Bahía Blanca se convirtió en sede del Primer Foro de Pueblos Originarios, Genocidio y Argentinización.
El pasado 26 y 27 de mayo. Pero sería una irresponsabilidad periodística hacer de cuenta que este encuentro empezó allí. Hicieron falta muchas caminatas y reuniones para poder concretar este Foro. Hubo que desafiar los rincones del país que se empeña en correr hacia los márgenes, territoriales e históricos a las 36 naciones originarias para poder escuchar los relatos y memorias que estallaban en el pecho y en las gargantas de los hermanos y hermanas cada vez que una oreja compañera preguntaba por su historia.
En 2003 nace, encabezado por Moira Millán en el país la Primera Marcha de Mujeres Originarias reclamando por el Buen Vivir. Estableciendo pues, en sus propios criterios qué y cómo, deben ser los derechos y obligaciones que como mujeres originarias buscan reclamar para generar las condiciones de vida necesarias al interior de sus Naciones. Luego de la segunda Marcha realizada el 21 de abril de 2016 hasta el Congreso de la nación donde tampoco parecieron escucharse sus demandas, empezó a gestarse la idea del Foro. “Caminando y preguntando fuimos entendiendo que muchas hermanas y hermanos siguen pagando caro el genocidio que sufrieron nuestros pueblos. Hemos llegado a entender que la idea que este Estado Argentino tiene sobre lo que implica un genocidio, no hace más que invisibilizar los actos de violencia institucional y perpetuar la idea de que estamos extinguiéndonos” denunció Evis Millán.
Se pensó entonces la necesidad de crear un encuentro que reuniera a todos esos relatos de vida para poder unirlos en un texto compartido con la fuerza que contienen los argumentos colectivos para denunciar. Y con este espíritu un grupo pequeño de mujeres comenzaron a recorrer el país a dedo, rastreando necesidades urgentes, relatos manchados de sangre y terror, robos de tierras, encarcelamientos ilegales, desapariciones forzosas, femicidios indígenas, consecuencias de salud por agrotóxicos y víctimas de actitudes negacionistas por parte de funcionarios públicos.
Muchas comunidades se organizaron para juntar plata y enviar a sus representantes, muchas otras no pudieron hacerlo y para lograrlo se pidió ayuda desde la Marcha de Mujeres Originarias. Fueron varios los gremios e instituciones que buscaron comprometer su participación, pero dos días antes de la realización del Foro y casi al mismo tiempo que ciertos grupos poderosos se enterasen de que estarían en el banquillo de los acusados estos inversores desaparecieron. Dejando sin posibilidad de viajar a cientos de personas que traían la voz de sus comunidades; y las pruebas del continuo sometimiento del que son víctimas.
Una Ronda grande como una casa
A las 12 Hs. del mediodía del viernes 26 el Gimnasio estaba helado por el frío que decidió instalarse en Bahía Blanca durante los días en que se llevó a cabo el encuentro. Pero la gente fue llegando, uniéndose en abrazos que escondían de por si la victoria de saberse en un mismo lugar. Un equipo se encargaba de que siempre haya algo caliente dando vueltas. Desde la organización se decidió modificar el espacio que a veces se fija como síntoma de una forma de pensar el conocimiento: “Hermanos y hermanas, armemos una ronda, aunque sea grande. Aunque parezca incomoda. Pero así nadie le dará la espalda a la palabra de otro”.
Durante las primeras cinco horas representantes de las naciones Charrúa, Mapuche, Selknam, Rankel, Comechingón, Qom y Collas entregaron y recibieron informes sobre el genocidio en sus territorios. Cada representante fue recibido por una de las mujeres que había caminado la Marcha y en esta recepción se comprometían con el testimonio y la demanda que le era entregada.
Así fue como las hermanas Qom dieron paso al relato sobre la masacre en Pilagá y las persecuciones que ocurren en sus comunidades, o cómo la hermana Ruperta decidió cantar su denuncia para que “llegue a todos los rincones las injusticias que se cometen en nombre del Estado Argentino”. Esta misma hermana fue la que mirando a todas las mujeres allí presentes expresó “Nosotras sabemos lo que queremos, que no se confundan los poderosos. Nosotras sabemos y por eso estamos acá reunidas con nuestros compañeros y compañeras. Porque en nuestros distintos idiomas estamos diciendo basta. Hasta aquí llegamos. Y desde acá nos levantamos”.
También a lo largo de esa jornada interpeló a la historia oficial con su relato Ernesto, de unos setenta años, que decidió denunciar el rol genocida que tuvo la escuela para con él en su infancia, donde recibía castigos físicos y psicológicos por no poder hablar en el idioma que las maestras sarmientinas consideraban el único. Ernesto en su relato recordó y trajo al presente los actos de matanza e injusticia que sufrían y cómo se siguen reproduciendo en la actualidad a los integrantes de la Nación Ranquel: “La escuela buscaba que yo me olvidase quien era, que me de vergüenza ser indio. Eso pasa todavía. ¿Cuántas veces se les dicen a los niños que “se portan como indios”? Nosotros somos indios. No somos descendientes de algo que el Estado vuelve antiguo. Nosotros somos. Y por eso acá estamos.”
A medida que los testimonios iban pasando, pareció esclarecerse en el Foro la necesidad compartida de sentar al Estado en el banquillo de los acusados. “Por ser racista, perverso y genocida”. En cada receso las reflexiones giraron en torno a la importancia de llevar a adelante la que se constituirá como la primera demanda al Estado por crímenes de lesa humanidad contra los pueblos originarios. Ahora bien, a medida que los relatos continuaban también empezó a urgir la necesidad de construir nuevos principios para conceptos que hasta el momento parecían inamovibles. “¿De qué hablamos cuando hablamos de genocidio? Y ¿Hablar de derechos humanos no implica dejar afuera a los animales, el territorio, los ríos, las celebraciones y rituales que nos hacen humanos a los pueblos originarios?” Se preguntaba Marco cuando fue su turno de hablar del norte argentino. “Este encuentro es el primer paso visible de un camino que lleva mucho tiempo, nosotros estamos buscando reapropiarnos de ciertas palabras que solo nos encorsetan y no nos permiten trabajar por nuestra liberación. Para mí como mujer Qom me es ridículo que me pidan papeles que demuestren que soy dueña de la tierra. Porque yo no soy dueña, yo soy tierra” explicaba Ramona al contar casos de persecución policial por demandas territoriales.
Leyes y Trampas
El hermano Diaguita Marcos pidió la palabra “Muchas de las hermanas han contado historias desgarradoras. Pero yo me pregunto qué tipo de justicia estamos buscando. Porque hasta el momento nos juzgan tribunales conformados por personas que no entienden nuestros derechos. Existe el fuero económico, el de ambiente, incluso el de jóvenes. Pero no hay ninguno llamado indígena. Es esencial que entendamos que necesitamos dos justicias distintas”. En relación a esto último fueron cuatro los abogados que estuvieron trabajando en el Foro. Buscando redactar las denuncias y juntar datos necesarios para poder tener declaraciones y pruebas necesarias para cuando desde el Foro se decida iniciar el juicio al Estado. Abogados originarios y otros que no lo son. Pero que han aprendido a escuchar y caminar a la par de los reclamos de estos pueblos nación.
El sábado 27 la jornada se organizó de manera distinta a la prevista porque los testimonios y las declaraciones seguían llegando “No podemos medirnos por el tiempo winka. El espíritu de este foro es que responda a nuestras necesidades, acá no se le puede cortar el relato lleno de dolor a una hermana porque no entendemos que “el tiempo vale oro”. Lo que vale es las vidas que nos están robando por no detenernos a escuchar y a pensar qué y cómo nos organizamos. Las hermanas y hermanos deben poder sentirse cuidados al hablar. Y para que eso suceda no debe haber relojes marcando tiempos mezquinos” explicó Moira Millán en una de las reuniones generadas para “decidir entre muchos” cómo seguir.
A las doce del mediodía el tiempo, del que hablaban los organizadores, se detuvo. Dos mujeres Qom, provenientes de la Comunidad La Primavera, pidieron la palabra (que al minuto reafirmaríamos los allí presentes que era de ellas por derecho). Nos contaron de Marcelino, su hijo y hermano respectivamente, que fue desaparecido el pasado noviembre en un traslado al hospital psiquiátrico sin mayores explicaciones. “…piensan que porque no se leer voy a dejar de buscar. Piensan que porque no sé escribir voy a dejar de preguntar. Pero hasta aquí hemos llegado, para hablar de Marcelino. Para preguntar por él. Para mostrar que nos quieren desaparecer” dijo Zulma entre lágrimas que ahuyentaban a la quietud. AL terminar su testimonio los integrantes de todas las Naciones se levantaron y gritaron sus gritos de lucha. Gritaron cortando el aire y arrebatándole la propiedad del silencio a los poderosos. Gritaron para que Marcelino volviese y con él todos los que a lo largo de las jornadas busca desaparecer cotidianamente.
Territorio y Salud
En la esquina del gimnasio, cerca del calefactor que se mantenía a gasoil y a fuerza de “vaquitas” se realizó una nueva reunión capaz de organizar la rabia. Se decidió dividir en dos comisiones el resto del Foro: territorio y salud. Ambas acompañadas por abogados, referentes originarios, jóvenes estudiantes, y cientistas sociales. En los dos grupos se trabajó arduamente en la construcción de aportes que pudieran abonar las reivindicaciones relacionadas a cada eje. Se cuestionaron las nociones hegemónicas sobre territorio pudiendo dar cuenta de las limitaciones que la misma presenta y cómo desde esa vara se sigue perjudicando a las naciones originarias. Asimismo se habló de la división arbitraria del territorio a través de matanzas, robos o transformándolos en reservas. Se planteó la necesidad de exponer los distintos mecanismos que han ido construyendo las naciones originarias para la recuperación de la tierra, así como la urgencia en demostrarle al estado argentino la importancia del cuidado ancestral hacia el territorio a través de la construcción de una justicia originaria y negando las nociones occidentales de propiedad privada y lo que éstas escribieron.
Así como en la comisión de salud se pudo trabajar las políticas genocidas estatales que implican cierta “colonización de baja intensidad” a los modos de sentir y percibir el cuerpo y sus enfermedades. Se realizaron también denuncias concretas sobre casos de niños y niñas que mueren por desnutrición y maltrato en centros de salud. Así como se hizo foco en la reconstrucción de relatos que dan cuenta del sufrimiento por esterilizaciones masivas, abuso y abandono que sufren día a día las mujeres originarias. Entendiendo que el territorio y la salud son indisociables se expusieron casos emblemáticos del noroeste argentino donde la contaminación de las fuentes de agua y los agrotóxicos están enfermando y matando poblaciones indígenas. Se escucharon los gritos de celebración y de resistencia cuando se propuso como bandera la defensa de prácticas médicas y sanadoras ancestrales.
Seguir caminando
“Esto es un primer gran paso de un recorrido que se viene haciendo hace cientos de años. Estamos acá sentando un precedente. Es el primer Foro de muchos otros que vendrán hasta lograr nuestros objetivos como Naciones Originarias. Nos volvemos a nuestras comunidades con la responsabilidad y el deseo de contar lo que acá pasó. Ninguna vuelve igual. Ninguno vuelve sin muchas cosas para pensar y trabajar”. A la noche del sábado se establecieron acuerdos, agendas y acciones concretas que se llevarán a cabo. Desde la escritura de una Proclama, hasta el trabajo con los abogados, y la organización de un segundo Foro donde se multiplique la participación de pueblos originarios y de organismos del pueblo argentino que entiendan este Foro como una causa en común.
Moira Millán fue llamando a todos los que hicieron posible este encuentro para que se parasen en uno de los costados del círculo que desde el primer día habíamos formado. Y nos pidió al resto que hagamos una fila para abrazarlos y agradecerles. Nada fue forzado. Porque el agradecimiento por el esfuerzo, el compromiso y la sonrisa al pie del cañón habían sido reales. Todos y todas nos encontramos en esos abrazos. No hubo quién se haya ido igual que llegó. El souvenir de este Foro es indudablemente la rabia organizada al interior de cada uno y la certeza de que en lo colectivo está el único camino posible para enfrentar al estado genocida.
Por Mariel Bleger
Equipo de Comunicación popular Colectivo al Margen