La prueba fotográfica aportada por una reportera gráfica mostró que los efectivos policiales usaron en forma generalizada las escopetas apuntando directo a los cuerpos de los manifestantes, identificándose con total claridad a uno de los ocho acusados en esa posición durante la represión masiva del 17 de junio de 2010.
En la jornada número 13 del juicio oral y público contra la cúpula de la policía rionegrina, que se realiza en la Tercera Circunscripción judicial con asiento en Bariloche, otro manifestante herido extendió la franja horaria de la persecución callejera hasta entrada la noche, cuando el poder Ejecutivo y toda la Jefatura ya tendría bien acreditada la muerte de Sergio Cárdenas y la agonía en quirófano de Nino Carrasco.
A la vez, la defensa de los policías intentó exhumar la hipótesis del presunto uso de armas de fuego por parte de los manifestantes apelando a una desprolija convocatoria como testigo a una persona que había seguido desde el público todas las audiencias. La hipótesis de la presencia de “encapuchados” con un arma calibre 22 y otro con una tumbera fue esgrimida rápidamente por la propia policía, repetida por el propio ex gobernador Miguel Saiz, plasmada en el sumario de investigación interna de la policía primero y volcada en sede judicial después. Ocho años después y con doce jornadas de audiencias reveladoras, el testigo no corroboró lo que se había prestado a afirmar en su momento entre cuatro paredes y sin el control de la sociedad que permite la instancia de estos juicios.
Alejandra Bartoliche, trabajadora de la agencia Telam y colaboradora de distintos medios, aportó a la causa aproximadamente mil fotografías realizadas desde las 10.30 de la mañana del jueves 17, las que junto a otros documentos son base de una pericia interdisciplinaria realizada por el físico Guillermo Pregliasco, quien brindará testimonio el 1 de noviembre. Hoy Bartoliche relató su experiencia a la par que exhibió una selección de un centenar, que brinda precisiones horarias a muchos de los dichos de diferentes testigos.
Las fotografías mostradas en audiencia corroboraron, de los hechos que nosotros conocemos por las partes y el acompañamiento de estos años:
– el uso generalizado por parte de la policía de las escopetas en forma horizontal, apuntando directo a los cuerpos;
– un efectivo portando una caja de munición de plomo de marca “Stopin Power” como las indicadas por los peritos balísticos que ya declararon;
– el ataque centrado en la casa de la familia de Diego Bonefoi, asesinado horas antes, desde antes del mediodía y previo a la respuesta con piedras por parte de jóvenes manifestantes;
– nunca hubo una multitud, sino grupos de no más de 8 o diez manifestantes con piedras;
– personas adultas reclamaron en la comisaría 28 por personas detenidas durante la mañana, que no están incluídas en este caso ni en ningún otro;
– dispararon gases lacrimógenos contra las viviendas de vecinos que simplemente miraban los acontecimientos;
– actuó personal de civil con ropas del mismo tipo y estilo que los jóvenes de barrio;
– Víctor Pil, uno de los tres efectivos en actividad acusados por el homicidio de Sergio Cárdenas, se ve participando del dispositivo y apuntando con la escopeta en forma horizontal, directa a los cuerpos, y no inclinada hacia abajo buscando el rebote en el piso, como debería hacerse en caso de dispersión de manifestación;
– y, también, las condiciones en que los manifestantes y vecinos socorren a los heridos en medio de gases y balaceras.
Mas jóvenes testigos y víctimas
Finalmente declaró otro muchacho, que tenía 14 para el momento de la represión, tío de Nino Carrasco. Tiraba piedras. Estaba en el grupo que un avance policial los obliga a refugiarse dentro de la casa de la familia de uno de ellos, donde quedaron encerrados por las descargas frontales a la casa y con Nino desvaneciéndose. Horas más tarde, entre las 21.30 y las 22, en la zona de barrio Las Quintas fue corrido por la policía junto a otros jóvenes; recibió cuatro impactos de bala de goma (dos en un brazo y dos en las piernas).
Ese barrio está a varias cuadras de la sede de la ex comisaría 28, epicentro y presunto objetivo de todo el dispositivo policial desplegado. Es decir, que la conducción policial para esa hora había redefinido el objetivo del control de la ciudad y ampliaba el radio de persecución contra los jóvenes, lo que el viernes 18 no tuvo límites, lo que jamás investigó la justicia.
Multisectorial contra la impunidad y la represión.
Fotos : Gentileza Alejandra Bartoliche
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen