El 9 de febrero se cumplió un año del anuncio del Presidente junto a 5 gobernadores. No existe asignación presupuestaria.
Hace poco más de un año se anunció en Viedma (Río negro) el Plan Patagonia. Se trataba de un programa para el desarrollo social, productivo y de infraestructura del sur argentino, que incluirá la conformación de un “gabinete político” dijeron por entonces desde el Gobierno Nacional.
¿Cuál es el criterio que maneja el Gobierno Nacional para definir qué obra es relevante y cuál no? ¿Quiénes conforman el gabinete político? ¿En que se basaron los ministros que trabajaron con Marcos peña Braun para elaboraron plan que al momento solo es una cáscara vacía sin presupuesto asignado?
El pasado 21 de agosto, Agencia Cadena del Sur publicó un artículo titulado “Un plan fantasma recorre la Patagonia”, sobre el tan mentado proyecto para la región sur del país, impulsado por el Gobierno nacional, que en la práctica era una cáscara vacía.
El plan Patagonia, efectivamente, es un fantasma. O en el mejor de los casos, un cúmulo de intenciones sin presupuesto alguno.
Según se desprende del Presupuesto 2018, tanto en su mensaje elevado al Congreso de la Nación como en las planillas anexas que luego fueron aprobadas por los legisladores, no hay ninguna mención sobre este plan. Tampoco existe ninguna mención en los capítulos por jurisdicción, es decir los lineamientos de cada Ministerio.
El Plan Patagonia fue presentado por el presidente de la Nación el 9 de febrero de 2017 ante la presencia de los gobernadores de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego y La Pampa.
“El Proyecto Patagonia, tal como fuera expresado en su lanzamiento, es una convocatoria para definir en conjunto, con todos los niveles de gobierno y la Sociedad Civil, una mirada común para desarrollar todo el potencial de la región. Se trata de una plataforma para formular una visión compartida de largo plazo y una estrategia que contribuya a plasmarla en la realidad. La coordinación inter-ministerial e interjurisdiccional (entre los tres niveles de gobierno), junto con la participación ciudadana, son las principales herramientas del Proyecto Patagonia. En este sentido, el Proyecto Patagonia no es una unidad ejecutora y por lo tanto no está previsto que cuente con presupuesto propio.”
Esta fue la última respuesta que ofreció el jefe de Gabinete, Marcos Peña Braun, durante su último informe en el Senado de la Nación, el 1° de noviembre de 2017. En contraposición con la cáscara vacía del Plan Patagonia sobresale el Plan Belgrano, que sí posee presupuesto y una unidad ejecutora, aunque poco es lo que se ha hecho en los últimos años. Su presupuesto asignado para 2018 asciende a los 350.000 millones de pesos y está destinado en gran medida a potenciar la infraestructura para los productores sojeros del norte del país.
Según un informe elaborado por el diario El Cronista, el año pasado llegaron a presentarse aproximadamente 208 proyectos por un total, estimado por cada provincia, de 334.000 millones de pesos (Ver nota).
La senadora María Magdalena Odarda le preguntó a Peña por una obra que se había incluido dentro del “Plan” pero que no figura en el Presupuesto 2018. La obra en cuestión era el “Mantenimiento y mejora de la traza de vías del TREN PATAGÓNICO (Viedma-Bariloche) por 3400 millones de pesos.
La respuesta de Peña Braun fue la siguiente:
“La asignación presupuestaria 2018 refleja una estructura de priorización que se respeta durante el período de gobierno 2016-2019. De esta manera, en materia de política ferroviaria, como se ha anticipado en otras respuestas, la política del gobierno implica una jerarquización de los ramales ferroviarios de carga más postergados, como lo son la línea Belgrano, desde Rosario hacia el norte del país, o la línea San Martín, desde Buenos Aires y Rosario hacia el oeste del país…En este contexto, la obra de referencia no se encuentra dentro de las obras prioritarias definidas para el año 2018.”
De federalismo, mejor ni hablar. Así como no existe un plan ejecutor para el Plan Patagonia, tampoco quedan claros los criterios de prioridad elegidos por el Gobierno nacional para determinar qué obra es prioritaria y cuál no. Desde su llegada al Gobierno, Macri desplegó una estrategia de disciplinamiento político hacia los gobernadores (recursos a cambio de apoyo en el Senado), que aun acatando las directrices de la Casa Rosada, pocos beneficios vieron en sus provincias.
Por Cadenas del Sur