La xenofobia es el rechazo o la discriminación de una persona por ser extranjera. Según el Mapa de la Discriminación del INADI, un 40% de la población migrante sufrió discriminación. Los ámbitos de mayor discriminación sufrida son el educativo y laboral.
Los medios de comunicación legitiman miradas, formas de ver el mundo, las cuales pueden profundizar la discriminación y la violencia hacía los grupos históricamente vulnerables de la sociedad.
Esto ocurrió durante el Menemismo. A modo de ejemplo, la revista La Primera, colocaba en su tapa el título: “La invasión silenciosa”, con la imagen de una persona en situación de pobreza con el Obelisco de fondo. Por debajo se afirmaba “Les quitan el trabajo a los argentinos. Usan hospitales y escuelas”.
Desde la publicación se construían un discurso que colocaba un chivo expiatorio sobre quienes canalizaríamos la responsabilidad de nuestros problemas. La culpa es de “ellos”, los migrantes. Entonces se simplificaban los problemas.
Esta revista buscaba responsabilizar a los migrantes de la desocupación, la precariedad del sistema de salud y de la destrucción de la educación. Cuando era consecuencias del modelo económico de exclusión.
Estos discursos xenófobos se actualizan y recrean.
Actualmente, el presentador de Periodismo para Todos emitió un programa titulado “Argentina, país generoso”, en el cual se presentaba críticamente que extranjeros en ejerzan su derecho a estudiar en nuestro país.
Según nuestra Ley de Migraciones, “el Estado en todas sus jurisdicciones, asegurará el acceso igualitario a los inmigrantes y sus familias en las mismas condiciones de protección, amparo y derechos de los que gozan los nacionales, en particular lo referido a servicios sociales, bienes públicos, salud, educación, justicia, trabajo, empleo y seguridad social. En ningún caso la irregularidad migratoria de un extranjero impedirá su admisión como alumno en un establecimiento educativo, ya sea este público o privado; nacional, provincial o municipal; primario, secundario, terciario o universitario.”
Es decir, migrar es un Derechos Humanos, y los migrantes que estudian y trabajan ejercen sus derechos.
Ahora bien, ¿cuál es el objetivo del programa? Dejar de discutir la distribución de la riqueza, olvidarnos del modelo excluyente que se está implementando y concentrarnos en ellos, los supuestos responsables de nuestros problemas.
Como sostuvo el titular de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), Adrián Lutvak, “Por supuesto, durante el programa, Lanata omitió mencionar que la mayoría de los estudiantes de la UBA tenemos que trabajar además de cursar, que la tasa de deserción creció fuertemente este año, que no tenemos boleto educativo o que las becas no alcanzan. Se habló de un supuesto “boom de estudiantes extranjeros”, porque son el 4% del total del estudiantado de la UBA. Olvidaron decir que el 4,5% de la población argentina (y el 13% de la de la Ciudad de Buenos Aires) es extranjera.”
Como ocurrió en la década del 90, para tapar nuestros problemas se carga a determinados grupos vulnerables de las responsabilidades, corriéndonos el foco de atención. Como un mago que nos muestra un objeto para ocultar el resto.
Lo particularmente lamentable, es que estos discursos xenófobos contribuirán a la limitación de derechos de personas que viven en situación de vulnerabilidad social. Quienes probablemente después de estos programas sufrirán mayores niveles de violencia y discriminación.
Por Roberto Samar – 8300.com.ar