La jornada del 8 de octubre de 2016 deberá ser recordada en la provincia de Río Negro como el día en que la Justicia, la Policía Provincial y el Poder Político confabularon para pisotear los derechos individuales de un trabajador municipal, Ramón Cayuqueo.
Aunque este hombre, de estatura mediana y risueño andar, no es cualquier hombre, ni cualquier trabajador. Demostrando una sensibilidad particular, se afilió a la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) el 14 de diciembre de 2011 y, desde entonces, tuvo la responsabilidad de representar a sus compañeros de trabajo en el Obrador Municipal de Allen en varias oportunidades, fue electo Pro Secretario de Finanzas de la Seccional Alto Valle Este y próximamente, tras las elecciones complementarias del 16 de noviembre, será Secretario Gremial de la flamante Seccional Allen.
En Ramón Cayuqueo, que desde horas del mediodía fue presionado, golpeado, amenazado, hostigado y encarcelado en un proceso claramente ilegal y sobre el cual el sindicato recurrirá a la Justicia, se resume la metáfora del sindicalismo rionegrino.
Este compañero -que fue obligado a firmar la orden de allanamiento de su domicilio, bajo la amenaza de cuatros uniformados dentro de un calabozo- puede verse diminuto e inerme, comparado con los mastodontes cavernícolas armados que el poder político decidió poner como fuerza de seguridad. Pero en su interior, Ramón posee la fuerza tenaz de quienes luchan por la vida, por el trabajo y la dignidad humana.
Al igual que Ramón Cayuqueo, el sindicato que él eligió -al que ama y defiende- puede ser visto por los poderosos como una organización débil, pequeña y sin armas. Nada más alejado de la realidad. Como el botón de muestra, se puede mencionar que apenas conocida la detención ilegal, la red de solidaridad de ATE se desplegó con toda su fuerza y cientos de trabajadores rápidamente salieron a defender la parada. “En ATE siempre vas a encontrar a un compañero que te defiende” no es un eslogan barato, es una promesa marcada a fuego en el corazón de los estatales.
Pues bien, tras más de diez horas de detención, de oscuridad sobre su paradero, de versiones e informaciones cruzadas, de fuerte lucha sindical en las puertas de la Comisaría 33 de Allen en primer lugar, luego en las Comisaría 21 y 3 de Roca, el dirigente de ATE fue liberado.
En medio un fuerte operativo de la fuerza especial antimotines COER, Cayuqueo fue liberado en un barrio obrero de casas bajas y calles de tierra, a unos 30 kilómetros del lugar donde fue detenido. Sin duda, sin la presión de los trabajadores en la calle, con la impunidad con que se maneja la policía rionegrina, la historia pudo ser otra.
Hoy en la casa de los estatales se respira tranquilidad, aunque condimentada con bronca y esperanza. Por eso, para protestar, rechazar y reclamar contra la Judicialización de la Protesta Social y Sindical, los miles de trabajadores en estado de alerta de toda la provincia, las organizaciones políticas, sociales, sindicales y culturales -encabezadas por la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Autónoma y sus organizaciones de base- están resolviendo la realización de una contundente medida de fuerza para la semana próxima.
Hoy el recuerdo de la sangrienta dictadura militar reverdeció de golpe de la mano de la policía rionegrina. Una policía que tiene las manos manchadas de sangre, que está altamente cuestionada por su participación en el narcotráfico, en la trata de personas, en la desaparición de trabajadores y hasta en el asesinato de miembros de la misma fuerza que no quisieron acompañar el delito institucionalizado.
Ahora tendrá que explicar el Juez Rubén Norry, viejo conocido de ATE por ordenar desalojos y detenciones, cómo hace para aplicar métodos inconstitucionales en plena vida democrática. La responsabilidad claramente es del Juez o del Jefe del Operativo Policial por los claros y marcados, en la humanidad de Cayuqueo, excesos de la brutal fuerza policial.
Pese al poder y sus sangrientos métodos; y por la necesidad y la convicción de enfrentarlos, ATE crece.
pot ATE Rio Negro