Un pibe de 18 años fue asesinado este lunes por la noche en la plaza del barrio Malvinas. Mientras hablábamos de políticas públicas, merenderos, comedores, tarjetas magnéticas y bolsas de comida en el Consejo de Infancia se nos iba otro pibe.
Uno mas que engrosará la larga lista del “Ni un Pibe Menos”. Esos pibes que mueren invisibilizados en barrios perdidos y solo ocupan cuatro párrafos en la sección policial de diarios y portales durante una tarde. A lo sumo dos.
Esta vez no fue la policía. Sino, uno de los tantos atajos que el sistema del odio tiene preparado para los nadies. Esos que valen menos que la bala que los mata.
Los cuatro párrafos a dos columnas, hablaron del “que”, el “como”, del “donde” y el “cuando”. De la historia de vida del pibe y de la causa política de su asesinato nada nos cuentan. O sí. La sabemos los que día tras día subimos a los barrios a soñar un futuro distinto y a intentar que cada pibe y que cada piba, sea dueño y constructor de su propio destino.
Poniendo el cuerpo y haciendo malabares con el recurso siempre escaso, Intentamos robarle vidas a la industria de la muerte. A la economía de los márgenes que vemos crecer tarde tras tarde y nos convence a grandes y chicos que la muerte joven es natural y no puede evitarse. La naturalización de la muerte es el máximo producto de este sistema del odio y el desamor.
Ante eso, no nos rendimos, ni nos podrán detener. Podremos perder elecciones, pero no perderemos jamás el rumbo. El neoliberalismo mata. La derecha en el gobierno mata. El sistema del desamor, mata. Por eso. Hoy más que nunca decimos que el Hambre es un Crimen y que con la ternura de la que el Che nos habló. Venceremos.
Por Alejandro Palmas
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen