Equiparar las responsabilidades en el cuidado de la reproducción entre mujeres y varones es una deuda pendiente. Por el momento, las estadísticas en Río Negro hablan de 1 vasectomía cada 60 ligaduras de trompas.
Sin embargo, conversando con el Urólogo Fernando Colangelo, quien trabaja en el sector privado y público de la salud en Bariloche, constatamos que el número de vasectomías viene en aumento. En esta nota, te acercamos respuestas a preguntas que quizás tengas sobre este método anticonceptivo que tiene por protagonista a los varones.
– ¿Cuáles son las principales consultas que hacen los hombres cuando llegan a tu consultorio?
-Nosotros vemos problemas de próstata. Tenemos un público mayor, de 50 años, con patologías que son las que más controlamos, como la hiperplasia prostática benigna que trae síntomas para orinar y la otra es el cáncer de próstata. También vemos otras consultas, por cálculos, problemas para orinar como sangrado, infecciones, trastornos de disfunción sexual, trastornos de infertilidad y entre ellos la vasectomía que es lo que venís a consultar.
-Y cuándo te consultan por vasectomías ¿qué te preguntan? ¿detectas miedos?
-No, la gente no viene con miedos, sino a informarse. Vienen a ver de qué se trata, en qué consiste, qué consecuencias tiene, cuánto tiempo van a estar con molestias o inactivos por la cirugía, si es reversible o irreversible. Preguntan sobre el dolor. Esas son los principales motivos por los que vienen.
– ¿Y es posible revertir la vasectomía?
-Mirá las vasectomías se pueden revertir en centros de andrología, que son centros especializados. Se realiza una microcirugía. Y la tasa de éxito es del 20% aproximadamente. Ese es el punto con el que más disentimos con el paciente que viene informado con que “si quiero lo revierto”. Deben saber que la tasa de reversibilidad es muy baja y las chances de revertirlo son más altas si lo haces dentro del primer año. Y es bastante improbable que uno se haga una vasectomía y al año diga “me arrepentí”. Cuanto más tiempo pasa más difícil es revertirlo. No quita que por ahí, te operes, no puedas revertirlo, pero te hagas una biopsia testicular, recuperes espermatozoides y por un método de fertilidad asistida se logre un embarazo. Pero lo que charlo con el paciente es que si uno lo hace con la idea de que es reversible, hay que conversar sobre otros métodos anticonceptivos. Eso lo tienen que tener muy claro los pacientes. Existen otros métodos anticonceptivos y si uno lo hace con esa idea, no, no conviene. Yo tampoco me niego a la decisión del paciente. Si el paciente lo quiere hacer listo, pero hay que informarlo. La verdad es que 2 veces se me planteó esta situación, de revertir una vasectomía.
– ¿Cuál es la relación entre consultas que hacen y las vasectomías que efectivamente se realizan?
-Son muy pocos los pacientes que consultan y no se realizan la vasectomía. Es muy raro. Puede pasar que pase un año y recién ahí se la hacen. O me ha pasado que vienen con el hijo nuevo y te dicen: “bueno, ahora me la voy a hacer”. Eso me ha pasado: “tuve otro y ahora sí me hago la vasectomía”. Pero en general vienen con una decisión tomada. A veces te dicen que lo manda la pareja: “ahora te toca a vos”. O como un gesto de amor hacia su pareja: “tengo que poner el cuerpo”. Pero no, generalmente, te diría que más del 90% que viene a consultar viene decidido a realizarla.
– ¿Y vienen varones solos o te tocó de atender parejas?
-La mayoría de las veces vienen solos. Pero a veces vienen con la pareja.
– ¿Cómo es el perfil de ese varón que hace consultas sobre las vasectomías? ¿Edad, situación civil?
-La ley provincial sobre la vasectomía esta desde el ´95 y en el 2006 salió la ley a nivel nacional. Es notable como va aumentando el público, y mes a mes vamos notando un aumento en las vasectomías. Antes era muy poca gente, y era un público tirando a más de 45 años. Hoy, si bien la mayoría siguen siendo mayores de 40 años, también tenemos pacientes de 30 o 25 años. Esta ley lo que dice es que si vos sos mayor de 18 años y te querés hacer una vasectomía te lo podés hacer. Antes se necesitaba una evaluación psicológica, ahora ya no. Pero hoy el público es más variado.
– ¿Hay resistencias de parte del cuerpo médico si viene un chico de 21 años y dice que quiere hacerse una vasectomía?
-Uno intenta que el paciente entienda que es irreversible. No es que hay una resistencia, sino ponerlo en sintonía. A los 21 años no pensás en tener hijos y quizás después te encontrás con una pareja que va a querer, y vos tenés una imposibilidad. Y no me gustaría que ese paciente vuelva a los 28 diciéndome: “mirá, me arrepentí”. Entonces uno le explica bien, pero la decisión es del paciente. Si el paciente entendió de qué se trata, qué consecuencias tiene y decide que sí, yo la hago. La decisión es personal, no puedo ni convencerte ni negarme a realizarlo.
– ¿Existe la posibilidad de ser objetor de consciencia en la legislación sobre vasectomías?
-Uno puede serlo, está contemplado en la ley. Pero si sos objetor de consciencia sobre la vasectomía, sos objetor de consciencia para todos, no sólo para los pacientes de 18 años o 30. Yo no conozco a nadie que sea objetor de consciencia en vasectomías. No conozco ni un solo caso.
-Estuve revisando algunas estadísticas, a nivel nacional como a nivel local. Y a nivel nacional hay una estadística del 2016 que habla de 13.000 ligaduras de trompas, contra 97 vasectomías…
-Acá es 1 – 60. Una vasectomía cada 60 ligaduras de trompas. Otro dato interesante que me pasó mi colega, el Doctor Sandoval, es una estadística nuestra, local, de acá de Bariloche: en el ámbito público se hace una vasectomía cada tres meses, en el ámbito privado se realizan 3 vasectomías por semana. Es una diferencia notable. No sabemos bien por qué.
-Y mirando estas estadísticas ¿por qué crees que cuesta tanto instalar este método anticonceptivo?
-Por falta de información. Cuando llegué acá en el 2009 hacíamos una vasectomía cada seis meses. Hoy en día hacemos 3 por semana. Y eso aumenta mes a mes. Entonces creo que es un tema de información. El “boca en boca”, el hecho de que alguien te cuente “se operó un amigo…” o el esposo de, o un compañero de trabajo. Eso de poder preguntar cómo le fue, de qué se trata.
– ¿Qué necesita saber un paciente sobre el procedimiento?
-Primero en qué consiste la cirugía. En general se hace de manera ambulatoria, uno se va en el día, se hace con sedación y a veces con anestesia local. La recuperación es bastante rápida. Es una cirugía menor: son dos incisiones de 1 cm en la raíz del escroto, se liga el conducto deferente y se secciona. También es importante saber si afecta en algo el orgasmo, la erección y la eyaculación, que no la afecta. El testículo aporta un 1% al volumen seminal, porque el semen se produce en la vesícula seminal y en la próstata. El testículo sólo aporta espermatozoides. O sea, uno no lo va a notar ni en el eyaculado, ni en el volumen, ni en la erección. La verdad es que se recupera y se reinserta rápidamente en el ámbito laboral. Y lo que uno tiene que esperar después son 3 meses para hacer un nuevo espermograma para ver que no haya espermatozoides. Si no hay, ya ahí puede dejar de cuidarse con su pareja por un tema anticonceptivo. Pero es importante que sepa el paciente que no previene enfermedades de transmisión sexual.
– ¿Por qué crees que el cuidado de la reproducción está enfocado sobre las mujeres y no sobre los varones?
-Es un tema de educación. Es necesaria educación sexual en los colegios. En la calle. En los medios de comunicación. Educación. La reproducción en sí es un tema de educación.
Por Florencia Taylor
Equipo de Comunicación popular Colectivo al Margen