En el marco de las jornadas de lucha y paro docente por la reapertura de las paritarias docentes en Río Negro, Al Margen se acercó a la escuela 315 del barrio Malvinas para conversar con su director Leonardo Basanta acerca de cómo el nuevo contexto social y económico va repercutiendo en los barrios y las familias más vulnerables de la ciudad.
Este año comenzó con cambios a nivel social y político de la mano del cambio de gobierno. La esfera educativa no fue ajena a esto y se vivió un cambio a nivel de las políticas, por ejemplo, el cierre del programa “Conectar Igualdad”, uno de los proyectos más representativos del gobierno anterior. Claro que también hay cuestiones más pequeñas que son imperceptibles si se las mira con los lentes de las grandes políticas.
Desde Al Margen quisimos ver qué pasa en el día a día de las escuelas de Bariloche y por eso nos acercamos al barrio Malvinas, a la Escuela Nº 315, una institución con mucha llegada a las familias y que, como nos cuenta Leonardo Basanta, su director, se mueve en la misma dinámica que el barrio. Las escuelas en contextos sociales vulnerables tienen una permeabilidad distinta a la realidad territorial, el contacto con el barrio es sin intermediarios y muchas veces son instituciones referentes de las familias. Por eso cómo se viven días de movilización como el de este miércoles siempre resulta un buen ejercicio de compresión.
Al Margen- ¿Cómo es actualmente la relación entre el barrio y la escuela?
Leonardo: Lo que estamos observando es, en primera instancia, muchos más desocupados y una dificultad en la accesibilidad al trabajo, no hay oferta laboral. Por otra parte dejaron de existir muchas cooperativas que daban trabajo a las familias del barrio. Esto a nosotros nos crea un problema porque la gente empieza a presionar con temas sociales, a las que no todos pueden tener acceso.
Otra cuestión que notamos mucho es que viene mucha gente a pedirnos comida. Y eso comenzó de nuevo este año. Habíamos visto que desde hace unos años esto no pasaba, te digo desde el 2012. Hay gente que nosotros podemos darles sistemáticamente de lunes a viernes. Son familias distintas a las que venían antes, que las vamos sosteniendo en el tiempo, vienen a buscar el pan que nos sobra o la comida que nos sobra.
– ¿Cómo escuela, pueden sostener eso?
– En algunas situaciones sí. Pero por otro lado estamos cubriendo un lugar que antes ocupaban otras instituciones. Por ejemplo, yo estoy en la interbarrial, donde nos enteramos que la Municipalidad no está entregando la misma cantidad de bolsas de comida que entregaba antes. Redujeron la cantidad de comida que entregaban. O la provincia que tenía otros programas los fueron cerrando.
La realidad se va complejizando día a día. Y a la vez los vecinos se van organizando para pedir más cosas, por ejemplo mayores empleos. En la obra que se está haciendo de ampliación en la escuela nosotros pedimos que se contratara gente del barrio, y por suerte así fue, pero eso no alcanza.
En los barrios Nahuel Hue y Malvinas viven, como vimos en el último censo, unas 1200 personas. Lo cual quiere decir que hay una alta cantidad de familias en el barrio, y nosotros en la escuela tenemos unos 360 alumnos de esas familias.
– ¿Cómo se posicionan frente al paro como escuela?
– La mayoría de los maestros no adherimos, pero en estos últimos cuatro paros todos se sumaron. Lo primero que nosotros solicitamos es el aumento salarial, porque perdimos poder adquisitivo. En primer lugar porque el dinero dejó de valer lo que valía, y en segundo, por la inflación. Por eso estamos pidiendo un aumento del 20 por ciento en nuestro salario.
Las familias de la escuela nos plantearon mucho apoyo, nos dicen que nosotros tenemos que ir primero exigiendo ese aumento. Algunos sí se muestran enojados porque hacemos paro. Pero la mayoría piensa que si nosotros no pedimos aumentos ellos no pueden hacerlo.
A diferencia de muchos trabajadores nosotros estamos más organizados, trabajamos en blanco y estamos sindicalizados. Tenemos una capacidad colectiva de reclamo, que esto no es algo que muchas familias de la escuela puedan hacer porque tienen condiciones precarias de trabajo. Por ejemplo, trabajan más de 10 horas y en negro. Y los docentes, al estar sindicalizados, podemos pedir mejores condiciones, no sólo para nosotros, sino también para los chicos. Mejor comida, mejores condiciones aúlicas y estructurales. No vamos a una sola punta.
– ¿Ves que la UNTER refleja esos pedidos o apunta sólo a los salarial?
– Algunas veces se centra en las reivindicaciones salariales, y nosotros en zonas más vulnerables nos damos cuenta que debería hacer un reclamo más amplio. Nos damos cuenta que muchas veces los chicos vienen sin comer o comen con muchas ganas acá en la escuela, porque acá desde sala de cuatro a séptimo grado comen acá. Pero queremos que no empeore la comida, y hay que sostenerlo. Es algo que la UNTER tiene que sostener.
– ¿Y en cuanto a lo pedagógico?
– También es otra de las cuestiones que hay que rescatar. En la escuela particularmente nos toca de dos maneras. En la charla que tuvimos con los maestros para definir cómo nos parábamos frente al paro se charló que es necesario explicarle a los pibes por qué estamos en un conflicto, y que no atañe al gobierno provincial, nada más, sino que también implica al gobierno nacional. Son figuras elegidas popularmente y de manera legal, pero después discutimos si ellos tienen la legitimidad. Por ejemplo, si nos llegan a incrementar la edad jubilatoria no es que impacta sólo en los docentes, sino que va a afectar al conjunto de la clase trabajadora. Así como también nos impacta a todos, el impuesto a las ganancias; sea camionero o sea docente, ese es un impuesto al trabajo y no a la riqueza como fue pensado originalmente. Y nosotros también discutimos cómo el Estado redistribuye eso.
– Entonces a Uds. los afectan tanto las cuestiones regionales como lo que se decide en Buenos Aires…
– Exacto. Te cuento un caso: la mayoría de los docentes estamos haciendo postítulos, en este momento los profesores de esos cursos están en huelga porque no les renueva el contrato desde el Ministerio de Nación. Nos afecta a todos.
También nos afecta que nos hayan sacado programas sociales. Por ejemplo el Programa País, que era del Sedronar, y apuntaba a los chicos con adicciones y consumo problemático. Esto a nosotros como escuela nos afecta, porque son chicos que vienen acá. No podemos desconocer este problema, porque esos pibes van a terminar boyando.
Lo mismo pasó con el CAI y el CAJ, que tuvieron mucho tiempo sin saber cómo se seguía. Todo marzo estuvimos sin actividades, porque eso necesita recursos económicos y humanos.
Otro programa que tuvo mucha incertidumbre fue el PIIE (Programa Integral para la Igualdad Educativa), donde en primer momento se le habían sacado los recursos y ahora volvieron, pero con otras condiciones. Entonces implica un trabajo a pulmón de los maestros.
– En perspectiva, ¿Cómo ves el impacto que pueden tener los paros?
– Creo que hay paros que van a ser claves, que van a definir un poco más la situación que es provincial. Nosotros no podemos en este momento dejar de dialogar con la familia y explicar cuáles son nuestras necesidades y también cuáles son nuestros proyectos. La escuela pública tiene un rol prioritario en los barrios más vulnerables, que es por lo que luchamos los maestros. O sea, nosotros queremos la educación de mejor calidad para los pibes más vulnerables. Ahora, uno puede decir que esto no es equitativo… No, claro que no, porque el punto de inicio tampoco es equitativo. Entonces luchamos porque los maestros tengan una buena condición para dar clase, porque eso mejora lo pedagógico, mejora lo que pasa en el aula. Porque en ese punto es donde la educación se convierte en político. Yo enseño para no reproducir desigualdades.
En esta escuela los chicos más grandes te pueden decir qué piensan del paro, porque nosotros buscamos que ellos se posiciones. El problema sería si nosotros perdemos el diálogo con la familia. Ya tuvimos rupturas así, por ejemplo en los ’90. Por suerte pudimos aprender de eso, y nos ayudó a formar nuestra visión política a futuro.
Por Agustin Assaneo
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen.