Mientras escribía esta nota un juez ordenó reincorporar a un grupo de despedidos de la agencia estatal Télam. Y la noticia enmarca la realidad actual de los trabajadores de prensa.¿Se puede ejercer el periodismo, pese a la presión de empresas y gobierno?, ¿cómo? En este escenario, ¿dónde se para el periodista?¿Cómo se surfea el neoliberalismo desde una profesión que está en permanente relación/tensión con el poder?
El trabajador de prensa a veces se olvida que es trabajador. Dice “soy periodista” como si eso lo desligara de la relación de dependencia económica que lo ata a una empresa periodística. Y las empresas se esfuerzan por hacernos olvidar (a todos) que son un negocio, se muestran como detentores de la información, buscadores de la verdad, opinólogos, especialistas en miles de cosas inespecíficas, pero especialistas al fin.
Las empresas (y hasta podríamos decir fábricas, en el sentido de fabricar, producir) de opinión, de realidades, de enemigos, de humores sociales, de creencias, de temas de actualidad, de “agenda”, necesitan obreros, trabajadores de prensa.
¿Y el gobierno? Se podría decir que es el mayor usuario de estas empresas. Porque los usuarios no somos los televidentes, ni los lectores de diarios, revistas, redes sociales formales, ni los oyentes de radio. Los verdaderos usuarios, los que consumen lo que estas empresas venden, son los gobiernos u otros grupos de poder. ¿Una campaña para desprestigiar a tal político? Se habla con una empresa multimedia y listo. ¿Se necesita hacer creer que si no se vota a tal candidato terminamos en el infierno? Se negocia con el grupo hegemónico de información, y solucionado.
¿Y nosotros? Los que vemos la tv, leemos las noticias y escuchamos las radios, quizás, en un sentido clásico -si no romántico- somos consumidores, pero más bien somos “consumidos”, somos materia prima, somos el animal al que los medios deben alimentar para que suceda lo que les encargaron, sea una campaña de desprestigio, posicionar un candidato y no otro, o que no se vea cómo y cuánto dinero están robando al Estado.
Pero al mismo tiempo los periodistas (algunos, hay que aclararlo) quieren ser periodistas de verdad, no solo producir mercancías; quieren saber e informar, investigar, acompañar un cambio social, o incluso hasta motorizarlo a través de poner la información al alcance de todos. ¿Y cuál es la realidad de esos periodistas, y de los medios donde trabajan?
Mariano Colombo, periodista, y secretario general del Sindicato de Trabajadores de Prensa de Bariloche y zona andina y vocal de FATPREN, describe la realidad de los medios en la Patagonia, como “muy compleja. Los medios gráficos tradicionales, los de papel, están en crisis bastante profundas a tono con lo que pasa a nivel mundial, es decir hoy las nuevas tecnologías permiten mayor cantidad de accesos a las noticias, a través de dispositivos, como los celulares o las tablets. Hoy desde cualquier lugar del mundo uno pude acceder una página web y de esa manera lee las noticias, esto implica que las ventas de los diarios en papel han mermado rotundamente, es un proceso que viene de largo pero en este último tiempo ha habido un incremento en la merma de ventas. Esto hace que la mayoría de los medios esté optando por reducir, o la cantidad de páginas que imprimen en cada una de sus ediciones, o la cantidad de días a la semana que imprimen sus diarios; o directamente cesan la impresión y se vuelcan a lo digital. Lógicamente esto que te digo trae aparejado la reducción de puestos de trabajo”. Lo mismo pasa en radios y canales de televisión. Entre las revistas independientes, según el último censo de AReCIA (Asociación de Revistas Culturales Independientes Argentinas) de 350 quedan 200 y la mayoría además se han volcado a Internet.
Entre los conflictos que se están dando o se han dado en el último tiempo en la Patagonia, se puede mencionar a los del diario El Patagónico y canal 9 de Comodoro Rivadavia, también los dos diarios de papel que circulaban en Esquel, que terminaron cerrando (donde los empresarios “desaparecieron” y dejaron a 20 o 30 familias desocupadas por diario; los trabajadores constituyeron un grupo cooperativo que sacó un diario a la calle). El diario Río Negro viene achicando su edición y están volcando a sus periodistas al soporte web. Hace un tiempo en Noticias de la Costa, se despidieron entre 10 y 15 trabajadores.
“Hay diarios oficiales, hay medios oficiales, eso está claro –detalla Mariano Colombo-. Y fundamentalmente las empresas viven de la pauta oficial, sea provincial, municipal o nacional, a través de los distintos estamentos del Estado y de las empresas que son públicas, por ejemplo, aquí en Río Negro vas a ver que los diarios tienen publicidad de ALTEC, de Lotería, de las empresas estatales, y son fundamentalmente el gran aportante de pauta publicitaria para los medios patagónicos”.
La decisión sobre qué se escribe y qué no, es fundamental para armar “agenda”, es decir, ir creando una realidad, una lista de los “temas importantes” para la sociedad. La censura a veces llega de la mano del miedo, y se transforma en el monstruo que va empequeñeciendo al periodista: la autocensura. Es difícil o imposible juzgar al otro, porque siempre hay que estar en esos zapatos, para saber el tamaño real de las presiones.
El secretario general del SiTraPren, cuenta: “Me consta de algunos compañeros, de medios estatales puntualmente, que tienen prohibidas las entrevistas a funcionarios de lo que hoy es la oposición, me consta porque me lo han contado no porque haya presenciado el momento de censura, pero confío en los compañeros”.
Y además, los trabajadores tienen que enfrentarse con la fricción que se genera con los empresarios, en la búsqueda de mejores y más justas condiciones de trabajo. En la Patagonia, por ejemplo, los trabajadores de prensa no cobran zona fría. Uno de los reclamos de más larga data que tiene el sector. “En relación a los conflictos -reflexiona Mariano- quizás no sean tan visibles porque los mismos medios se protegen entre sí para no difundir los problemas que existen en otras empresas, porque nunca saben cuándo van a caer ellos como víctimas de alguna protesta de los trabajadores”.
¿Cuáles son los reclamos que llevan adelante los gremios del sector? “Nuestras luchas son las mismas de siempre. Lamentablemente damos muy poquitos pasos hacia el frente, a pesar de nuestra voluntad, porque en determinado momento siempre chocás con la intransigencia de los empresarios. Pero en líneas generales los reclamos son siempre los mismos, en toda la provincia tenemos trabajadores sin registrar, categorías incorrectas, trabajadores encuadrados en convenios que no corresponden al sector de prensa, atrasos salariales, falta de pago de los aportes patronales a la jubilación y obras sociales”.
Pero, y retomando aquello de los fantasmas y demonios que debe enfrentar cada uno, añadiendo quizás el grado de valentía que se tenga, Mariano explica que: “la lucha más grande que tenemos desde el sindicato por ahí muchas veces es contra nuestros propios compañeros, por la falta de conciencia, de compromiso. Hay infinidad de razones que los llevan a aceptar condiciones que avasallan sus derechos, y cuando desde los sindicatos se intenta dar la pelea generalmente chocamos no solo con la reticencia del patrón sino con la del empleado, del trabajador que no quiere entrar en situaciones de conflicto. Por supuesto esto en un escenario donde a nivel nacional en estos últimos dos años y medio hubo más de3.500 despidos. Es decir, somos conscientes de que los medios están en caída, que están echando gente por todos lados y entonces a la hora de salir a reclamar algunos compañeros a veces prefieren quedarse en el molde para no perder el trabajo, que es el temor más grande”.
Las pasiones no desaparecen. La vocación de los que aspiran a un mundo mejor desde sus profesiones difícilmente se pueda enterrar bajo la arena que hoy nos cubre y amenaza con desertificarlo todo.
Por Melissa Bendersky
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen