En septiembre Arbolito dio un recital en el Bolsón a beneficio de FM Alas, quienes están haciendo todo tipo de proyectos para poder costear su sede definitiva. Banda que ha pasado varias veces nuestra ciudad y de cercanía con Al Margen, están cumpliendo 20 años y lo celebran de la forma que mejor les sale: haciendo música.
Es con esas canciones que allá por 1997 cuando empezaron a tocar relataban los avatares de la década menemista y que más tarde dieron voz a la generación del post 2001, y que ahora vuelven recobrando sentidos.
En esta entrevista hablamos con Ezequiel Jusid, Agustín Ronconi y Pedro Borgobello de qué se siente estar 20 años transitando el camino de la autogestión en la música y cómo fueron creciendo sin perder su esencia.
-¿Qué les pasa cuando vienen a tocas al sur?
-Pedro: Lo primero que nos pasa es que nos queremos quedar. Vibra muy bien con nosotros… O nosotros vibramos muy bien con la energía del lugar. Hay una especie de energía que se cruza. Y además que hay un montón de amigos.
–Agustín: Sentimos que nos subimos a tocar y a cantar y sale todo más lindo. El lugar tiene una energía especial. La primera vez que vinimos, allá por el 2005, a la escuela de Lago Puelo, una fecha organizada por FM Alas, vino más gente de la que movíamos en Buenos Aires. Hay algo especial que estaba pasando y eso hace que nos sintamos locales.
-¿Cómo los encuentran estos 20 años? ¿Cuál es su balance?
-Ezequiel: El balance es todo positivo. Nunca nos imaginábamos que nos iba a pasar esto, estar 20 años con una banda siendo los mismos. La posibilidad de viajar por todo el país, grabar, componer canciones y que en cada lugar que vamos hay gente que nos espera. Eso jamás lo imaginamos. Todo positivo.
–A: Nos agarra en un momento tranquilo. Con familia, tratando de disfrutar cada cosa que hacemos, sin embarcarnos en giras largas. En la medida y en la energía que tenemos para cada cosa. El año pasado decidimos hacer unos simples, de a tres canciones. Está bueno porque se nota en la energía de las canciones, dedicamos más tiempo a cada cosa.
Por otro lado, son veinte años con un montonazo de canciones, de historias vividas, de lugares. Pero también en un contexto diferente a nivel país y región, con muchos cambios y la sensación de que hay cosas que ya habíamos vivido cuando arrancábamos a tocar. Entonces hay canciones que vuelven a tener sentido. Es como un momento que no deja de ser intenso.
–El año pasado reafirmaron su compromiso y su coherencia con una canción como “Pará la mano”…
-A: Es lo mismo que venimos haciendo siempre. Por ahí cambian los contextos, y la gente que nos conoce por ahí necesitaba escuchar algo así. Por eso el tema tuvo ese efecto. No sólo era una necesidad nuestra de cantar eso, si no que había mucha gente que tenía ese grito.
–Pero no es una canción que tenga un tono solemne o muy serio.
-E: La banda siempre fue así, desde las primeras canciones. Hay canciones que son muy emocionantes. Por ejemplo, el “Huayno del desocupado”, siempre se armó baile, abrazo, aunque la situación fuera muy dura.
Nosotros somos de una generación distinta, los cancioneros que nosotros escuchamos, los de los años 60’ o 70’, estaban rodeados de muerte, todos tenían compañeros o hermanos desaparecidos. Las canciones eran un bajón verdadero. Creo que la generación nuestra dice lo mismo, es el mismo espíritu, pero la esperanza, las ganas de juntarnos y de cambiar las cosas son más fuertes.
–¿La reversión de “Que la tortilla se vuelva” tiene que ver con estos cancioneros que ustedes escuchaban?
-P: Sí, es una canción que está dando vuelta hace muchos años en nuestra cabeza y decidimos agregarle unas estrofas más acorde a la realidad. Y también se arma una fiesta terrible cuando la tocamos. Creo que es como dice Ezequiel, somos de una generación distinta. Y eso se nota a la hora de encarar la música, no por el lado de lo testimonial y solemne.
–A: Eso es porque la escencia del folklore latinoamericano es de protesta o revolucionaria. Y nosotros musicalmente vibramos con eso, pero somos rockeros. Nacimos en la ciudad y escuchamos rock, reggae. Hemos ido más a fiestas que a peñas. Entonces con Arbolito se arma eso: fiesta y peña. Cada fiesta que hacemos es la fiesta a la que nos gustaría ir a nosotros. Nos encanta el vino, la barra popular y participativa y también la fiesta y la joda con los graves que te pegan en el pecho. Sin querer eso pasa en el escenario.
–¿Cómo hicieron para mantener durante 20 años la coherencia en lo musical y en el compromiso social?
-E: Por ahí al hacer todo de forma autogestiva podemos armarlo como a nosotros nos gusta. Pocas veces nos ha pasado de ir a un lugar que no nos guste. Venimos a lugares como este, en el medio de la montaña armado por una radio cooperativa.
–P: Porque somos nosotros. Es lo que uno cree, hacemos lo que queremos y lo que somos. Por eso no nos resulta difícil, es la energía que tenemos. Para nosotros sería difícil hacer un hit que pegue en las radios comerciales. Llevamos 20 años haciendo lo que nos sale. No nos vendimos porque nadie nos quiere comprar (risas).
–A: No nos transformamos en una empresa que necesita generar una determinada cantidad de guita anual, más allá de que sí necesitamos subsistir. Vamos creciendo al ritmo que podemos. No ponemos todo lo que hacemos en función de hacer más guita para crecer. Uno en la música necesita ir asociándose y delegando algunas cosas, pero nosotros elegimos con quien hacerlo. En cierto momento hicimos dos discos con una multinacional grande y aprendimos un montón, después de un punto no dio para seguir, pero igual disfrutamos de hacer cosas en conjunto con gente parecida a nosotros.
Bien Plantados
–¿Cómo sigue ahora la banda? ¿Qué nuevos proyectos tienen?
-P: Por ahora queremos seguir así. Disfrutamos mucho de estos simples. Uno lo hicimos con Pepe Céspedes, de la Bersuit, y otro con Sebastián Schachtel, de Las Pelotas. Todavía no definimos el tercero con qué onda va a ser… Después veremos si eso lo editamos todo junto o hacemos otro simple más.
También sacamos un libro el año pasado, con Diego Skliar, que recopiló las cosas que contamos nosotros. Estamos en modo veinte años.
–E: Estamos disfrutando mucho de los 20 años. Empezó el año y sacamos el Vol. 2, hicimos un show muy lindo en La Trastienda, Konex, también en Rosario, Córdoba. Estamos muy emocionado con esto. Aunque también soportando los avatares de la realidad que nos golpean a todos. No sólo en lo económico, sino también en el espíritu.
–¿Podrían hacer hoy en día un tema como “Baila, baila”?
-A: Lo seguimos tocando, pero quizá a la hora de componer un tema va a ser desde otro lado, no desde la celebración sino desde la necesidad de no abandonar esos sueños. Ese tema surgió de la alegría de lo que vivíamos. Sí es verdad que con los veinte años, el libro y el repaso de lo vivido pasaron muchas cosas, a nivel país, individual y banda, y eso es emocionante.
–¿Qué costo tuvo para ustedes su postura y compromiso?
-A: Seguramente no sonar en muchas radios y quedar afuera de muchos festivales. Capaz viene una asamblea o una organización y planta una bandera en nuestros recitales que las autoridades no quieren que sea vea.
–E: Sí, y laburar menos… Hay gente que no nos contrata.
–P: Pero aún así felices…
–¿Cuándo es la próxima fecha en Bariloche?
P: Nos encantaría ir de nuevo para allá, tenemos muchos buenos recuerdos de haber tocado en la plaza, invitados por la revista, ahí al lado del monumento a Roca, que hoy en día sigue dando vueltas más vivo que nunca.
E: De hecho los que están en el poder son los Roca de ahora… Incluso con los mismos apellidos que hicieron la campaña del desierto. Pero bueno, es la misma pelea de siempre y hay que seguir dándola.
–Pero frente a eso hay muchos que eligen no hacer nada…
-P: Por eso lo importante es hacer encuentros así, donde uno lo que hace es contagiarse de buena energía. Uno se junta con otros y sale algo positivo. Si vos te encerrás en tu casa a deprimirte ya está, ganaron. Eso no lo vamos a permitir.
–A: Es la manera de contrarrestar el bombardeo mediático que hacen a la gente. Se nota mucho ahora con el caso de Maldonado, las barbaridades que dicen. Si uno no sale a la calle a ver y escuchar otras cosas se morfa todo eso. Por eso hay que seguir haciendo cosas. Por eso estamos felices de estar acá, de poder ver lo que pasa de cerca.
–P: Sabemos que pasan muchas más cosas de las que uno se entera porque podemos venir acá. Que esta historia trascendió porque Santiago no era mapuche, porque se la pasan asesinando y desapareciendo gente de ese pueblo, y esas noticias no circulan. Y quizá esto por más feo y desagradable que sea sirva para visibilizar. Es un bajón lo que pasa, pero no es algo nuevo. Así como no empezó ayer a venderse la Patagonia.
–A: Ahora lo que es muy triste es que el mismo Estado sea el que los defiende a ellos. Siempre lo han hecho con caretaje, pero ahora es más abierto. Por eso es importante la resistencia con alegría, a veces arrancar una sonrisa es más difícil que pegar un piña.
Por Agustin Assaneo
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen