Donaldo Bran, ingeniero agrónomo, trabajador del INTA en el área de Recursos Naturales y miembro de la agrupación Científicxs y universitarixs autoconvocadxs Bariloche realiza un paneo de la actual coyuntura del campo de la ciencia y la técnica.
-¿Cómo y cuándo se conforma Científicxs y universitarixs autoconvocadxs Bariloche?
– Yo creo que es una experiencia muy interesante porque es una agrupación que junta gente que está trabajando en ciencia e investigación en distintas instituciones y disciplinas de Bariloche. Nos juntamos gente del INTA, del Centró Atómico, de INVAP, de la Universidad del Comahue, de la Universidad de Río Negro y del CONICET con disciplinas que incluyen a las ciencias sociales, la física y ciencias agropecuarias.
Esa diversidad de instituciones y disciplinas es muy rica como experiencia. Es un ámbito muy interesante para charlar y discutir ciertos temas que hacen a la ciencia en su conjunto. El que nos organicemos de una manera orgánica fue a partir de que surgió el problema de los becarios de CONICET, ahí hubo una señal fuerte de que se cambiaba el rumbo de la política científica y empezamos a trabajar.
-¿Cómo terminaron el año pasado y cuál es la situación actual del INTA?
Todas las instituciones fueron atravesadas en general por una disminución de presupuestos con rumores de que se iba a echar trabajadores e investigadores. La información que circuló por INTA fue un informe del Ministerio de Modernización donde había una evaluación –según ellos- de que el INTA estaba excedido en 800 personas, y se empezó a correr el rumor de que iba a haber despidos.
Eso empezó a movilizar, se hicieron algunas demostraciones públicas, volanteadas por las calles. Terminamos el 2017, hubo una especie de contraoferta en su momento de la Dirección Nacional del INTA el cual decía que iba a tratar de reducir los gastos de estructura, por ejemplo achicar puestos de trabajo altos y cosas por el estilo para compensar y mantener su dotación completa. Esto frenó un poco la angustia de pensar que compañeros pueden quedar sin trabajo.
De todas maneras, tampoco hay una luz verde de que eso fue totalmente aceptado y la historia sigue con cierta incertidumbre. Por ejemplo, los trabajos que hacemos en investigación son a través de lo que llaman proyectos nacionales, lo mismo que los que se llaman proyectos regionales con enfoque territorial, se van a dar por finalizados en junio de este año. O sea, que de golpe, nos vamos a quedar sin presupuestos para trabajar. Ellos dicen que ese tiempo se va a usar para definir una nueva cartera de proyectos pero es una cosa muy aberrante porque los proyectos deberían terminar el año que viene. Cortan abruptamente sin poder terminar los trabajos. Esa es la situación en un marco de un recorte presupuestario muy alto.
-¿Cómo es el panorama hoy para el campo científico-tecnológico?
– Es terrible porque veníamos con avance en todo sentido, desde la repatriación de científicos a presupuestos relativamente aceptables en varias instituciones y eso se está cortando en todos lados. Hay ingresos cada vez más acotados.
No sólo es una cuestión de bajo presupuesto, sino que es una situación de cierta desmotivación, un cambio en el clima laboral. Pasamos del entusiasmo a la incertidumbre, no se sabe qué proyecto va a haber. La situación laboral es muy desagradable.
Nos estamos juntando con gente que está en el ámbito de la ciencia y técnica por más que no sean científicos. Por ejemplo, una de las instituciones que más ha sufrido es el INTI, que es nuestro primo hermano, nosotros somos agropecuarios y ellos son industriales. Al INTI lo han destruido, le han cambiado los objetivos.
Esto es muy importante porque muestra cómo está la sociedad actual. Yo lo asocio con otro tema importante en la región que fue la de los conflictos por ocupación de tierras. Donde una población siempre excluida y marginada como lo son nuestros hermanos mapuches por reclamar la tierra como medio de subsistencia, se los reprime con balas. En cambio los ricos piden tierras para seguir incrementando sus riquezas y se las regalan. Entonces me parece que una sociedad que maneja esos valores es una sociedad que deja mucho que desear.
Acuérdense de que Bariloche es una ciudad que tiene la suerte de tener muchas instituciones de ciencia y técnica, quizás es la que tiene la mayor cantidad de científicos y universitarios del país. Y eso representa un ingreso importante que acompaña o se suma al ingreso del turismo. Digamos que toda localidad necesita tener diversificación de actividades, es un sector que mucha gente no sabe pero es importantísimo. Tenemos una institución que es modelo como es el INVAP donde se hicieron los satélites… y todo eso se desapareció y la gente de Bariloche no reacciona. Llamo a recapacitar en ese sentido.
Por Mariela Martínez y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen