Era cuestión de tiempo nomás. El macrismo contaba los días esperando que un adolescente cometiera un delito grave para traer el tema de la “baja de edad de imputabilidad” al debate de los argentinos.
Esta vez, un adolescente de 15 años provocó la muerte de otro adolescente de 14 en la Ciudad de Buenos Aires en un confuso tiroteo. Junto con la bala, se disparó también, el mecanismo que construye agenda en los medios hegemónicos y sentido común en las familias que consumen esos medios.
Ante el dolor de esos padres que claman “justicia” y ruegan que: “no entren por una puerta y salgan por otra” será difícil construir un discurso distinto, al que proponen los grandes medios y el Gobierno. La identificación que haremos con esos padres y el dolor inconmensurable de haber perdido un hijo de forma violenta nos identifica tanto con la víctimas que será imposible comprender que el otro adolescente (el que disparó el arma) también es una víctima, pero producto de muy distintas circunstancias.
El tema de bajar la edad de punibilidad es un tema que siempre estuvo y estará en la agenda de los sectores políticos de derecha. Hoy, esos sectores se sienten empoderados ante el triunfo del macrismo y vuelven con su vieja consigna de depositar los problemas de la “inseguridad” a los “menores” y/o la “droga”.
El último intento lo realizaron durante la ola Blumberg en el 2004 cuando la muerte de Axel Blumberg congregó una masiva manifestación en la Plaza del Congreso convocada por su padre. Producto de esa masiva manifestación se lograron modificaciones al código penal pero el leitmotiv de la “baja” que pregonaban los sectores mas duros, chocó con la resistencia de los organismos de Derechos Humanos y organizaciones del movimiento de infancia que largaron la consigna: “ningún pibe nace chorro” logrando detener la ola punitivista que pedía “mano dura” para los adolescentes infractores de la Ley penal.
Luego de esa ola reaccionaria, y el crecimiento y consolidación de los Movimientos Sociales y de Derechos Humanos, los distintos intentos que hubo de bajar la imputabilidad a los 14 años fracasaron sistemáticamente.
Hoy el contexto social y político es diametralmente opuesto y con el apoyo de los medios masivos hay tierra fecunda para poder instalar este debate nuevamente en la sociedad argentina.
Por otro lado el Régimen penal de la Minoridad que está vigente en nuestro país, surgió en la última dictadura cívico-militar (decreto-Ley 22.278) y es necesario debatir un Régimen Penal de Adolescentes conforme a la Convención por los Derechos del Niño. El problema es: ¿cómo debatir el Régimen de Responsabilidad de Adolescentes sin que la discusión por la “baja” se cole en el debate?
No haber profundizado la discusión durante los años de viento de cola y de conquistas de derechos del kirchnerismo, y no haber plasmado una nueva Ley de la democracia fue un error o un techo, que dejó abierta la puerta para que hoy discutamos solo el costado reaccionario o punitivista del asunto en relaciones de fuerza contrarias al interés popular.
En Río Negro el fallo del tribunal superior de Justicia que habilitó las detenciones arbitrarias de adolescentes fue el prólogo a nivel nacional de las intenciones de poner en debate el tema de la baja de edad de imputabilidad.
Cuando las organizaciones y trabajadores de infancia presionaron a la Secretaría Nacional de Niñez y Familia (SENAF) por la inconstitucionalidad del fallo, y la secretaria del organismo Yael Bendel proclamó que apelarían el fallo ante la Corte Suprema, fue el mismo Marcos Peña -jefe de gabinete de Macri- quien se interpuso ante la funcionaria para que desactivara la potencial apelación. El macrismo podía esperar a dar la discusión cuando la Corte fallara por el caso Río Negro o como sucedió finalmente, esperar a que un “caso” “conmocione” a la “opinión pública”. Esta opción es la que ganó de momento ya que el año electoral está por delante y el gobierno cree que “la baja” es un tema que “garpa” electoralmente en los grandes centros urbanos del país.
El fallo de Tribunal Supremo de Río Negro fue la antesala y el premio que nuestra provincia y nuestro gobernador le regaló a los sectores reaccionarios de todo el país. Solo así se comprende porque Alberto Weretilneck apoya y defiende la posición del Gobierno de cambiemos con este tema. Se comprende también porque la única funcionaria -Viviana Pereira- que no acompañó la postura del ejecutivo fue apartada de su cargo en el Consejo de Niñez provincial (Coniar). Y porque los “halcones” desplazan a las “palomas” dentro de la estructura del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia.
Sobran argumentos de porque no hay que bajar la edad de punibilidad de los 16 años (como es en la actualidad) a los 14 años (como pretende el macrismo). Para dar solo uno y que viene de la mano de los Curas por la Opción de los Pobres y del propio Papa Francisco. Uno puede mirar la “foto” del momento en que un adolescente comete un delito o puede elegir mirar la “película” de la historia familiar de ese adolescente. Cuando uno puede ver la “película” se da cuenta de forma rápida y sencilla que ese pibe es una víctima de una trama social compleja. De un Estado ausente que en 14 o 15 años de intervenciones (o no intervenciones) fracasó rotundamente.
Los que eligen ver la “foto” solo podrán ver a un adolescente violento y solo pedirán que quede privado de su libertad.
Los que trabajamos con adolescentes en situación de derechos vulnerados vamos a priorizar la “película” porque entendemos de sobra los motivos que (a veces) llevan a un pibe elegir (¿?) un proyecto que no es de vida, sino más bien todo lo contrario.
Desde el sentido común instalado en los medios nunca van a argumentar ni explicar que una parte importante de nuestros pibes y pibas son excluidos por un modelo económico que los desecha a hacia los bordes del abismo. Ni como el mismo sistema que te desecha te refriega cuales son los patrones de consumo y moda que hay que seguir para pertenecer a esa misma sociedad. Mucho menos van mostrar a los responsables políticos del saqueo generalizado, y la entrega del patrimonio nacional. Para ellos no hay debate sobre la imputabilidad ya que gozan de la impunidad eterna que les brinda el sistema.
En estos tiempos que faltan platos de comida y sobran bocas, cuando tantos papás y mamás pierden el trabajo y la miseria se multiplica velozmente. El aumento de la violencia será solo cuestión de tiempo y ya no podrán tapar el sol con una sola mano, ni hacernos creer que la inseguridad la generan los pibes pobres excluidos del modelo económico.
Ante tanta hipocresía y cinismo seguiremos afirmando: “el hambre es un crimen” y “ningún pibe nace chorro”
Por Alejandro Palmas
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen.