Del fortalecimiento de la organización comunitaria a los subsidios a empresas privadas. Investigación de Al Margen sobre el futuro de los programas sociales y su impacto en la dura realidad barilochense. Segundo informe.
El presidente Macri lo presentó el plan Empalme el 1 de mayo del año pasado durante el acto por el día del Trabajador, en el estadio de Ferro. Acompañado por el ya fallecido y vitalicio secretario general de UATRE, Gerónimo “Momo” Venegas, entre otras figuras de lo más rancio de la burocracia sindical nacional, planteó que el Plan Empalme tenía como objetivo reconvertir unos 400 mil planes sociales en empleo genuino.
Semejante anuncio parece no corresponderse con un modelo económico de apertura irrestricta a las importaciones, inflación promedio del 30% anual, devaluación y constante presión devaluatoria del sector exportador de granos que produce commodities a costo peso y obtiene ganancias en dólares, aumentos exponenciales en las tarifas de servicios públicos, pérdida del poder adquisitivo del salario real, funcionarios – Ceo´s que tienen sus capitales en empresas off shore de paraísos fiscales y no invierten en la economía productiva del país.
No hay posibilidad de crear empleo genuino en este modelo económico de país, de apertura de la economía. No hay empresarios que inviertan en este escenario. Invierten en la bicicleta financiera de las LEBAC´s que rinden el 27% anual. A menos que avance la flexibilización laboral, y se brinden condiciones que aseguren ganancias siderales a costa de disciplinar el movimiento obrero, o brindar condiciones excepcionales para la inversión que aseguren tasas diferenciales de ganancia, como es el ejemplo local de la flagrante e ilegal extensión de la concesión en el Cerro Catedral a CAPSA (Catedral Alta Patagonia SA) por 30 años, millonario negocio inmobiliario de por medio.
A cuatro meses de su anuncio, el plan apenas incorporaba a 78 personas, de acuerdo con registros internos del Ministerio de Trabajo. Para fin de año, sin embargo, explicaron en esta cartera, que el número de beneficiarios era de 6.814, contabilizando todas las incorporaciones previas que pasaron del subsidio a un empleo, aunque reconocieron que el resultado se mantenía muy lejos de las expectativas.
El plan Empalme apunta a la reconversión de programas sociales de los ministerios de Trabajo y Desarrollo Social. Les otorga a los beneficiarios la posibilidad de acceder a un empleo en relación de dependencia en el sector privado bajo los parámetros del Programa de Inserción Laboral (PIL) para beneficiarios de programas sociales que de este modo podrán mantener la prestación como parte de su salario durante dos años. Es, en definitiva, un subsidio al empresario empleador, que debe cubrir el resto del salario de convenio y las cargas sociales correspondientes.
Al momento de su lanzamiento, en la web del ministerio de Trabajo que dirige Jorge Triaca, informaban que una empresa que contratara a un beneficiario de un plan como Argentina Trabaja (AT), al que debería cubrir un salario bruto de 12.000$, el Estado aportará por hasta dos años el equivalente a los 4.030 mensuales que percibe el trabajador, por ese programa social. Es decir, un ahorro de un tercio del ingreso neto para el empleador. Ese “incentivo” según las categorías del programa AT, al día de escribir esta nota es de 4750$ mensuales, por el que se debe contraprestar 20 hs de trabajo semanales en tareas de producción o sociocomunitarias. Esto se transforma en subsidio directo de 4750$ por trabajador empleado, e indirecto por el costo de capacitación previo que financia el Estado y que es apropiado por el proceso productivo privado. Capital simbólico que se materializa en plusvalía para el empresario. Negocio redondo para los herederos de la patria contratista de la dictadura.
A confesión de partes relevo de pruebas
“Hacemos Futuro continúa con el objetivo de empoderar a las personas en situación de vulnerabilidad social, promoviendo su progresiva autonomía económica y potenciando sus posibilidades de inserción laboral e integración social. (…)”. La frase no podría ser más políticamente correcta, es imposible no conmoverse con las buenas intenciones de la doctrina Stanley -ministra de Desarrollo Social-, la letra de Matias Kelly, Secretario de Economía Social, delfín de Mario Quintana en el MDS. Pero parece escamotear lo que se revela como un objetivo programático de este cambio de paradigma en materia de políticas sociales.
Es el diario La Nación quien expresa con claridad este objetivo. El diario de la familia Mitre, publicó el día 10/12/17 una nota titulada “Programa Empalme: un ahorro para las empresas de $ 4400 por mes en sueldos”. En la misma se afirma lo que los funcionarios del MDS escamotean. Implica para el empleador un ahorro en el salario de beneficiarios de programas de capacitación e inserción laboral de los ministerios de Trabajo y de Desarrollo Social de $ 4430 por mes, que son subsidiados por el Ministerio de Trabajo durante dos años. “Esperamos llegar a fines de 2018 a 40.000 personas trabajando bajo la modalidad Empalme, afirmó el ministro Triaca.
El instructivo de alta al Plan Empalme informa que “si sos empalmable podrás ver y descargar tu voucher, que certifica los beneficios económicos del Programa de Inserción Laboral (PIL) modalidad empalme, previstos en el decreto Nº 304/17, en caso de ser contratado por una empresa”. El decreto vigente estipula que “trabajadoras y trabajadores afectados por problemáticas de empleo incluidos en programas nacionales implementados por el Ministerio de Trabajo y también por el de Desarrollo Social que accedan a un empleo bajo relación de dependencia en el sector privado, podrán percibir, o continuar percibiendo, una ayuda económica mensual a cargo del Ministerio de Trabajo. Esta ayuda económica mensual que percibirán los participantes de programas nacionales de empleo y de desarrollo social durante la nueva relación laboral tendrá carácter de subsidio al empleo y podrá ser contabilizada por los empleadores como parte de su remuneración laboral neta mensual”.
Algunas consideraciones finales (al menos de esta nota)
La institución del programa Hacemos Futuro representa la primera política pública de la gestión Cambiemos en el MDS con sello propio, que modifica la configuración de una política social de los 12 años de gestión de Alicia Kirchner en esta cartera.
Es evidente que aún no se dan las condiciones objetivas sociales, políticas y culturales para eliminar estas políticas públicas, ya que constituyen un derecho adquirido de trabajadores y trabajadoras de la economía popular, quienes en muchos casos continúan dando vida a sus organizaciones cooperativas, por más que se promueva su disolución, por más que se los estigmatice como “choriplaneros” y se menosprecie desde la opinión pública corporativa mediática su consciencia de clase.
Programas que con múltiples errores, dificultades, alimentando aún ciertas prácticas clientelares según particularidades territoriales, posibilitaron la concreción de miles de obras de mejoras en infraestructura comunitaria, a lo largo y ancho del país, que promovieron un fortalecimiento de la organización cooperativa y comunitaria.
Paradigmas en disputa, en tiempos de restauración neoliberal y resistencia popular.
Por Marcelo Viñuela
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen