Escuelas de gestión social realizaron este viernes una charla abierta para pensar el abordaje de la cuestión e identidad indígena en las aulas. Dialogamos con la antropóloga Laura Kropff sobre los principales conceptos de la actividad
– ¿Qué tenemos que pensar hoy en torno al genocidio indígena?
-Este es un tema que siempre es un debate abierto, porque uno de los principales efectos del genocidio es negar que se desarrolló, oscurecer el proceso, confundir. Generar un sentido común que no considera todas las distintas acciones que se vinieron desarrollando en persecución los pueblos indígenas en la Argentina.
En este momento en particular, en una coyuntura en la que el Estado Nacional está participando activamente con sus fuerzas en la represión de las comunidades, es particularmente significativo plantear la discusión porque estamos en presencia de una estrategia que incluye la desaparición forzada de personas, lo cual nos remite a los procesos más violentos.
La idea de esta charla fue la propuesta de los equipos directivos de la Fundación Gente Nueva, que estaban muy movilizados por esta cuestión y querían tratar de pensar cómo se puede trabajar con estos temas en las escuelas.
En principio lo que hay que hacer es un recorrido completo sobre este proceso, para luego pensar juntos cómo y en qué sentidos se puede trabajar en el marco de la docencia.
– ¿Cómo ves el tratamiento con lo relativo a los pueblos originarios en nuestra región?
-Tiene una doble consecuencia todo esto que está ocurriendo, por un lado hay una fuerte demonización por parte de los medios hegemónicos, que recuperan todos los discursos más conservadores con respecto a los pueblos indígenas. Se trata de desacreditar a todos aquellos que luchan por sus derechos, tenemos usinas poderosas que reproducen esos sentidos.
Por otra parte, tenemos una enorme inquietud y un debate bastante abierto que nos permite empezar a colocar algunas cuestiones en foco. Hay que tomar en cuenta que uno de los efectos centrales del genocidio tiene que ver con el desalojo de las zonas rurales. Generar desplazamientos de las poblaciones rurales, sacarlas de ese ámbito para que esas tierras formen parte del capitalismo agrario que se quiere desarrollar. La mayoría de esa gente fue a parar a las ciudades. Con procesos muy sufridos, muy violentos muchas veces pero sin un relato que les explique porque eso se produjo. Porque se niega que hubo un genocidio.
Muchas veces se produce sentido en torno a ese sufrimiento a partir de pensarlo solo como una experiencia individual o familiar. ” Esto le pasó a mi abuelo porque tuvo mala suerte…porque era ignorante, era borracho…” Como si fuera un problema de una actitud individual cuando muchas veces esas cuestiones como por ejemplo el alcoholismo, tienen efectos en una violencia estructural. Muchas veces la gente lo vive y lo experimenta como un problema individual.
El desafío tiene que ver con lograr construir relatos colectivos a partir de esas experiencias individuales. Sin querer imponer marcos de interpretación, porque hay muchos pibes en la ciudad que logran producir sentido colectivo en relación a esas experiencias a partir de identificarse como mapuche. Pero hay un montón de otra gente que no elige ese camino.
Hay que estar atentos y sensibles a cuáles son los marcos de interpretación propios de la gente para producir sentido sobre esas experiencias, y a partir de ahí tratar de tejer relatos colectivos. A veces cuando nosotros decimos “y, pero no se reconoce…” ¿Nosotros quiénes somos para decirle a la gente cómo se tiene que reconocer? Hay una cuestión de etiquetamiento que no contribuye a que se produzca sentido, sino que nuevamente se impone un sentido. Por eso es importante juntarnos a pensar qué tipo de estrategias nos damos para romper con esa alienación.
-Es un desafío importante esto que ustedes proponen de generar herramientas pedagógicas…
-Cuando uno habla en términos de identidades hay una relación con las trayectorias. No es una relación sencilla, no se extrapola esta trayectoria y deviene en esta identidad. La construcción de la identidad es un proceso continuo, entonces hay que tener un poco más de ojo y atención para ver de qué manera se está produciendo sentido.
Me parece que muchas veces esto aparece en las Escuelas primarias y secundarias. Muchas profes nos han venido a hablar con situaciones que les resultan difíciles de abarcar. Vamos a ver cómo podemos comenzar esa conversación y ver que ideas surgen. Una desde el lugar de investigadora no tiene la respuesta para todo.
-En esta coyuntura y en relación a la Ley 26.160 ¿Qué peso te parece que tendría la posibilidad de contar definitivamente con un título de tierras para los pueblos originarios?
-La ley 26.160 es una Ley que hace dos cosas; suspende los desalojos a las comunidades, por lo que todas las fuerzas de seguridad que realizan desalojos están actuando de manera ilegal y ordena un relevamiento territorial, que el Estado reconozca la ocupación de las tierras tradicionalmente ocupadas.
Hay que clarificar que esta Ley no garantiza la propiedad. Para darles la propiedad tiene que haber una nueva Ley, una Ley de propiedad comunitaria de la tierra. Eso no es lo que va a ocurrir en noviembre… lo que esperamos que ocurra es que se prorrogue la Ley vigente que vence en noviembre. Si no se renueva, no hay más amparo.
Tenemos que ir más allá… la Constitución les garantiza a los pueblos indígenas la participación en la gestión de todas las políticas que los afecten. Esperemos que el gobierno nacional y todas las fuerzas opositoras concreten la prórroga de esta Ley. Hay que revisar mucho el accionar de Gendarmería, porque es anticonstitucional. Si esta Ley está vigente los desalojos están prohibidos. Ahora si no se prorroga van a tener carta blanca para hacer los desalojos.
Por Fabián Agosta, Mariela Martínez y Julia Biagioli
Equipo de comunicación popular Colectivo Al margen