Trabajadores de prensa de Argentina realizaron ayer una marcha por el centro porteño para repudiar los 354 despidos en Télam, la agencia nacional de noticias, y el precario estado en general de los medios.
“Desde la asunción de Cambiemos al Gobierno nacional el sector de la prensa padeció estas cuestiones:
Los empresarios Spolsky y Garfunkel estafaron a más de 800 trabajadores del Grupo 23 (Tiempo Argentino, Infonews, El Argentino, entre otros).
El gobierno macrista cerró Infojus Noticias (más de 20 despedidos) y borró un importante archivo de la historia reciente del país como la detallada cobertura de juicios por delitos de lesa humanidad.
Hubo despidos masivos en el grupo Crónica, echaron a casi 100 trabajadores del diario Crónica, BAE y Crónica TV.
Un grupo de golpeadores encabezados por el empresario estafador Mariano Martínez Rojas atacó la redacción de Tiempo Argentino. Fue uno de los peores ataques a la libertad de expresión desde que Argentina recuperó la democracia. El presidente Macri, en lugar de repudiar el hecho, criticó a los trabajadores por “usurpar” el edificio del diario. Era mentira, tenían una autorización judicial.
En el Buenos Aires Herald primero hubo despidos y luego terminaron cerrando un diario centenario, el único que denunció las desapariciones durante la última dictadura.
La Revista 23 dejó de circular en papel y por unos meses se convirtió en un portal web que, meses después, cerró.
El Grupo Clarín, La Nación y Página 12 ofrecieron “retiros voluntarios”, ese famoso mecanismo que, según los sindicatos, en realidad son despidos encubiertos. Sólo en Grupo Clarín se fueron más de 200 periodistas. Además, a principios de 2017, el multimedio más poderoso del país cerró la planta AGEA y dejó en la calle a 380 trabajadores.
Los diarios Tiempo Argentino, El Ciudadano (Rosario) y La Mañana (Córdoba) fueron recuperados por sus trabajadores y hoy sobreviven como dignas cooperativas.
Trabajadores de Perfil enfrentaron un juicio oral por participar en protestas contra los despidos de esa editorial. Fueron absueltos.
Cerraron el diario gratuito El Argentino, la Agencia DyN, El Gráfico y las revistas Cosmopolitan, Vanidades, Harper’s Bazaar, Ser Padres, Runners y Muy Interesante de Editorial Atlántida.
En la Televisión Pública dejaron de producir los noticiarios los fines de semana. En Radio Nacional, 16 trabajadores se enteraron de que no les habían renovado sus contratos al llegar y darse cuenta de que el sistema de ingreso no los reconocía. El gobierno también despidió a trabajadores de los canales Encuentro, Paka Paka y Deportv.
Radio del Plata despidió la semana pasada a 54 trabajadores que venían cobrando sueldos en cuotas y que ya no tenían ningún tipo de prestaciones. En el mismo caso están trabajadores de Grupo Indalo (C5N, Pop, Mega, Radio 10 y Vale), Ámbito Financiero y el diario El Paraná (de la familia Etchevehere). Algunos hace meses que ni siquiera cobran.
En la agencia Télam fueron despedidos 354 trabajadores a los que, además, se difamó. “Ganó el periodismo” (lo que dijo Lombardi al celebrar los despidos masivos) quedará sellada como una de las frases más tristes, deplorables, de la historia de la prensa en Argentina.
Radio Blue dejará de producir programas y a partir de agosto sólo pasará música. En Tucumán, Radio Continental levantó de un día para el otro la programación local para ser solo repetidora de Buenos Aires. Radio Emisora Cultural, propietaria de Radio Rivadavia y Radio Uno, quebró.
Entre 2016 y 2017, según FOPEA y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires, en Argentina fueron despedidos alrededor de 3 mil trabajadores de prensa.
El año pasado, la revista Anfibia anunció que necesitaba un editor y recibió más de 2000 solicitudes. Son más de 2000 periodistas que están buscando trabajo. Y casi no encuentran.
FOPEA denunció que los ataques a la libertad de prensa se duplicaron en apenas un año y en su mayoría las agresiones provinieron por parte del Estado. El 43 por ciento de los casi 100 ataques a periodistas reportados el año pasado los cometieron, policías, gendarmes, funcionarios nacionales, provinciales y municipales y miembros del Poder Judicial.
Las denuncias se empañan por la leyenda urbana que hace creer que, si sólo cierran medios kirchneristas o son atacados periodistas kirchneristas, todo está bien: “se lo merecen”. Alegrarse porque alguien, sin importar quién sea, pierda el trabajo, en principio es miserable. Pero resulta que ni siquiera tienen razón. La crisis abarca todo tipo de empresas, aun las más ricas, aun las más antikirchneristas.
Sin pluralidad de voces no hay democracia, ni libertad de prensa, ni derecho a la información.
Por eso, defender a los periodistas como trabajadores y al periodismo como oficio no es una cuestión corporativa. Son valores esenciales en cualquier sociedad. En muchos países de América Latina ya hemos padecido el daño que provoca la alianza entre millonarios y poderosos medios concentrados y los gobiernos de turno. Es un escenario en el que, siempre, ganan pocos.”
Redacción Al Margen
Fotografía: Eugenia Neme (desde Bs As.)
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al margen