Lucía Cabrera se convirtió en la primera mujer en denunciar el año pasado un acoso callejero. Milita en la organización feminista Marea y dialoga con Al Margen, entre otras cosas, sobre la denuncia de Thelma Fardin.
Venía caminando meses atrás por avenida Lacroze, en Buenos Aires. Eran la tres de la tarde, cuando advirtió que un taxista la venía siguiendo y luego, con insistencia, le pidió el teléfono.
“Al principio traté de ignorarlo, pero pasaban las cuadras y me seguía con el auto”, cuenta a Al Margen Lucía Cabrera. “En ese momento estaba asustada hasta que en un momento me cansé, encontré un policía en la vereda y le pedí ayuda”.
Como el acoso callejero ya estaba tipificado en el código contravencional porteño, Lucía decidió realizar una denuncia, acompañada de la organización feminista en la que militaba.
Se convirtió así en la primera mujer en hacerlo y lograr que el victimario asista a un taller de concientización sobre violencia de género. Durante los días siguientes, se enteró de decenas de chicas que siguieron sus pasos.
-Recordando tu caso y analizando la denuncia de Thelma Fardin, es asombroso el alcance que adquiere una denuncia colectiva
-Totalmente, porque el objetivo no sólo es demostrar un hecho, sino una realidad diaria en todos los ámbitos, que nos atraviesa a muchas, no sé si la mayoría, te diría a todas. Juntas nos empoderamos, empezamos a hablar, a visibilizarnos, a sacarnos de encima sentimientos de culpa y vergüenza que no nos corresponden
– ¿Cómo evaluás el rol de los medios?
-Los medios buscan el conflicto. En el caso de Thelma, hubo uno que le dio la voz a Juan Darthes y eso es un problema, porque para Thelma constituye una doble violación. Ya es duro haber asumido la violación y ponerla en palabras.
-A lo largo de estos días hubo preguntas periodísticas que reflejan la búsqueda de una sociedad por deconstruirse. ¿Coincidís?
-Hubo un cambio en ese sentido. Creo que los límites en el caso de Thelma lo puso la colectiva de actrices, determinando hacia dónde queremos ir en ese proceso de deconstrucción. Porque hablar por hablar para tener rating en un programa también es un problema.
– ¿Qué fue es más importante: el mensaje a la sociedad o el castigo al victimario?
-Las dos cosas. En el medio hay debates sobre punitivismo si o no. Es un terreno empantanoso, porque nosotras no buscamos femicidas presos; no queremos más femicidios. Nos preguntamos entonces cómo hacemos para revertir este machismo cultural que nos atraviesa, que se sigue reproduciendo desde muchos espacios. La prevención para eso es importante, formarnos en la Enseñanza Sexual Integral. Y también creo que es importante que la Justicia pueda sancionar este hecho; que la comisión de un delito traiga consecuencias
-Ese debate al que hacés referencia sobre el punitivismo, ¿se está dando actualmente en el movimiento feminista?
-Existe. Cuando ocurrió mi caso lo charlé con mis compañeras, y en lo personal no me importaba que el tipo vaya preso o pague una multa. Me importaba que algo cambie, que deje de haber violencia contra las disidencias que no sean varones, blancos, hetero.
-Es difícil comprobar la comisión de delitos contra la mujer, ¿no?
-Si, y es terrible. Porque como están dadas las cosas, la denuncia te revictimiza. Tenés que contar y recontar cada detalle, revivirlo, es muy fuerte, muy terrible. Que prescriban estos casos también es un problema, porque la naturalización de estas situaciones nos lleva mucho tiempo verlas, años, una década en el caso de Thelma
– ¿Está tipificado el acoso callejero en una ley nacional?
-Diputados logró darle media sanción a la figura como forma de violencia, en la ley 26.485, que es la de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. Como ese proyecto finalmente no se debatió en Senadores, perderá estado parlamentario este año. Por otro lado, para que sea tipificado como delito contra la integridad sexual habría que modificar el Código Penal, proyecto que se rechazó a principio de año en Diputados.
– ¿Por qué?
-Hubo críticas de algunos diputados, pero sobre todo falta de voluntad política de la presidenta de la Comisión de Derecho Penal, Gabriela Burgos: una militante de Cambiemos contra el aborto legal.
Por Pablo Bassi
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen