Desencuentros de Troilo y Castillo fue uno de los primeros tangos que interpretaron Juanjo Miraglia y Alejandro Otsubo en el 11° Encuentro cultural que organizó el Hogar Emaús junto al Programa Usinas Culturales Río Negro el pasado jueves 20 de octubre.
“Estás desorientado y no sabés qué trole hay que tomar para seguir…” Así arranca la letra de Pichuco que está siendo entonada por casi toda la gente que vino a participar de este encuentro; los muchachos que acceden a los servicios de la casa que son entre los 35 y 38, los operadores y cocineros, talleristas, voluntarios y la gente del barrio. En Emaús no hay trolebús, pero si existe un rumbo marcado, el de fomentar los encuentros culturales como espacios capaces de transformar.
Jorge Linquiman, miembro del equipo de coordinación del Hogar por parte del Municipio de la ciudad nos comenta; “La idea de los encuentros nació con la intención de acercar la comunidad al Hogar, a aquellos que colaboran o que conocen la obra desde otro espacio; de arte, música, canto baile… ese fue el primer objetivo. Después fuimos tratando de darle la vuelta, de buscar una mayor participación y protagonismo de los muchachos que acceden a los servicios de acá. Tratamos que en cada uno de los encuentros ellos tengan participación, esa es la intención… repartimos algunos roles, el tema de recibir la gente, preparar y servir la cena para compartir”.
El Tero, uno de los operadores del Hogar, es el conductor de esta fiesta, el que agita con el micrófono. Luego del primer número de Juanjo en guitarra y voz, Alejandro en bandoneón y una virtuosa pareja de bailarines de tango que recorrió todo el salón hubo en receso de cumbias en el que se invitó a bailar a todos los participantes. El encuentro denota organización; entre los muchachos hay cinco que están empilchados a lo milonguero y entre las chicas vemos que cinco tienenrosas rojas en el pelo… son los integrantes de lo que se bautizó en el encuentro como “El ballet de tango del Emaús” que hizo su primera presentación con música en vivo luego de la pachanga.
Juanjo Miraglia, aparte de participar como artista en este encuentro es tallerista de Usinas Culturales en el Hogar los viernes. Al respecto, nos cuenta;“Hace poco que arrancamos el taller de guitarra acá en la casita. Venimos y tocamos más que nada folclore, es el target elegido… hoy es una fiesta especial y querían algo de tango. Así que convocamos a Ale y a los bailarines para engalanar la fiesta. El taller es casi como un recital, donde ellos aprovechan a bailar. A veces viene alguno que sabe cantar o tocar la guitarra. Es más de escuchar, de participar, de bailar… zapatear sobre todo. Tiene como una impronta muy campera. La idea es que sea una fiesta para ellos ese ratito que están.”
El Programa Usinas Culturales empezó hace poco a articular con el Emaús, Nancy González, coordinadora,explica; “Nosotros empezamos este año a trabajar con el Hogar Emaús, está muy bueno el trabajo que se viene haciendo porque es muy importante para ellos el espacio artístico, ellos se preparan y lo esperan. Se está haciendo un encuentro cultural un jueves por mes en el cual se invita a la comunidad a participar y ellos también participan… cuando no bailan, cantan, los que vienen al taller de fotografía de Usinas se encargan del registro. Siempre en el encuentro cultural muestran algo de los talleres, sus pinturas, fotografías.Realmente se necesitan espacios artísticos en estos lugares. El arte es como un medio para contener, para sanar… es cómo enfocarse en algo, tener un objetivo y ayudar a salir de la problemática que tienen.”
La participación de los muchachos es protagonista, son los que reciben a la gente en la puerta, los que también arman una postal de agradecimiento a los artistas en donde firmamos todos los presentes. El incentivo y las ganas denotan el ejercicio diario de actividades relacionadas a lo cultural. Al respecto, Linquiman nos cuenta “Nosotros tenemos los lunes yoga y dibujo, pintura, juegos. Tenemos también talleres de pintura, cerámica, fotografía y guitarra. Tratamos de vincular el arte, la actividad física, la recreación y el esparcimiento. Tenemos también algunos espacios más estructurados, el tema de los hábitos de vida, que cuidados podemos elaborar para estar mejor. También está la comisión de espiritualidad, más allá de una religión. Nosotros vemos en el Hogar que ellos tienen una vida espiritual muy importante, son de querer rezar y agradecer. Eso está instalado como parte de nuestras tradiciones.”
Estos Encuentros culturales se realizan el tercer jueves de cada mes y son abiertos a toda la comunidad, como los talleres de Usinas Culturales. La idea es compartir, festejar y sobre todo, encontrarse entre tantos desencuentros. Esta vez el menú que dio fin al evento fueron pizzas amasadas por el grupo de cocineras y cocineros del Hogar. En esta fiesta no hubo grandes despliegues, sino las ganas de los muchachos del Emaús… varones sin techo que, como dice Gardel en Volver “guardan escondida una esperanza humilde, que es toda la fortuna de su corazón”.
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Por Equipo de Comunicación Colectivo Al Margen