Un grupo de nutricionistas de la ciudad se hizo el siguiente interrogante; ¿Bariloche crece o engorda? Al respecto, dialogamos con Felipe de Rosas integrante de la organización Nutrir Patagonia y responsable del Centro de Salud del barrio El Frutillar en Bariloche.
– ¿Cómo empezó la iniciativa?
-Además de trabajar en el Centro de Salud y en el Hospital, nosotros conformamos una ONG que se llama Nutrir Patagonia y está orientada a visibilizar problemáticas que tienen que ver con los problemas de mal nutrición. Uno puede estar mal nutrido y eso puede generar consecuencias que se ven en un diagnóstico, como puede ser una desnutrición o al revés, un problema de sobrepeso u obesidad.
Las problemáticas de nutrición que teníamos a fines de los 90’, quizás por una sobrecarga de hidratos de carbono y grasas y una disminución de vitaminas y proteínas, están generando una población infantil que supera los niveles esperados para la población argentina de sobrepeso y obesidad. El principal problema, es que no lo tenemos como problema… No se visualiza. Se dice “el nene gordo es sanito” y en realidad no es así.
Lo que está pasando en el sector juvenil y los adultos precoces es que esto nos trae consecuencias como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, colesterol, trastornos articulares y problemas de columna –entre otros- que luego recaen en problemáticas de salud. Es decir, todas las problemáticas de lo que se llama la epidemia no infecciosa, todas las enfermedades que son no transmisibles por un virus, sino que el contagio se da por un comportamiento cultural y/o de problemática social o económica de una gran parte de la población.
– ¿Cómo realizan los relevamientos? ¿Qué datos generales existen?
-Entre los Centros de Salud y el Hospital hacemos relevamiento en la población escolar entre primero y séptimo grado en casi todas las escuelas públicas. Se cita a los chicos, más allá de que tengan cobertura de obra social. No se hace en escuelas privadas porque no nos da la capacidad. Ahí vamos viendo las modificaciones año a año.
Lo que nos ha pasado en los últimos años es que para un promedio de aproximadamente 27% de niños en el país con sobrepeso y obesidad, en Bariloche estamos teniendo por encima del 50%, y en los barrios más desfavorecidos desde el punto de vista económico, en general los niveles aumentan.
En algunas escuelas en primer grado hemos sacado hasta un 70% de niños con obesidad. Nuestra primera intención es visibilizar esto como un problema, estamos en una ciudad que tiene un problema de nutrición muy grave que no tiene sólo una solución médica. Hay muchas aristas que tiene que ver con comportamientos culturales, capacidades económicas, el conocimiento de los nutrientes y cómo cocinar una comida nutritiva.
– ¿Este es un problema que habla sólo de una falta de conducta nutricional?
-Nosotros cuando hablamos de nutrición lo hablamos no solo del aspecto del alimento. La nutrición tiene que ver con algo global; con el desarrollo, con el vínculo, con la capacidad de aprendizaje, lo cultural, lo médico y lo económico. Lo que observamos son mamás muy jóvenes que tienen que largarse a criar chicos y que quizás no tuvieron muchas posibilidades económicas y han tenido poca formación o transmisión cultural en lo alimenticio y la cocina. No tuvieron la posibilidad de un proceso de aprendizaje, de pensar cómo hacer para que un pibe te coma una verdura, que no es tarea sencilla. No es cuestión de tirar cosas en la olla y el chico lo come, porque eso muchas veces no pasa.
Esto está relacionado con el aprendizaje y la capacidad económica que puede tener una familia para elegir. Estamos en una ciudad donde la verdura es cara, entonces también tiene que ver con desarrollar actividades de producción local, huertas comunitarias. Con el conocimiento, sobre todo en las comidas que son elaboradas caseramente en contrapunto con aquellas que son procesadas. Cuando uno lee el prospecto del alimento y tiene muchas más que cinco o seis letras es que nos ponen muchas cosas en la comida que no deberíamos comer si tenemos la posibilidad.
-Tenemos un camino para adelante… ahora hay que tomar el tema como prioritario.
Sí, se tienen que tomar medidas locales, desde pequeños espacios en los barrios para dar asesoramiento táctico y teórico hasta cuestiones que tienen que ver con la legislación. Si vos cruzas a Chile ves un cable rojo que dice “este alimento supera las calorías necesarias”. Acá cuando uno va al supermercado y ve la línea de cajas siempre se llevan golosinas, cosas procesadas… no ves una lenteja… Una bebida azucarada de 600 milímetros tiene 14 cucharadas de azúcar ¿Alguien lo sabe? No. Por eso tenemos que ganar sectores para generar conciencia… como se hizo con la lucha global contra el cáncer y el tabaco. Ganar batallas culturales, difundir en los medios de comunicación, en las escuelas, los kioscos escolares y los hogares, por todos lados.
Por Mariela Martínez y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen