Un grupo de docentes de la Universidad Nacional de Río Negro se reunía en Viedma el Viernes 6 de mayo. Viajaron desde distintas ciudades de nuestra provincia. Llegaron con la intención de defender la educación pública. Pintaron las banderas con colores que les recordaban a los 12 compañeros que despidieron de sus cargos. Tomaron mate en los micros para acercar las distancias que los alejaban de sus casas pero los acercaba a medidas y reclamos justos. La cita era a la mañana. El encuentro era entre el Rector Carlos Del Bello con su equipo y ocho representantes del gremio. El objetivo era conciso, la realización de una conciliación obligatoria que haga cumplir el Convenio Colectivo de Trabajo vigente en el resto de las Universidades Nacionales.
La mañana se hizo mediodía. Los delegados esperaron con sus cartas, datos, firmas, banderas y mates. La otra parte nunca apareció.
Convenio implica un acuerdo ganado. Colectivo significa un grupo de personas organizadas. Trabajo refiere a un derecho innegociable.
Tal vez por estar ocupado recibiendo un nuevo cargo político en el mundillo académico, Del Bello no lo sospecha siquiera. Acaso los que siguen a rajatabla el plan para desmantelar las Universidades Nacionales no lo creen posible. Pero históricamente atrás de un profesor al que no se le paga, al que despiden y precarizan hay aulas llenas de cerebros y almas que no dan ni un paso atrás.
Nuestras banderas denuncian que la educación del pueblo se está vendiendo.
Pero también advierten que la seguiremos defendiendo.
Desde el Equipo de Comunicación Popular del Colectivo Al Margen denunciamos y advertimos.
Porque si tocan un aula nos tocan a todos.
Por Equipo de Comunicacion Popular Colectivo Al Margen