El Gobierno provincial anunció la posible implementación del Plan Castello. Dialogamos sobre las implicancias entre el antiguo plan, frente al actual con Santiago Conti, trabajador e investigador de la Universidad Nacional de Río Negro.
– ¿Cuáles son los antecedentes de este Plan?
-Hay una propuesta ya aprobada por la Legislatura de implementar un plan de desarrollo rionegrino, son fondos fiduciarios y le llaman Plan Gobernador Castello. Recuperando un poco lo histórico hay que refrescar que Castello fue el primer gobernador de la provincia y que diseña un programa de desarrollo económico para, de alguna manera, fomentar la economía como una actividad productiva que dura principalmente en su diseño cuatro años, de 1960 a 1964.
Una de las inquietudes que yo tenía para entender un poco y ponerme a estudiar cual es este plan actual es porqué lo llamaron Plan Castello ¿Qué cosas se recuperan del Plan antiguo? Que fue el primer proyecto de desarrollo económico que implicaba un ordenamiento del territorio, un diagnóstico de cuáles eran las actividades productivas de la provincia.
Al mismo tiempo, como plan de desarrollo económico se seleccionaban determinadas actividades para impulsarlas, se reconocían los distintos actores económicos. Fue el plan histórico, también se lo conoce como Pro5. Es un plan que uno siempre puede criticarlo por determinadas miradas, por cómo se construía el reconocimiento de las distintas actividades.
Una entrada que uno puede plantear con este proyecto actual es que el del año 60 se daba en un contexto desarrollista, es decir en el marco de una política donde el Estado nacional era el planificador, el que financiaba las actividades y con una mirada de incorporar la cuestión industrial y la generación de trabajo. Hoy este Plan Castello hay que mirarlo más en fino a ver si estamos pensando en lo mismo. Yo creo que no, creo que el contexto es bastante distinto.
-Entonces ¿El actual Plan Castello es un programa de desarrollo?
-Para mí no. Voy a dar un par de ideas para tratar de entender porque no, para entender las diferencias del actual con el antiguo. En el Plan Castello del año 60 -que es muy criticable también- había un documento que era la fundamentación que tenía cuarenta páginas donde básicamente había un diagnóstico de la situación, un objetivo, un modelo deseado de economía para la provincia, toda una fundamentación.
El Plan actual que se presenta en la Legislatura tiene tres páginas. Ya de entrada es preocupante ¿Dónde está la discusión? ¿Qué es el desarrollo? ¿Qué es lo que se está planteando acá? Después como otra cosa puntual es que para hablar de un plan de desarrollo hay un par de características que no pueden faltar: un diagnóstico inicial, una caracterización de cómo está la provincia hoy, cuáles son los actores que vienen funcionando bien, cuáles están más o menos, cuales hay que apoyar o cuáles se quieren desarrollar.
Eso sería central de un plan de desarrollo. Al mismo tiempo, por empezar tendría que haber reconocimiento de actividades y de actores. ¿A quiénes necesita reconocer e impulsar la Provincia para que esto se lleve adelante?
Eso llevaría a un modelo de desarrollo deseado o esperado y también, por ejemplo, tendría que tener una definición de qué es el desarrollo. ¿Es que todos los rionegrinos tengamos casas para vivir? ¿O es que se sigan sosteniendo actividades que vienen dándole plata sólo a determinados sectores? Se mantienen ciertas condiciones de desigualdad.
Un Plan de desarrollo tiene que, si o si tomar determinadas definiciones y este Plan, que se sancionó la semana pasada en la Legislatura, la verdad que no lo tiene, tiene un conjunto de generalidades, pero no tiene los condimentos mínimos de un Plan más o menos serio.
– ¿Entre sus páginas dice qué sucedería con el mercado interno, con el desarrollo de la fuerza productiva?
-Exactamente. Tiene elementos que son importantes, que yo no los discutiría, porque tiene un listado de obra pública que la verdad es que en Río Negro, como provincia, cada ciudad y cada comisión de fomento necesitan y es una cuestión pendiente. Ahora, lo que no está es la discusión de cuáles son los criterios o porqué se deciden determinadas obras y a quién benefician, que tipo de proceso económico se quiere generar. Eso es lo que queda como una caja negra, no se sabe lo que hay adentro.
– ¿Se está centrando la importancia en la obra pública?
-Sí, básicamente lo que se está presentando es una autorización al Ejecutivo, a la gobernación a tomar deuda en dólares –que eso nos lleva a otra discusión- para ejecutar obras de infraestructura en la provincia. No está planteado ni para qué, ni para quién. Hay solamente un listado.
Otra cosa que sería interesante entender es que ese listado que se presenta no tiene ningún tipo de prioridad o jerarquía. Es decir, tenemos 25 tipos de obras y no dice cuál hay que hacer primero. Si el gobierno toma 580 millones de dólares, los organismos que prestan esa plata no la prestan toda de una, la van prestando por parte. Entonces si un plan no tiene prioridades es como que no tiene cabeza, no se sabe por dónde empezar. Los que tienen responsabilidades de gobierno tienen la obligación de tener las cosas planificadas.
– ¿Esto estaría vinculado exclusivamente al financiamiento externo? ¿Se contempla como se van a pagar esos fondos externos?
-Sí, habilita también un tipo de financiamiento interno pero centralmente lo que se está planteando son financiamientos externos. Plantea plazos de amortización, de pago de la deuda pero ahí hay una cuestión muy sensible. En el plan original Castello la Provincia recibía préstamos de la Nación por 2500 millones de pesos a 54 años y vos en el plano entendías bien cuál era la tasa del interés.
Acá no, se autoriza al poder ejecutivo a tomar crédito, sea tasa variable, fija, mixta… no hay ningún tipo de condición que permita tener algún tipo de control o anticipación tanto a esta gestión como a la gestión que viene. Se autoriza al gobierno cosas que después no se sabe cómo van a salir.
– ¿Qué futuro le vez a esto? ¿Pensás que puede tener cabida un proyecto así en el gobierno?
-Yo digo una cosa, independientemente si esto se lleva adelante o no. Volviendo al contexto, hay que recuperar que a partir de la sesión de la semana pasada, el gremio ATE y otros sectores fueron a manifestarse en contra de esto porque entienden que no le cierra a la provincia y hubo una represión policial.
Se encarceló al segundo de ATE. Eso aparece como un elemento que, en alguna cuestión que algún sector que no esté de acuerdo, puede ser reprimido, judicializado, metido en cana. Después, lo que entiendo independientemente del destino de esto, es que como este gobierno nacional viene aplicando un plan de ajuste en todos los sectores y le está diciendo a los gobernadores que no les va a dar plata, yo entiendo que este plan, más que un plan de desarrollo es un plan de inversiones a través de endeudamiento.
Es comprometer a la provincia con deuda en dólares y al mismo tiempo es una cuestión de gobernabilidad. Es decir, si el gobierno actual no consigue plata para obra pública ¿Cómo va a manejar su lógica o su construcción del poder? porque no va a tener plata. En contextos como el gobierno de Macri, bien de tinte neoliberal, la herramienta de gobernabilidad se transforma en este tipo de instrumentos que son preocupantes. Se aplique o no se aplique es una lógica de control de poder de sectores políticos.
Por Mariela Martínez y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen