A propósito de la convocatoria a la Marcha mundial del cannabis este 6 de mayo a las 18hs. en el Centro Cívico de Bariloche, dialogamos con Lisandro Aisain, miembro de la Organización Cannábica Bariloche (OCB) sobre el uso medicinal de la marihuana y algunas de las actividades que llevan a cabo como colectivo.
-Hoy es legal la utilización del cannabis para uso medicinal ¿Cómo se entiende que el autocultivo haya quedado afuera?
-Hoy tenemos una ley que lo más importante que nos ofrece es el reconocimiento por parte del Estado del cannabis como una medicina. Nos da la oportunidad de importar cannabis o medicamentos a base de cannabis y podrán atenderse con ellos algunos pacientes. El tema con esta ley es que la manera inclusiva de hacerle llegar el cannabis medicinal es el autocultivo. No tiene mucha vuelta, es hacer complicado lo fácil.
Hay distintas variedades, genéticas y perfiles determinados para cada enfermedad, al no tener el dominio o el alcance a través del autocultivo de mantener la genética que uno necesita, a la dolencia que están combatiendo, le quitas una herramienta al enfermo. Estos medicamentos tienen unos perfiles muy específicos, son caros y de industria extranjera… es una pena habiendo en nuestro país tanta mano de obra libre, capacidad y cannabicultores estar comprando en otros países.
– ¿Es solamente aceite o estamos hablando de otros formatos para los usos medicinales?
-La ley está en el periodo de reglamentación. Desde que se promulgó la ley en adelante, el Ejecutivo tiene hasta 60 días para reglamentarla. Suele atrasarse… ahí nos van a comunicar la letra chica. Por ahora el Estado dice que va a haber un registro para pacientes y ese registro va a permitir acceder a cannabis medicinal bajo la firma de un médico que trabaje en un Hospital público en la salud pública.
El Estado, a través del Ministerio de Salud va a generar cultivos para investigación y uso medicinal -porque la Ley es para ambas cosas- a través del INTA y del CONICET y de convenios entre Hospital, Universidades… distintas entidades públicas que tengan relación con el asunto. Eso es el escrito grueso, el reglamento que es donde se dice específicamente cómo, quiénes, dónde aún no está. La certeza es que el autocultivo, la posibilidad de tener una planta en tu casa sigue siendo ilegal y que la Ley 23.737 de estupefacientes sigue condenando el cultivo, hay muchos cultivadores presos por hacer lo que en teoría la Ley permitiría si fuese una Ley medicinal completa.
– ¿Cuál es el objetivo de la movilización del 6 de mayo?
– Para esta marcha, lo que más nos preocupa y convoca es el problema de que todavía sea ilegal cultivar en Argentina, de los chicos que están yendo presos. La inequidad que provoca el hecho de que uno no pueda cultivar y que el medicamento importado sea una cuestión excluyente por sus precios, los trámites largos…nos parece ineficaz.
Después los objetivos de la OCB son varios…promover, dar a conocer, ya sea en la marcha o en talleres de cultivo, preparación de aceite, información médica, científica y política que venimos haciendo en Bariloche hace años. La difusión del cannabis completo, para todos los usos, es de lo que se ocupa nuestra agrupación.
– ¿Cómo fue la experiencia en el armado conjunto del material “Guía de viaje” que editaron con el CPA (Centro de prevención de adicciones)? ¿Cómo es fue relacionarse con un Centro dependiente del Estado?
-Es paradójico… El CPA es un espacio estatal pero la verdad lo que vemos es que los trabajadores son gente muy piola, despierta, que entienden lo que la gente común necesita y se alejan bastante de las cuestiones burocráticas. Saben que el problema de adicción más grande que existe es el alcohol, porque se ve como mayor problemática en todos los Centros de adicciones del país, le gana como droga problemática a todas las otras drogas que se consumen.
Los chicos del CPA son gente muy despierta en cuanto a la sensibilidad social, la conciencia, el trabajar con la gente adaptándose a sus necesidades y no intentando imponer desde el rigor de las estructuras estatales una manera de pensar que no es la de la gente.
Esa Guía la hicimos con los chicos de Ciencia para la Cannabis, una Fundación chilena de científicos y con la gente del CPA. La Guía pretende entregarles a aquellas personas que todavía no han usado el cannabis y lo van a usar, un camino para que haga buen uso del cannabis, prudente, que se informe.
Tiene que ver con lo que se llama reducción de daños, es decir que una posibilidad de daño o mal uso se reduzca el mínimo posible en lugar de estar diciendo “esto no se hace, esto no se puede.”
Por Mariela Martínez y julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen