Decenas de Santiago Maldonado se abrieron paso en el Centro Cívico, mientras de fondo sonaba la banda que alegraba la Fiesta de la Nieve. El llamado de Sergio, al cumplirse un año de la desaparición
Irrumpió en la Fiesta de la Nieve raudo como en la historia reciente. Cuando las decenas de rostros de Santiago Maldonado ingresaron al Centro Cívico, la música sobre el escenario se fue apagando hasta oírse el silencio, el llamado a la memoria, la acusación a Gendarmería.
Un grupo de barilochenses se congregó este miércoles para pedir justicia por Santiago, casi trescientos sesenta días después de la tarde en que Sergio, el hermano, exigió desesperado su aparición sobre las escalinatas de la municipalidad. “Patricia Bullrich pretende solamente sacarse una foto con nosotros“, había dicho entonces. “Lo vamos a hacer, pero junto a Santiago con vida“.
Hoy no pudo estar, pero quiso que el pueblo de Bariloche, las organizaciones de derechos humanos, sindicales, políticas y los artesanos recordaran el inicio del calvario de 78 días sin noticias de su paradero, por responsabilidad del Estado argentino.
El documento que leyó una amiga de la familia en la Plaza de la Mujer -atrás del Centro Cívico, al costado de la feria de artesanos-, fue el mismo que Sergio leyó en Plaza de Mayo. El mismo que se repitió en cada una de las plazas del país donde recordaron el compromiso social, homenajearon la solidaridad y denunciaron al Gobierno nacional porque rastrilló siete veces las márgenes del río Chubut donde apareció muerto Santiago, y porque la represión de los 300 gendarmes a los mapuches de la Pu Lof en Resistencia de Cushamen no tenía orden judicial -ergo era ilegal-, entre otras imputaciones.
Los familiares apuntaron también a los medios de comunicación: un dispositivo vital del polígono sobre el que se sostiene el poder político que sembró pistas equívocas respecto a la presencia de Santiago, practicando macartismo sobre la comunidad indígena, cubriendo con un velo de sospecha a la familia de la víctima. Tan distorsionada fue la comunicación, que Sergio ordenó abrir un sitio propio, para difundir expresamente lo que escribía.
El equipo forense no pudo determinar la fecha de muerte ni la cantidad de días bajo el agua ni si el cuerpo fue plantado. “Se nos hace difícil seguir pidiendo verdad y justicia”, reconoce resignado, mientras la fiscal atiende la causa en Esquel, el juez en Rawson, la Cámara para apelar en Comodoro Rivadavia y la Corte Suprema está en Buenos Aires.
Una investigación independiente, tal vez, con los peritos de la ONU que se ofrecieron a hacerla, por ejemplo, hubiese arrojado otros resultados. Pero eso ya es historia. La responsabilidad del Estado es ineludible para los Maldonado.
Hubo un llamamiento que escucharon atentos los cientos de barilochenses reunidos bajo la mirada de Santiago, recostada sobre la carpa de artesanos. Fue a la unidad por sobre las diferencias políticas e ideológicas para imponer una agenda de derechos humanos. Que logre revertir la intervención de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior. Al menos para los próximos cuatro años, anhela quien escribe.
“No fue el río”, gritaba un artesano desde la radio abierta Pisando Fuerte, mientras todos emprendían los pocos metros hasta el Centro Cívico. Había cantado ya la murga Los Retobados y se habían recitado los poemas de El Brote. El acto había terminado. Se sabía que habría una intervención, pero no de qué se trataba.
En una entrevista realizada por Canal Abierto, Diana Lenton dijo que las fuerzas represivas agarran con más bronca al blanco que está apoyando una causa ajena. “Es la represión de la solidaridad”, definió la antropóloga. “Vos tenés la represión de la protesta, la del discurso público y la de la solidaridad. Y no está bien vista la solidaridad por este gobierno”.
La solidaridad con una comunidad ancestral que recuperó posesión de tierra improductiva en manos de un magnate italiano.
Poe Pablo Bassi
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen