“Para el verano, lo más útil que podemos hacer es rezar”, decía hace exactamente un año el Ministro de Medio Ambiente, Sergio Bergman dejando en evidencia el recorte del presupuesto de su cartera para prevenir incendios y ante eso las respuestas nulas.
Meses después, bajo el sol de enero, hablaría de apocalipsis, mientras las lenguas de fuego devoraban miles de hectáreas en el sudeste de La Pampa. Nada parecía depender de decisiones concretas, previas, de gestión. Sí destacaba la labor de brigadistas y bomberos “que ponen el cuerpo y el alma”.
Como la cenicienta, antes de las doce, el momento de oro. Los aplausos. Y después, el silencio. Cuentan algunos brigadistas, llegados desde el sur a las oficinas del centro porteño de las horas de espera y re espera para ser atendidos. De las vueltas para que les digas nada. De las muecas en trajes bien planchados. De la falta hasta de promesas.
Mientras tanto, hay de los que con 34 años de servicio que se pasaron los últimos siete años esperando una camioneta para poder hacer las tareas correspondientes. Hay de los que tras una vida, con rotaciones cada cuatro años como mínimo, estadías en áreas de poco acceso y sueldos que no se corresponden con la gran labor que llevan adelante, se retiran sin siquiera tener vivienda propia. Hay de las situaciones miles.
En pocos días, el 9 de octubre, se conmemora el día del Guardaparque. El sol calienta nuevamente esta parte de la tierra y el baile se aproxima una vez más. Pero nadie quiere asistir a escena ni dejar ningún zapatito. Por eso, en el Centro Cívico de la Ciudad de Bariloche, decenas de trabajadores de los Parques Nacionales de todo el país discutieron y pusieron a la luz en una gran asamblea las distintas situaciones que atraviesa la Administración y las acciones necesarias a llevar adelante. Porque la lista es larga: trabajo precarizado, falta de personal e indumentaria, difíciles condiciones de trabajo, el poco presupuesto, entre otros puntos que quedan en evidencia y que se reflejan de norte a sur en todo el territorio.
Así lo describía José Luis Quintriqueo, Delegado Sindical de ATE en Parques Nacionales, quien actualmente se desempeña en el Parque Nacional Nahuel Huapi con asentamiento en Villa La Angostura y que lleva 18 años como contratado. “Hace un año y ocho meses nos venimos sentando con esta Administración y ya hemos presentado un documento donde describimos la calidad de trabajo que estamos pasando. Entendemos que bajo este contexto se pone en riesgo la vida de las personas, los vehículos están viejos, las estructuras se caen a pedazos, no contamos con elementos de protección ni de seguridad, la comunicación es malísima. En un parque de 705 mil hectáreas el personal no da abasto”, detalla y agrega tras los largos meses de buscar señales: “Un diálogo sin respuestas, no es un diálogo”.
El problema es grande, como las 43 áreas protegidas con las que cuenta nuestro país. Son 4 millones de hectáreas y, hasta el año pasado, la Administración de Parques Nacionales (APN) contaba con 1855 trabajadores: No solo son pocos -alrededor de uno cada 50 kilómetros- sino que al menos la mitad está precarizado.
Uno de los sectores que más sufre esta situación son los Brigadistas de Incendios, quienes continúan esperando respuestas sobre la necesidad de un trabajo estable y permanente, además con un sistema jubilatorio especial, porque su labor es de alto riesgo e insalubre, entre otros puntos. Actualmente, los informes del Sindicato detallan la situación de al menos 280 Brigadistas de Incendios que reclaman el pase a planta permanente en lugar de los contratos temporarios. “Somos parte de un sistema que trabaja para la conservación del patrimonio natural de todos los argentinos, pero llevamos 20 años sin que tengamos una carrera y un reconocimiento laboral”, señalaron los trabajadores a través del cuerpo de delegados.
Durante la jornada que se llevó adelante el jueves pasado también se denunció la situación de 570 trabajadores con Contratos Anuales del Sistema Nacional de Empleo Público. Bajo esta modalidad están los profesionales que realizan tareas sustanciales para el organismo como estudios de impacto ambiental, investigaciones y los administrativos y contables, que trabajan en lugares remotos y tienen la responsabilidad del manejo de patrimonio, fondos y presupuesto, sin estabilidad laboral. Del mismo modo, hay 303 Guardas de Apoyo que piden la regularización de la carrera, ya que si bien cuentan con mucha experiencia territorial y amplios conocimientos ambientales, no poseen una Carrera Administrativa que les permita ascender o promover de nivel.
Asimetrías, precarizados y recursos naturales.
Las situaciones y responsabilidades son diversas y, saben, el hilo siempre se corta por lo más fino, como quedó en evidencia con el caso de Carla Pozzi, bióloga de Parques que lleva trabajando más de 14 años como contratada y que afrontó un sumario desmedido y sin fundamentos por la muerte de un huemul en 2016, lo que desencadenó semanas atrás su despido. La lucha de todos los trabajadores, que incluyó el apoyo de otros Organismos Nacionales que se dieron un debate profundo en Asamblea y sostuvieron medidas de alerta y movilización consiguió su reincorporación semana atrás. Pero no se apagó la luz de alerta, por el contrario. “Es una lucha constante la que llevamos adelante los trabajadores, que somos los que estamos en el territorio y eso es lo que no entienden los directivos de parques, que están detrás de un escritorio y cobran más de 100 mil pesos por mes”, dice Valeria Riffo Trabajadora del Parque Nacional Lanin y lamenta que se hable de los incendios cuando arranca la temporada, sin embargo, los sucesos son miles día tras día. “Una caída de un árbol, lo que fuere, y la primera responsabilidad es del trabajador que está ahí. Y esos trabajadores son los precarizados. Por eso estamos pidiendo el pase a planta de los compañeros precarizados, el aval de la institución ante casos de accidentes, o lo que fuera, porque estamos expuestos. Hay compañeros imputados judicialmente y la institución no se hace cargo, nunca se defiende al trabajador”.
Otro de los puntos que quedó en alerta durante la jornada es el paso del Plan Nacional de Manejo del Fuego a las fuerzas de Seguridad. “Un punto que nos preocupa es que tenemos 300 compañeros brigadista que si pasan a esa órbita pasarían con el escalafón más bajo, con un sueldo miserable y les quita el derecho de defensa frente a las injusticias por parte del Gobierno”, señala Leonardo Barrios Caro, representante de la Coordinación Nacional de ATE Parques Nacionales, quien señala otro punto grave: “El decreto no habla de algo fundamental que es la remediación ambiental por suceso. Quiere decir que si se incendio ¿lo dejamos ahí? ¿Se abre un negocio inmobiliario como ya ha sucedido en algunos parques del sur?”.
La alerta es grande, si se profundiza aún más en el modelo de país en desarrollo y el manejo de los recursos naturales: “Tenemos una deuda externa a 100 años en al cual el deudor puede solicitar el pago a través de los recursos naturales de nuestro país, tenemos a Lewis, tenemos lo que sucede con los mapuches en su propio territorio, es un trasfondo fundamental de la venta de nuestros recursos. La gente piensa que es solo una cuestión de un bosque, pero estamos discutiendo para le región sur nada más y nada menos que una de las fuentes principales de agua dulce del mundo”.
Por Violeta Moraga
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen