Si en los 15 días siguientes a esta nota la cámara de diputados no trata la Ley de Emergencia en Violencia de Genero la misma perderá vigencia parlamentaria. Reflexiones de porque no hay que dejar que esto ocurra.
Hace un tiempo con el equipo de Mujeres del Colectivo Al Margen, empezamos a reunirnos para discutir agendas y adentrarnos en la posibilidad de pedagogizar las luchas que cada una de nosotras caminaba individualmente en las distintas esferas de nuestras vidas. Las discusiones comenzaron a sembrarse anudándose en las necesidades de muchas. Como siempre pasa, hay datos y relaciones de poder que en la mesa de discusión deben ser explicados para poder hacer entender a los y las compañeras las distintas propuestas que nos disponemos a caminar.
Esta nota, se trata de eso. Es necesario desarmar ciertos titulares que abruman con datos cuantitativos envueltos en terminologías y procedimientos que son imposibles de entender al menos que se cuente con el andamiaje de quienes nos quieran asistir.
Simplifiquemos para no relativizar la urgencia.
En el año 2016, nuestra ciudad registró la mayor cantidad de asesinatos a mujeres de los últimos años. Esto produjo un movimiento en el registro estadístico de femicidios en el país. Puesto que en Río Negro el número de víctimas supera la media nacional. Frente a la indignación que las historias de compañeras y estos números nos producían surgió el desafío de seguir buscando modos creativos para modificar esta realidad. Para no acostumbrarnos.
Haciendo redes con otras compañeras de Argentina y con comunidades que viven en el mismo territorio los números nos ayudaron a ver que entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2016 hubo 290 femicidios en el país. Es decir, 290 mujeres fueron asesinadas porque un hombre creyó que le pertenecía, que la traicionaba, que se lo merecía, que era una puta, que por ser trans necesitaba un correctivo, que podía violarla sin que nadie se enterase, que podía cortarla, que podía limpiarla. Que podía matarla por ser mujer.
En ese mismo 2016, y de la mano con masivas movilizaciones en todo el país que continuaban las consignas del “ni una menos” nacido en 2015, pero engendrado durante decenas de años por compañeras que caminaban esas mismas luchas, se presentó un proyecto de ley para declarar la Emergencia Pública en Materia Social por Violencia de Género en todo el Territorio Nacional. Es decir se escribió un proyecto de ley que entre otros puntos sostienen la importancia de crear casas refugio en todo el país reconociéndole a las mujeres víctimas de violencia el derecho a una asignación, el equivalente a un ingreso similar al salario mínimo, vital y móvil.
Ahora bien, la facultad de presentar proyectos de ley, corresponde a los diputados, senadores y al presidente de la Nación. La última reforma constitucional de 1994 incorporó también el derecho de “iniciativa popular”, que permite a los ciudadanos presentar proyectos de ley ante la Cámara de Diputados, siempre que cumplan con los requisitos que determina la ley. Si un proyecto ingresa al Congreso por la Cámara de Diputados, esta se convierte en la cámara de origen del proyecto y el Senado pasa a ser la cámara revisora de dicho proyecto. Cuando un proyecto se presenta en el Senado, este se convierte en cámara de origen y la Cámara de Diputados, en cámara revisora.
Cada proyecto de ley cuenta con un tiempo determinado para que no se venza el plazo para ser tratado por ambas cámaras y se resuelva si se veta o se promulga la ley.
El caso del proyecto de ley que declara la Emergencia en materia social por violencia de género pierde vigencia el 30 de noviembre de 2017. Es decir, en pocos días. El mismo fue aprobado por senadores – cámara desde donde se impulsó- en el 2016 y espera aún ser discutido por la cámara de diputados. En tanto y en cuanto esto no suceda en los próximos días, un proyecto de ley que busca un cambio real en titulares que indignan, en relatos que estremecen, en trabajadorxs de la salud y la justicia que no dan abasto por falta de presupuesto seguirán resonando en nuestras asambleas.
Entonces, si. Es bueno saber los datos, los procedimientos, los nombres y las caras. Para seguir haciéndonos de herramientas en cada espacio que colectivamente estemos dispuestas a dar pelea.
Por Mariel Bleger
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen