concretas, como la circulación hetero-patriarcal en la música. Esa dinámica que impregna cualquier esfera de la vida privada y pública está presente en la industria musical.
También es un ambiente donde se vislumbra esa relación machista y desigual de “la joven groupie – ídolo del rock”, en la que se dan muchas formas de abuso ¿Crees que se esta logrando deconstruir? ¿Hay una crítica dentro del ambiente a esa situación?
Sí, creo que estamos en momento de plena deconstrucción y reescritura de la dinámica verticalista y abusiva de poder. La relación “ídolo de rock – groupie” es algo histórico que viene asociado del rock, con relaciones de abuso de poder, y fue moneda corriente. Pero ahora hay una revisión crítica, propia y ajena. La sociedad esta con la lupa en esto, y para adentro de la comunidad de la música también hay un grado de alerta muy grande. El umbral de tolerancia bajó un montón. Hay cosas que no. Y después sí, hay guiones que se siguen reproduciendo pero porque son cosas muy antiguas que todavía pasan. Hay que comunicarles a esos señores que ya fueron. Que el abuso de poder ya ni siquiera es “hot”. Tipos que creían que por ser el ídolo musical tenían derechos. Eso todavía pasa, obvio, pero yo creo que con el grado de revisión al que estamos llegando eso debería empezar a disolverse, a ser escrachados, denunciados. Es importantísimo que se involucren las instituciones que atraviesan la música, como por ejemplo el Instituto Nacional de la Música, donde hay un montón de herramientas y fuentes para llevar a cabo esta deconstrucción y revisión. En particular me encuentro militando activamente la ley de cupo que va a poner más mujeres músicas y disidencias en los escenarios, en los festivales. Se presentó el proyecto para esta ley. He asistido a reuniones con distintos grupos de productores y managers, y gente del teatro, como para llevar a las cúpulas del sector la inquietud. Muchas veces hay fuertes resistencias. Por eso me convoca sobre manera seguir militando esta ley que ahora se retomará en marzo.
Cuando escribiste PAREN DE MATARNOS dijiste: “necesitaba transformar el dolor que había sentido y sacarlo del cuerpo como canción” ¿qué le aporta tu música al movimiento de mujeres y al transfeminismo?
La verdad es que no sé si puedo evaluar eso. Pero sí puedo decir que mi intención es activar la música y las canciones como herramientas emancipatorias, empoderantes y de transformación social. Cada persona puede apropiarse o no de ellas. No creo en las referencias, no creo en la representatividad. La música esta ahí, yo la lanzo, la comparto, y quien se quiera apropiar de ella para eso esta. A mí la música me salvó la vida y me la cambió. Y si la música que yo emito puede serle de utilidad a alguna persona me siento satisfecha.
Estar arriba de un escenario, con un micrófono abierto, es un acto de mucho poder ¿cuáles son los mensajes imprescindibles para este 2019? ¿Qué mensajes va a acompañar Miss Bolivia?
Es verdad que es una cuota grande de poder tener un micrófono y sonar en parlantes, en un escenario, y lo interesante es ver qué hacer con este poder. Si lo vas a agarrar para el ego o lo vas a usar a este poder para ser canal y que por ahí se emitan las luchas. Pienso que voy a seguir acompañando los mensajes que vengo multiplicando hace muchos años. Sigo militando, y no vamos a dar ni un paso atrás, en la campaña por la legalización del aborto legal, seguro y gratuito. Creo que todo lo que se hizo el año pasado fue enorme, salimos a la calle, y simplemente se dilató el proceso de legalización. Voy a tener el puño en alto. Y voy a parar este 8 de marzo. Paro siempre que hay paro, paro por temas laborales, por las convocatorias de las redes sociales. Ahora va a haber asambleas, hay que seguir luchando: basta de femicidios, basta de transfemicidios. Tenemos que poder decidir sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos. También voy a estar activamente con la ley de cupos que te contaba antes. Siempre creo que es importante que las luchas se tejan en una red, porque las luchas son transversales. Por ahí voy a un festival, como fui el otro día en el oeste, y nos reunimos con un cacique y con una señora del consejo de ancianos y hablamos mucho de las minorías y los pueblos originarios y los abusos de poder por parte del estado y la injusticia social que son muy similares. No siento que se puedan separar las luchas. Estamos en un entretejido, en una malla transversal, y las luchas se van construyendo, van evolucionando y se van transformando. Están en movimiento.
Creemos que vos formas parte de una línea de mujeres que han expresado en la música nuestros dolores y luchas ¿Quiénes son tus referentes?
Mis referentes son un montón, un abanico muy plural y diverso. En la música puedo remontarme bastante atrás, referentes como Chavela Vargas, Nina Simone, entre otras. Pero después puedo ir a un montón de mujeres en Argentina. Esta escena existe porque existió una previa, como María Marta, Mimi Maura, Viudas e Hijas del Rock and Roll. Hay un montón de mujeres en el ambiente de la música, del tango y del folklore, por ejemplo Mercedes Sosa, que fueron abriendo el camino en un territorio heteropatriarcal y machista. Pero la verdad es que hace poco hice un posteo y decía que cuando era chica mis heroínas eran la mujer biónica y la mujer maravilla, y en cambio ahora mis heroínas son mujeres accesibles, reales, cercanas. Son mis amigas, muchas son periodistas, actrices, madres, lesbianas. Es muy plural el abanico, y el nombre y el apellido hacen que se concentre, y está bueno redistribuir el poder ahí adentro. Que no quede centralizado en dos o tres nombres propios. Sino se pierde ese colectivo de mujeres que están trabajando.
Mis Bolivia se despidió del escenario con un “nos re vimos en el 2019” y luego sostuvo el puño en alto para decir: “al patriarcado ni cabida”. Quedó instalado en el aire, como un mensaje concreto para este 2019 que recién empieza.
Fotografías: Eugenia Neme
Por Florencia Taylor
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen