Lucas Muñoz desapareció el 14 de julio de 2016. Ayer se cumplieron 2 años de su desaparición y su caso sigue sin esclarecerse. Dialogamos con Javier Muñoz acerca del estado de la causa de su hermano Lucas.
– ¿Cómo creen vos y tu familia que se va llevando a cabo la causa?
-Es muy lento, porque se mezclan los sentimientos y la ansiedad con los resultados, la realidad en sí… que dista mucho de lo que uno quisiera. De acuerdo a cómo se fue dando la investigación y lo delicada que es la situación se ve que los avances son muy lentos y el hecho de que nadie quiera hablar, quiera aportar algún dato es peor todavía. Hay que tener en cuenta que la investigación la lleva la PSA y no la Policía de Río Negro, que se apartó en su momento cuando se sospechó que detrás de todo esto había efectivos policiales.
Se cuenta con un personal reducido para hacer la investigación, y eso la ralentiza mucho. Más allá de la recompensa monetaria que es de 2 millones de pesos, el hecho de que nadie quiera hablar está relacionado con el miedo. Sabiendo que secuestran a plena luz del día a un Oficial de la Policía de Río Negro, lo tienen retenido durante 30 días y después lo ejecutan como si fuera un acto mafioso, lo que quisieron hacer lo lograron.
El miedo está y eso se percibe. Cuando yo estoy en Bariloche y alguien me quiere administrar un dato y se juntan conmigo, lo quieren hace de la manera más discreta posible. Tampoco quieren dar sus nombres, y uno entiende la situación… Yo me voy de Bariloche y la gente vive su vida cotidiana. Como sociedad somos muy individualistas, cuando pasan situaciones así hasta que no lo vivís, no te pasa, no te sentís compenetrado, lo miras de afuera.
Está la ansiedad. El hecho de no hacer, hace que hagan la vista gorda o traten de ver para otro lado. Como que no interesa mucho el hecho de que hayan matado a un policía. Eso es lo que une ve de acuerdo a los resultados que están obteniendo
– ¿Donde hay más reticencias para conseguir información?
-No hay un motivo concreto del porqué, hay datos que van surgiendo relacionados con lo que él pudo haber estado investigando. Fue relacionado con el caso de Micaela Bravo, hay indicios de que él estuvo llevando a cabo la investigación. La forma en la que apareció Micaela es muy similar a la que apareció Lucas.
Los datos aislados que uno trata de ir armando están muy vinculados con lo que es la droga y la prostitución. Hay cuestiones más delicadas de trasfondo de la investigación por el hecho de los personajes que pueden llegar a estar involucrados, hasta donde se puede llegar en la parte jerárquica.
Los que llevan a cabo la investigación están convencidos de que el círculo es muy chico y ronda en el ambiente policial. Los datos y nombres que han surgido son de efectivos policiales, entonces está todo en ese círculo. Puede que hable algún preso que pueda llegar a haber escuchado algo y para tratar de sacar algún provecho quiera hablar. El miedo que ronda también en los investigadores es que aparezca como se le dice en la jerga “un perejil” y que se cargue con la muerte y quede ahí nomás. Todavía no apareció ningún nombre y el motivo de lo que puede haber pasado.
– ¿Cómo ha sido el acompañamiento por parte de la sociedad y el Gobierno?
-Cuando arrancó todo esto sentimos un abandono total, por parte de las Instituciones y los Derechos Humanos… Ninguno se acercó a la familia, lo que tratamos de hacer en su momento es que esto no se politice, que la política no ingrese e intervenga pero fue inevitable. Pasaron diferentes dirigentes políticos siempre tratando de obtener algún beneficio relacionado al caso.
Con respecto a la parte del Gobierno, con el gobernador en los primeros seis meses teníamos las puertas abiertas como para poder hablar con él, que es el jefe de la Policía de Río Negro. Después el diálogo se fue cortando, ya eran más aisladas las reuniones y en el último año perdimos contacto. Por parte del Ministro de Seguridad nunca hubo una respuesta, y es él el que tendría que hacer dado en su momento algún tipo de explicación.
Lo que sí sentimos fue el apoyo de la sociedad. Las palabras de aliento siempre llegaron. Se acercan fechas emblemáticas, en este caso se van a cumplir 2 años de la desaparición de mi hermano. Mucha gente nos saluda y nos da fuerza para que sigamos en la lucha.
Las familias del dolor también. Cuando pasan estas cosas, las familias que han padecido situaciones dolorosas se vinculan. Es un aliento que nos damos mutuamente porque la lucha es la misma, tratar de esclarecer la muerte de un ser querido.
Por Mariela Martínez y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo Al Margen