Se lleva adelante hasta el 20 de mayo la Semana Mundial del Parto Respetado, instancia que vuelve a poner en relieve las conquistas y las cuentas pendientes en materia de derechos para las mujeres.
“Creo que le gran avance es el empoderamiento de las mujeres, el movimiento feminista en torno a la autonomía sobre nuestros cuerpos. Pero falta un revisionismo de parte del sistema en torno a sus prácticas. Las voces más arcaicas son las que provienen del sistema medico hegemónico”, dice Julieta Saulo, fundadora de Las Casildas, organización que impulsó el Primer Observatorio de Violencia Obstétrica en el país, con objetivos muy claros como recolectar y sistematizar datos y estadísticas relacionados con la violencia obstétrica, realizar seguimiento a denuncias, monitorear políticas públicas, proyectos de ley y cumplimiento de leyes, articular trabajo y acciones con otros Observatorios nacionales e internacionales, entre otros.
Fue el trabajo realizado en este observatorio el que permitió saber que de 4.900 nacimientos que tuvieron lugar en el país, más de la mitad de las madres se sintió en peligro, padeció el trato deshumanizado y fue criticada por sus actitudes. De allí también se desprende que el 70% no pudo elegir una posición para parir que le fuera cómoda y quedó en evidencia que casi el 50% de los partos terminan en cesarías.
Y es que a pesar de la Ley de parto humanizado Nº 25.929 que fue sancionada en 2004, el acompañamiento del Estado es poco y la violencia obstétrica sigue teniendo indicadores alarmantes, con relatos impensados. “Uno teoriza pero cuando va a terreno se encuentra con profesionales de la salud, encargados de acompañarnos en ese momento, y es muy duro lo que esa parte de la ecuación devuelve, aunque que hay excepciones”, relata Saulo y describe que hay avances, pero todavía prima un paradigma de atención intervencionista, donde la mujer no es considerada protagonista ni sujeta de derechos, sino que es un “ente invisibilizado al que hay que decirle todo lo que tiene que hacer”.
Es así que si bien la Ley de Parto Humanizado está en vigencia, muchas aristas quedan libradas a la voluntad médica y la comodidad de los profesionales. Porque más allá de la Ley, sin un acuerdo del otro lado, lo cierto es que es muy difícil sostener los derechos. “La Ley se reglamentó recién en el 2014. Diez años después, con todo lo que eso implica, y para implementarla se necesita inversión del Estado. Un Estado que está desfinanciando programas como el de Salud Sexual y Procreación Responsable. Entonces, no es una prioridad el parto respetado para este Gobierno”. Lo cierto es que la Ley -al margen de propiciar un cambio paradigmático y una concepción del proceso de parto y del nacimiento abarcado desde la fisiología y no desde la patología- tiene que ser acompañado por cambios bien concretos: “Sino los lemas son maravillosos, pero las mujeres siguen pariendo en muchos lugares en condiciones infrahumanas”, sintetiza Saulo aunque reconoce que hoy están más informadas. “Creo que hay un gran avance en ese sentido, un empoderamiento que tiene que ver con un cambio paradigmático, el tema es que el otro actor importante de esta escena sigue en 1810. No solo no acompaña sino que atrasa. Sigue hablando del parto respetado como una modalidad de atención, no como un derecho que deben garantizar”.
Menos intervenciones, más cuidados
La Semana Mundial del Parto Respetado se celebra desde el 2014 bajo distintas temáticas que llevan a concientizar sobre los derechos de las madres, niños y niñas a la hora del nacimiento. Este año el lema es “Menos intervenciones, Más cuidados”, eje en lo que hace especial hincapié Paula Passalacqua, integrante de Urdimbre, grupo de mujeres auto convocadas de Bariloche donde se trabaja especialmente sobre los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres. “Creemos que como mujeres podemos empoderarnos, cuidar nuestro cuerpo, hacer pequeños actos que supongan menos intervenciones en el momento del parto”, explica Paula quien viene trabajando desde hace mucho tiempo acompañando mujeres a través de su trabajo de doula. “Muchas veces se apunta sólo al momento del parto y en realidad es un proceso. Por ejemplo, si no cuidamos nuestro cuerpo, no tenemos flexibilidad, es difícil tener libertad de posición”. De todas formas, coincide en la necesidad del trabajo en red. “Tiene que haber apertura de parte de los médicos y empoderamiento de las madres, son dos cuestiones que laburar de manera conjunta, no se puede una si la otra no se trabaja. Tenemos que animarnos a preguntar, cuestionar, informarnos. Poder pedir lo que necesitamos, que es muy de acuerdo a cada mujer y como venga su embarazo. Poder elegir con tranquilidad y tomar decisiones informadas”.
En este sentido, sobre la experiencia local, Paula considera el momento actual como muy interesante. “La semana pasada acompañé un parto en una institución y se me abrió el panorama. Si bien no es lo mismo que el parto en casa, ya que hay tiempos determinados y controles, siento que sí se puede asistir a un parto respetado. Creo que con esto del Observatorio que está muy activo, con las mujeres entendiendo qué es violencia obstétrica, cuáles son nuestros derechos, va cambiando. En Bariloche el Hospital Zonal por ejemplo está haciendo un trabajo muy hermoso, hay una entrada de parteras, muy respetuosas. Siento que en estamos en un punto bastante interesante, avanzando en esta apertura de algunos obstetras a que las dulas puedan entrar a los partos, cuestión que cambia mucho. Es un trabajo que se va haciendo de apoco en el marco de un proceso”.
Cortar por lo más débil
Al tiempo que se celebra la semana del parto respetado, la criminalización de la partera independiente Belén Weber conmueve por estos días el ambiente de quienes viene luchando contra la violencia obstétrica. Weber, quien estuvo dando charlas este enero en Bariloche, está siendo procesada en San Luis por la muerte de un bebé al que asistió en un parto domiciliario que ante la falta de progreso, derivó oportunamente a un sanatorio. Si bien Belén recomendó la práctica urgente de una cesárea en tiempo y forma, los médicos impusieron un parto vaginal violento, y ejecutaron la maniobra de Kristeller, proscripta y desaconsejada por la Organización Mundial de la Salud y el propio Ministerio de Salud de la Nación (2003). Sin embargo, lejos de incriminar a los profesionales de la clínica que actuaron en este violento proceso que constituyó la mala praxis, actualmente Weber es la única imputada de homicidio culposo y lesiones. “No pudimos viajar a San Luis pero estamos apoyando Belén al igual que decenas de organizaciones. Estamos muy movilizadas y expectantes ya que hay mucha persecución a las parteras independientes”, destaca Paula.
Cabe destacar que de acuerdo a un informe realizado por la Asociación Argentina de Parteras Independientes (AAPI), entre 2011 y 2015, un 91,8% de los 1127 casos de parto domiciliario que fueron relevados finalizó de forma normal. Según los datos de la AAPI, uno de los mayores riesgos es la falta de articulación entre los equipos de asistencia domiciliaria y el personal de las instituciones que, en muchas ocasiones, condenan los traslados y dificultan la atención sanitaria fluida, sobre la base de prejuicios y descalificaciones. Es por eso que desde distintas organizaciones vuelve a denunciarse cómo se defiende a la corporación médica, mientras se corta por el hilo más fino.
En Bariloche el grupo Urdimbre está organizando una proyección de cortos para el domingo 27 a las 18.00 en Casa Colmena.
Por Violeta Moraga
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen